La tragedia de Gisele Pelicot, una mujer de 71 años que fue drogada y abusada sexualmente por múltiples hombres a lo largo de una década, ha destapado una de las historias más espeluznantes en la reciente historia judicial de Francia, detalló el Daily Mail. Lo más perturbador de este caso es que su propio esposo, Dominique Pelicot, de la misma edad, fue el cerebro detrás de este atroz plan. En un chalet en el tranquilo pueblo de Mazan, en el sur de Francia, Pelicot sedaba a su esposa sin su consentimiento y luego permitía que hasta 50 hombres la abusaran sexualmente, filmando y fotografiando los crímenes.
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Los detalles de esta historia han salido a la luz en el juicio celebrado en Avignon, donde se acusa a Pelicot y a decenas de hombres de violación y abuso sexual. Los hechos han provocado un profundo malestar en la sociedad francesa, que no puede comprender cómo este abuso sistemático pudo durar tanto tiempo sin ser descubierto. Sin embargo, gracias a la valentía de Gisele, quien renunció a su derecho de anonimato, el caso ha sido expuesto ante la opinión pública.
Los cómplices: hombres de todas las clases sociales
El caso ha sorprendido por la diversidad de los acusados. Los hombres que participaron en los abusos provienen de diferentes ámbitos de la sociedad. Entre ellos figuran un bombero retirado, un pintor, un trabajador ocasional, y un empresario local, todos aparentemente sin conexiones previas entre sí, más allá de haber sido contactados por Pelicot a través de foros de internet para practicar sus depravados actos.
Uno de los nombres que más ha resonado es el de Hugues Malago, un trabajador ligado a las motocicletas y corredor ocasional de 39 años. Malago admitió haber conocido a Dominique Pelicot a través de un sitio de internet para encuentros sexuales entre parejas y dijo que buscaba emociones intensas luego de haber sufrido un accidente en 2012. Al igual que muchos otros acusados, Malago intentó justificarse diciendo que fue “engañado” por Pelicot, quien le hizo creer que la participación de su esposa era consensuada. Sin embargo, las pruebas presentadas en el juicio, incluidas más de 20.000 fotos y videos, demuestran lo contrario.
Otro de los acusados, Andy Rodríguez, un trabajador agrícola de 37 años, contó en el tribunal que aceptó la oferta de Pelicot para acudir a su casa en Mazan simplemente porque “no tenía nada más que hacer en la víspera de Año Nuevo”. Rodríguez, al igual que otros, insiste en que no tenía intención de violar a Gisele, pero su participación está registrada en las imágenes que Pelicot tomó de los abusos.
El más anciano de los acusados es Jacques Cubeau, un bombero retirado de 72 años, quien, a diferencia de muchos de sus coacusados, ofreció una disculpa pública a Gisele durante el juicio. Cubeau, visiblemente afectado, le dijo: “Madame, cuando supe lo que había sufrido, me devastó. Participar en esto me destruyó. Espero que usted y su familia puedan superar esto”. Sus palabras contrastaron con las de otros acusados, que han tratado de evadir responsabilidades.
Un esposo manipulador y sin remordimientos
Dominique Pelicot, conocido ahora como el “Monstruo de Avignon”, ha sido el principal acusado en este juicio. Durante el proceso, Pelicot admitió su culpabilidad sin remordimientos y afirmó que todos los demás acusados también son culpables. “Soy un violador, como todos en esta sala”, declaró frente al tribunal, dejando en claro que no estaba dispuesto a asumir toda la culpa.
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El plan de Pelicot fue calculado meticulosamente durante años. Utilizaba sedantes potentes para mantener a su esposa inconsciente durante los abusos, y luego organizaba las visitas de los hombres a su casa, pidiéndoles que dejaran sus coches en un estacionamiento cercano para no levantar sospechas. Les daba instrucciones precisas sobre cómo debían actuar, incluso pidiéndoles que se desnudaran por completo antes de entrar al dormitorio donde Gisele yacía inconsciente. Pelicot no solo disfrutaba observando estos abusos, sino que también los documentaba minuciosamente en archivos digitales.
Un juicio que marca un precedente en Francia
El juicio en Avignon ha sido seguido de cerca tanto por los medios franceses como por la comunidad internacional. Lo que hace este caso aún más escalofriante es el hecho de que, a lo largo de los años, Gisele no tenía idea de lo que estaba ocurriendo. Al estar completamente sedada durante los abusos, no fue consciente de la magnitud del horror hasta que las autoridades descubrieron las pruebas en noviembre de 2020.
La decisión de Gisele de renunciar a su anonimato ha sido aclamada como un acto de gran coraje, lo que ha permitido que el caso tenga una visibilidad que de otro modo no habría tenido. Los juicios por violación en Francia suelen celebrarse en privado para proteger la dignidad de las víctimas, pero Gisele quiso que el mundo conociera lo que había sufrido.
La exposición pública de los implicados ha llevado a un intenso debate sobre la responsabilidad de los acusados. Aunque muchos de ellos intentan argumentar que fueron manipulados por Pelicot, la fiscalía ha demostrado que los hombres participaron de manera consciente en los abusos, y que la supuesta “ignorancia” de algunos de ellos es difícil de probar. El juicio continúa, y se espera que las sentencias sean ejemplares, marcando un precedente en la lucha contra la violencia sexual en Francia.
Este caso no solo ha provocado un debate sobre la violencia de género, sino también sobre el uso de internet como una herramienta para la captación de personas vulnerables y la complicidad en crímenes de abuso. El juicio de Dominique Pelicot y sus cómplices es, sin duda, uno de los más significativos en la historia reciente de Francia, y su desenlace será crucial para las víctimas de este tipo de crímenes. Gisele Pelicot, por su parte, ha dado un paso adelante para visibilizar el abuso que sufrió y para garantizar que su historia sea conocida por todos.