Este 20 de enero se dio uno de los eventos geopolíticos más importantes del mundo durante el 2025: la posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos. Su llegada a la Casa Blanca tiene muchas repercusiones para Colombia. Pero las relaciones bilaterales no empezaron con el pie derecho. La semana pasada el presidente Gustavo Petro hizo un fuerte pronunciamiento en el que cuestionó a Trump, a quien señaló de invitar a su posesión solo a extremistas afines a su línea ideológica.
(Lea además: Se va la ministra de Transporte del Gobierno Petro: así va quedando el gabinete ministerial).
“Cuestiono que a la posesión de Trump vaya solo la extrema derecha, invitada por él, o como en el caso colombiano, por su partido, incluso la extrema derecha manchada con las masacres. No quieren hablar con la diversidad y, por tanto, quieren imponer. América Latina no es solo diversidad, sino soledad, y esa soledad debe terminar”, indicó el presidente Petro en su cuenta oficial en la red social X.
Un día después se conoció que María Fernanda Cabal, una de las más acérrimas opositoras del presidente Petro, había recibido la invitación para ir a la posesión del presidente Trump. PUBLIMETRO habló con dos expertos que se refirieron a este atropellado comienzo de la relación bilateral y a lo que puede esperar Colombia durante los próximos años del Partido Republicano en el poder.
Para David Varela, profesor de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Potificia Universidad Javeriana y doctor en Asuntos Internacionales de la Universidad Johns Hopkins, las declaraciones del presidente Petro y la invitación de Trump a Cabal representan un “comienzo preocupante”. Entre otras cosas, sostuvo que no es común que este tipo de invitaciones sean dirigidas a representantes de la oposición.
Si bien todo apunta a que el equipo diplomático de Colombia en Estados Unidos será el que asista a la posesión de Trump, es cierto que el electo mandatario estadounidense no le envió una invitación directa al presidente Petro.
Entre tanto, Alejandro Bohórquez-Keeney, docente de la Facultad de Finanzas y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, sostuvo que es clave entender el contexto en el que se dio esta invitación. “Trump es un empresario, alguien que es de amigos y enemigos. El que invite a María Fernanda Cabal es un espaldarazo. Está básicamente diciéndole que espera que sea la próxima presidente de Colombia. Es más, si miramos el cronograma, el presidente Petro ya está de salida, está en su último año y medio de su presidencia”, sostuvo Bohórquez-Keeney.
Las personalidades de Petro y Trump
Aunque pertenecen a orillas ideológicas diametralmente distintas, el Petro y Trump son bien conocidos en el mundo político por su carácter fuerte, un aspecto personal que se convierte en un tema de interés público debido al poder que manejan en sus respectivos países. Ambos
El profesor Varela recordó que durante el primer período presidencial de Trump las relaciones bilaterales con Estados Unidos se mantuvieron relativamente estables. Sin embargo, no descartó que el hecho de tener un presidente de izquierda en Colombia pueda generar cambios significativos.
“Pero también debe combinarse esa variable con los canales diplomáticos que existen y que son más de la Cancillería y del Departamento de Estado. Mientras esos canales se sigan utilizando, uno puede anticipar estabilidad en las relaciones independientemente del signo idoelógico de los presidentes. Pero si comienzan a utilizar la diplomacia del micrófono y se hacen declaraciones altisonantes a los medios o en sus redes sociales, entonces se salen de los canales diplomáticos y salen a un territorio difícilmente predecible”, explicó el profesor Varela.
¿Cuáles serán los temas claves durante los próximos años?
Para Colombia, Estados Unidos es un socio clave, determinante en asuntos comerciales y geopolíticos, pero esa relación es asimétrica. La cruda verdad es que Colombia no está dentro de las prioridades de la agenda estadounidense en el mundo.
Así lo señala el profesor Varela, quien recuerda que el país norteamericano tiene preocupaciones más urgentes en otras partes del mundo. Es evidente que el Medio Oriente, China e incluso la guerra entre Rusia y Ucrania van a copar las prioridades de Trump y de su secretario de Estado, Marco Rubio.
No obstante, Varela advirtió que existe la posibilidad de que Colombia cobre relevancia debido a los problemas políticos y la compleja situación humanitaria que atraviesa Venezuela. El régimen de Nicolás Maduro acabó de renovar su estancia en el poder y espera estar al frente de Venezuela durante los próximos seis años.
Pero más allá de la posición de Colombia frente al país vecino, lo cierto es que la presión de Trump en asuntos como el control del narcotráfico y la migración podría incrementarse.
“El presidente Trump es una persona muy casada con sus posturas. ‘Se tiene que hacer como yo digo o no se hace’, cosa que comparte con el presidente Petro, si somos honestos. Entonces, él va a querer que volvamos a usar glifosato o cosas que ya han demostrado su inefectividad, sino también su impacto ambiental. El presidente Petro le apunta a una política a una política más estructural: si la gente no pasa necesidades, no tiene que cultivar coca. Lo que pasa es que ese proceso puede ser certero, pero es lento. Toma trabajo, tiempo y paciencia, mientras que Trump va a pedir que se reduzcan (los cultivos de coca) ya”, indicó el profesor Bohórquez-Keeney.
Y sostuvo que un posible incremento en las tensiones no se va a ver reflejado tanto en acciones bélicas, sino más bien en la reducción de ayudas económicas, una de las vía que usa Estados Unidos para ejerccer presión.
También consideró que Colombia podría atravesar dificultades comerciales y económicas si las relaciones se vuelven más tensas. Esto debido a que Estados Unidos es un importante socio de Colombia. Entre otras cosas, porque aporta una gran cantidad de ayuda humanitaria que puede resultar clave para financiar múltiples políticas sociales.
“Colombia no es un país exportador y lo poco que exporta lo exporta a Estados Unidos. Es un apretón de tuercas que nos puede dar duro”, concluyó el profesor Bohórquez-Keeney.
