El 17 de enero, la Defensoría del Pueblo confirmó un nuevo secuestro masivo en la región del Catatumbo, Norte de Santander, realizado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN). El suceso, ocurrido en el corregimiento de Aserrío, en el municipio de Teorama, ha generado gran consternación en la comunidad local y pone de manifiesto la creciente ola de violencia en esta zona histórica del conflicto armado colombiano.
PUBLICIDAD
Le puede interesar: ¿Por qué ha escalado la violencia entre el ELN y disidencias de las Farc en el Catatumbo?
De acuerdo con la información proporcionada por la Defensoría del Pueblo y confirmada por Noticias RCN, 20 personas fueron retenidas por el ELN en la tarde del viernes. Entre las víctimas se encuentran al menos 10 mujeres. La identidad de los secuestrados aún no ha sido revelada, lo que aumenta la incertidumbre y preocupación en la región.
La noticia de este secuestro llega en medio de un contexto de violencia creciente en el Catatumbo, una zona conocida por su disputa territorial entre grupos armados ilegales, especialmente el ELN y las disidencias de las Farc. Las autoridades locales, apoyadas por organismos de derechos humanos, están trabajando intensamente para esclarecer las circunstancias del secuestro y liberar a las víctimas, pero hasta el momento, los detalles son escasos y el paradero de los secuestrados sigue siendo incierto.
Le puede interesar: ELN niega tener responsabilidad en la masacre de la familia en Tibú y acusa a las disidencias de las Farc
La región del Catatumbo ha sido históricamente afectada por el conflicto armado y la presencia de grupos ilegales dedicados al narcotráfico y otras actividades criminales. Esta situación ha generado una constante inseguridad, donde las comunidades locales se ven atrapadas entre los enfrentamientos y las dinámicas de control territorial de estos grupos. Según fuentes oficiales, las comunidades de la zona viven bajo el constante temor de nuevos actos de violencia, que a menudo se traducen en desplazamientos forzados hacia otras regiones del país.
En este sentido, el secuestro masivo no es un hecho aislado. La presencia de actores armados en la región ha generado un clima de desconfianza, lo que dificulta la tarea de las autoridades para garantizar la seguridad de los habitantes. La situación se complica aún más por el control que estos grupos ilegales ejercen sobre vastas zonas del territorio, lo que limita la intervención efectiva de las fuerzas de seguridad.
PUBLICIDAD
Le puede interesar: “La paz nunca puede cerrar totalmente las puertas”: Otty Patiño se pronunció sobre suspensión de diálogos de paz
El secuestro masivo es un nuevo recordatorio de la vulnerabilidad del Catatumbo y de la persistencia de la violencia en Norte de Santander, a pesar de los esfuerzos del Gobierno para mejorar la seguridad en la región. Las autoridades continúan su labor para localizar a los responsables y esclarecer las razones detrás de este ataque, mientras tanto, las familias de las víctimas y los habitantes de la región permanecen en una angustiosa espera.
El Catatumbo sigue siendo un escenario de violencia constante, lo que hace más urgente que las instituciones del Estado y las fuerzas de seguridad redoblen sus esfuerzos para restaurar la paz en la zona.