Cuando de sufrimiento se trata es bien sabido que el conflicto armado colombiano no distingue edades, sexos ni bandos. Pero muy poco se ha hablado de que tampoco tiene piedad por unas u otras especies.
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La senadora Esmeralda Hernández, del Pacto Histórico, impulsará un proyecto de ley con el fin de que los animales y los ecosistemas sean reconocidos como víctimas del conflicto. Aunque historias hay muchas, las cifras son más bien escasas, pues el Estado colombiano poco se ha preocupado por cuantificar la magnitud del daño que ha generado la guerra en animales silvestres, domesticados y de corral.
La senadora Hernández habló con PUBLIMETRO sobre su iniciativa y dio detalles de lo que se propone.
¿Cuáles serán los efectos prácticos de declarar a los animales como víctimas del conflicto armado en Colombia?
Lo que busca este proyecto de ley es reconocer y reivindicar a los animales como parte de la discusión. No puede ser una cosa aislada. No puede ser una cosa que esté por fuera de la discusión, porque son el escenario del conflicto. Y, segundo, buscamos que haya efectos prácticos como que se puedan identificar y caracterizar los daños a los ecosistemas y a los animales.
Pongo un ejemplo, hace algunos años en Antioquia, con una carga de explosivos enorme, hubo una voladura de un oleoducto que contaminó un río entero. Hubo 84 personas muertas, pero nunca se cuantificó el daño al río. Nunca se cuantificó cuántas especies murieron envenenadas, cuántas murieron porque no tenían acceso a agua o alimento. Eso nunca hizo parte de la discusión. Entonces la idea es que el Estado colombiano pueda decir que este ecosistema se vio afectado por esta intervención y estos fueron los daños ecosistémicos.
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Ahora, si uno revisa los macrocasos que aborda la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), por ningún lado uno encuentra ni un río ni un tema ambiental asociado al conflicto. ¿Nosotros qué pedimos? Que se incluya un macrocaso y que puedan, a partir de allí, analizarse las consecuencias y empezar a generar institucionalidad para repararlos.
Lo que buscamos, entonces es que se caracterice y que, como parte de las hojas de ruta, se incluya a los animales.
Hubo familias enteras que han tenido que salir dejando animales compañeros que hacen parte de su familia, perros y gatos. Pero también han dejado abandonados a su suerte a animales de granja como cerdos, gallinas y vacas, que además de ser animales con una una sintiencia propia, que quedan abandonados a su suerte, también dejan afectadas a las familias.
También se trata de una cuestión económica…
Exacto. Y eso no se ha visto y no se ha abordado en las hojas de ruta y en las rutas de atención, que es lo que nosotros decimos. Si pueden evacuar, que se revise la posibilidad de que los albergues puedan entregarles un plato de comida a los animales con los que evacúan las familias. Que puedan ser atendidos si sufren alguna herida o lesión como parte del conflicto. Que haya por lo menos un veterinario, que le puedan dar un medicamento.
¿Ese reconocimiento va a ser para reparaciones colectivas o también podría ser individual?
Hay distintos tipos de reparación. Las reparaciones colectivas tienen que ver, por ejemplo, con la recuperación de ecosistemas completos, con reconocerlos como ecosistemas protegidos, que están en recuperación. Que haya intervenciones colectivas en esos escenarios, que se prioricen los pagos para servicios ambientales, que se prioricen intervenciones de reforestación, esas pueden ser reparaciones colectivas, pero ese no es el único tipo.
La gente cree que es plata y plata. Pero cuando uno va, por ejemplo, al Centro Nacional de Memoria Histórica, es muy escasa la historia alrededor de lo que ha sufrido la vida animal y la vida ecosistémica en el conflicto. Allí también se repara. Es decir que la gente a futuro, cuando estemos en paz, pueda decir “vea, a los animales los utilizaron como armas de guerra”.
Cuando se presentó el caso del burro bomba en el departamento de Sucre eso fue inaudito. Cuando uno revisa los casos jurídicos alrededor de ese hecho, uno se da cuenta de que encontraban una cantidad de irregularidades alrededor de la persona que murió que estaba allí con el burro, de los policías que murieron, de lo que significa un arma trampa, porque las armas trampa están penalizadas en nuestro Código Penal.
Hay un protocolo internacional sobre armas convencionales en el que se prohíbe el uso de armas trampa asociadas a animales vivos o muertos. En Colombia, no. Los animales como armas, como medios o como estrategias de guerra no están prohibidos ni penalizados, entonces otro mecanismo para resarcir, por ejemplo el tema de caballo marcado con las iniciales del Eln que fue mutilado lo podemos reivindicar revisando el Código Penal e incluyendo la penalización de los animales como armas de guerra.
¿Cómo sería esa pena?
El artículo ya existe, es el 142 del Código Penal. ¿Qué dice el artículo? Que se prohíbe el uso de armas ilícitas o trampa en el desarrollo del conflicto. Ya está delimitado lo que significa un arma trampa o un arma ilícita. Pero los animales no están. Entonces no tendríamos que modificar penas, sino simplemente adecuar el Código para que se reconozca que en el marco del conflicto no se puede utilizar un animal como un arma de guerra. Primero, porque estamos torturando, estamos masacrando a un animal que no tiene idea de lo que pasa. Y segundo, porque es una situación en la que se engaña flagrantemente a la ciudadanía.
En los escenarios de los desplazamientos masivos los animales quedan allí. Pero también los grupos ilegales los han usado como armas para disuadir o amenazar a la ciudadanía. Por ejemplo, llegan y les matan su ganado. Eso lo utilizan con el fin de que las familias se atemoricen y salgan del territorio.
En caso de que se llegue al acuerdo de que no se pueden utilizar animales en el marco del conflicto, ¿esto también aplicaría para la Fuerza Pública?
Pues yo estoy en contra de la utilización de animales por parte de la Fuerza Pública. Creo que hemos tenido avances importantes. Por ejemplo, en la disuasión de disturbios y demás, ya no se pueden utilizar animales.
En este punto, para mí lo lógico sería que no se pudiesen utilizar los animales porque ya existen otras tecnologías que sirven, por ejemplo, para identificar minas antipersonas, explosivos y demás. Lo que pasa es que es una discusión un poco más compleja que tendríamos que poner sobre la mesa para que, en el debate del Congreso, se tome una decisión después de tener una disertación frente al tema.
¿Esa discusión no la tocaría este proyecto de ley?
Estamos evaluándolo, porque por supuesto es un tema más complejo. Creo que habría que dar una alternativa o permitir un período de transición para que las Fuerzas Militares transiten hacia unas alternativas que sean tecnológicas y que eviten el uso de animales.
Hemos visto que la financiación del Acuerdo de Paz con las Farc ha tenido dificultades, ¿asignarle una nueva carga al Estado colombiano no afectaría la financiación de nuevos procesos de paz?
En Colombia se han identificado aproximadamente 10 millones de personas víctimas del conflicto. Se han reparado menos de 2 millones de personas. Y lo que nosotros aquí estamos diciendo no es “quítenle la plata a humanos para reparar animales”. Yo creo que lo que estamos diciendo es que le agreguemos una nueva dimensión a la reparación y al reconocimiento de las víctimas que finalmente beneficia a los seres humanos.
En el caso del Magdalena Medio, las comunidades que han resultado afectadas y que se han reconocido como víctimas de la violencia le han solicitado a la JEP que reconozcan al río Magdalena como víctima, porque hace parte también de su cosmovisión, de la manera en la que ellos viven. De hecho, hay unas declaraciones muy lindas en las que la comunidad dice: “Es que si le hacen daño al río, nos hacen daño a nosotros. Si nos hacen daño a nosotros que cuidamos el río, le hacen daño a él”. Entonces, piden que reconozcan al río porque debe ser protegido en el marco del conflicto.
Cuando se hace una reparación más abierta, más integral, más allá de un tema individual persona por persona, tú no puedes dejar de lado el ambiente.