El escándalo que involucra al presidente Gustavo Petro y a Papá Pitufo ha cobrado un nuevo giro. En una entrevista reciente publicada en el periódico oficial del gobierno Vida, Petro reveló detalles sobre su relación con Diego Marín Buitrago, alias Papá Pitufo, un reconocido contrabandista con vínculos en la política y los negocios ilícitos. Las declaraciones del mandatario no solo han avivado el debate público, sino que también han dejado entrever los intentos de infiltración en su campaña presidencial.
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Uno de los episodios que más ha llamado la atención fue el viaje que el presidente Petro realizó a Buenaventura durante la precampaña electoral. En sus declaraciones, Petro explicó que debido a las lluvias torrenciales, un miembro de su equipo le ofreció la posibilidad de tomar una avioneta para llegar puntualmente a una reunión. Fue entonces cuando, según su relato, la aeronave en cuestión resultó ser propiedad de Papá Pitufo. Sin embargo, el mandatario aseguró que no conocía la identidad del propietario de la avioneta en ese momento. “Nunca supe que esa avioneta era de él”, indicó Petro, quien afirmó que la matrícula de la aeronave no registraba ninguna información relevante en ese momento.
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El presidente detalló que la situación se complicó aún más cuando uno de los acompañantes del vuelo tomó fotos del viaje. Estas imágenes habrían sido destinadas a ser entregadas a Papá Pitufo como una posible forma de extorsión. Aunque el chantaje nunca se llevó a cabo, Petro señaló que este intento de manipulación no fue suficiente para comprarlo.
Intentos de infiltración en la campaña
A lo largo de la entrevista, el presidente Petro también abordó otros intentos de Papá Pitufo para acercarse a su campaña. Según Petro, Marín trató de infiltrarse por varios canales, entre ellos a través de su esposa, Verónica Alcócer. El contrabandista habría intentado acercarse a la primera dama mediante un intermediario, proponiendo proyectos de obras para la iglesia católica. Sin embargo, Alcócer fue consciente de las intenciones de Marín y evitó caer en la trampa.
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El mandatario también aprovechó la ocasión para aclarar que, hasta hace poco, el nombre de Diego Marín era completamente desconocido para él. “La verdad tengo que decir que el nombre de Diego Marín era desconocido, hasta hace muy poco”, aseguró Petro. De acuerdo con sus declaraciones, Marín, quien inicialmente era percibido como un empresario respetable dentro de la sociedad bogotana, no fue identificado como una amenaza hasta mucho después de los hechos.
Petro recalcó que, en ese momento, no existía ninguna alerta sobre las conexiones de Marín con actividades ilícitas, aunque, con el tiempo, se descubrió su implicación en el contrabando. El mandatario destacó que su equipo de campaña no estaba al tanto de su historial delictivo, lo que hizo que la relación con la avioneta y los intentos de infiltración pasaran desapercibidos en su momento.
