El incremento de las plazas laborales para prestar servicios sexuales a través de internet ha tenido un impacto profundo en la sociedad colombiana. Muestra de ello es un informe lanzado por la organización Human Rights Watch (HRW) este lunes 9 de diciembre sobre las modelos webcam. Allí revela las tristes condiciones que atraviesan estas trabajadoras, en su mayoría mujeres.
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De acuerdo con el documento, las modelos webcam son víctimas de “graves abusos” por parte de sus empleadores, que en este caso son los estudios que producen contenidos para mayores de edad.
“Las modelos denuncian condiciones antihigiénicas, turnos de 18 horas sin descansos y coacciones para realizar actuaciones sexuales que consideran degradantes, traumatizantes o físicamente dolorosas”, advirtió HRW en un comunicado de prensa.
El documento publicado por la organización sin ánimo de lucro consta de 175 páginas y recoge testimonios y datos tomados de la industria webcam en cuatro importantes ciudades de Colombia: Bogotá, Medellín, Cali y Palmira.
El informe arrojó datos preocupantes. Por ejemplo, las modelos webcam señalaron que en algunos casos los estudios se quedan hasta con el 70 por ciento de lo que ganan en las plataformas. Por ello, señalaron que esas páginas web, que operan desde Europa y Estados Unidos, deberían “abordar de inmediato” los vejámenes que sufren las modelos webcam colombianas.
“Las trabajadoras sexuales merecen las mismas protecciones laborales que todos los trabajadores en virtud del derecho internacional de los derechos humanos, pero la industria multimillonaria de las webcams ha evitado en gran medida el escrutinio de los abusos en sus cadenas de suministro”, sostuvo Erin Kilbride, investigadora de Human Rights Watch y autora del informe, citada en el comunicado de prensa publicado por la misma organización.
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Robo de salarios y sitios de trabajo con insectos
En su informe, HRW describe con detalle las malas condiciones a las que se enfrentan las modelos webcam en Colombia. Por ejemplo, mencionaron que deben trabajar en cubículos pequeños con falta de ventilación y, en algunos casos, con “infestaciones” de insectos como cucarachas y chinches.
También han denunciado que sufren abusos de tipo verbal, físico y sexual de parte de los estudios. Además, señalaron que las condicionan para hacer actos sexuales para los cuales no habían dado su consentimiento previamente.
“Las condiciones laborales incluyen el robo de salarios, multas por hacer pausas para comer e ir al baño, y teclados de ordenador, mouse y muebles cubiertos de fluidos corporales de otros empleados. Las trabajadoras desarrollaron erupciones cutáneas e infecciones y carecieron de apoyo en materia de salud mental”, añadió HRW.
Y revelaron el triste testimonio de una mujer trans de nacionalidad boliviana que trabajaba en un estudio webcam de Bogotá. Cuando pidió que detuvieran un acto de penetración porque estaba sufriendo “dolor extremo”, le contestaron que parar afectaría la calificación de la transmisión, con lo cual se vio obligada a seguir con el acto sexual.
Algunas modelos empezaron a trabajar antes de ser mayores de edad
“La mayoría dijo que querían ahorrar dinero para comprar su propio equipo y hacer transmisión desde casa, donde podrían controlar mejor sus horas y actuaciones. Sin embargo, las modelos informaron que los estudios a menudo se niegan a ceder el control de las cuentas, obligando a las modelos a empezar de cero si quieren dejar el estudio”, agregó HRW.
También revelaron que en algunos casos empezaron a trabajar con estudios antes de ser mayores de edad y denunciaron que usaban cuentas de mujeres adultas para transmitir sus contenidos.
“Las plataformas deben examinar, revisar o adoptar procesos sólidos y receptivos para garantizar que las trabajadoras conserven la plena propiedad de sus propias cuentas, a fin de ayudar a evitar que se eludan las restricciones de edad que conducen a la participación de niñas, niños y adolescentes en la industria”, advirtió HRW.