Este 10 de enero Nicolás Maduro se posesionará como presidente de Venezuela, tras unas elecciones viciadas en las que la oposición liderada por Edmundo González y María Corina Machado reclaman su puesto en Miraflores basados en las actas electorales en su poder y que están en salvo resguardo en República Dominicana. Ante el evento en el que el régimen pretende establecerse por seis años más en el poder, miles de personas salieron a manifestarse en distintas ciudades del globo como Bogotá, urbe en la que cientos de trabajadores venezolanos pertenecientes a la cadena Rappi y otras del mismo rubro, salieron a mostrar su inconformismo.
La dura situación económica y social que ha enfrentado el vecino país desde hace años, ha llevado a millones de sus habitantes a migrar y buscar un mejor futuro en otras tierras como Colombia, territorio que ha recibido a dos millones ochocientos mil venezolanos, algunos de ellos trabajando en profesiones a las que no se dedicaban en su país.
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Justamente un grupo de domiciliarios decidió unirse, desde la lejanía, a las marchas convocadas por la oposición venezolana en pasado jueves 9 de enero, y lo hicieron tomándose una de las principales arterías viales de la capital colombiana, la carrera séptima, sitio en el que pasaron con sus motorizados pitando y elevando las banderas de su patria; marchas que fueron escoltados por funcionarios de la Secretaría de Movilidad.
Cabe acotar que en las movilizaciones que tuvieron lugar en Caracas, ocurrió un suceso que sigue ocasionando indignación a nivel internacional, luego de que María Corina fuese detenida por las fuerzas del régimen, para tiempo después aparecer en un clip indicando que se encontraba bien y segura; imágenes que imágenes que son “falsas o realizadas de manera obligada”, según las palabras de otras figuras políticas alineadas a la visión de Maria Corina, como Leopoldo López.
