La carrera por la presidencia de Estados Unidos entre Kamala Harris y Donald Trump no solo determina el futuro político del país, sino que también puede influir en la paz y estabilidad global. Según el excanciller Julio Londoño Paredes, el próximo presidente se enfrentará a uno de los escenarios más desafiantes de la historia reciente. Con elecciones programadas para el 5 de noviembre, el mundo entero está atento a este crucial evento.
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Desde la elección de Donald Trump en 2016, el panorama mundial ha cambiado drásticamente. En aquel entonces, la situación global era muy diferente; lo mismo ocurrió en 2020, cuando Joe Biden y Kamala Harris asumieron el poder en medio de una crisis de confianza en la democracia estadounidense. El nuevo presidente que tome el mando se encontrará ante conflictos bélicos imprevistos, como la invasión de Ucrania por parte de Rusia, que ha reconfigurado las relaciones internacionales.
La reciente colaboración militar entre Corea del Norte y Rusia sugiere la formación de un eje bélico que recuerda las tensiones de la Segunda Guerra Mundial. Mientras tanto, el aumento de la capacidad nuclear de Kim Jong-Un presenta una amenaza directa, especialmente hacia la costa oeste de Estados Unidos.
Tensiones en Medio Oriente
El conflicto en el Medio Oriente también ha tomado un giro inesperado tras el ataque de Hamás el 7 de octubre del año pasado. Este ataque ha llevado a Israel a enfrentarse en múltiples frentes, enfrentando no solo a Hamás, sino también a Hezbolá y a los hutíes. La percepción tradicional de apoyo inquebrantable a Israel entre los estadounidenses está comenzando a cambiar, a medida que las acciones en Gaza generan críticas y deterioran la solidaridad.
El nuevo presidente debe considerar cómo equilibrar el apoyo a Israel sin alienar a su propia población y al mismo tiempo responder a la creciente amenaza del terrorismo. La postura que adopte hacia Ucrania y el Medio Oriente tendrá repercusiones profundas, no solo para Estados Unidos, sino también para la comunidad internacional.
Desafíos regionales y globales
La situación se complica aún más con el ascenso de China como un actor global significativo. Con su creciente influencia en América Latina y maniobras militares en Taiwán, China se presenta como un tercer competidor en el escenario internacional. A su vez, el tema migratorio se ha vuelto un eje central en la campaña presidencial, exacerbado por la crisis en países como Venezuela y Colombia.
La administración que asuma el control en enero deberá enfrentar una ola de migración que afecta a diversas regiones y que ha generado preocupaciones sobre la seguridad en EE. UU. No es solo un problema interno; la estabilidad en América Latina es vital para la política exterior estadounidense. La situación en Cuba, aunque menos inmediata, también es parte del rompecabezas, ya que una significativa parte de la población cubana ha emigrado en busca de mejores oportunidades.
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El Impacto de las elecciones del Congreso
El resultado de las elecciones para el Congreso también tendrá implicaciones cruciales para la política exterior estadounidense. Con una renovación completa de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado en juego, la capacidad del nuevo presidente para implementar su agenda se verá influenciada por la composición legislativa.
Independientemente de quién gane, es probable que la relación entre Estados Unidos y Colombia se mantenga estable, priorizando la cooperación en temas de seguridad y narcotráfico. La estrategia estadounidense seguirá siendo la de contener la producción de cocaína y evitar que la región se convierta en un foco de terrorismo.