Un fiscal adscrito a la Dirección Especializada contra el Narcotráfico presentó ante un juez con función de control de garantías a cinco personas que habrían integrado una organización ilegal encargada de producir cocaína en Caquetá.
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Se trata de Carlos Julio Cerquera Reyes, Aura Lidia Carlos Scalante, Emmerson Andrés Álzate Duque, Camila Cerquera Claros y Carla Vanessa Cerquera Claros. Estas personas fueron capturadas durante diligencias de registro y allanamiento adelantadas en varios inmuebles de Florencia (Caquetá).
En el operativo, adelantado con el apoyo del grupo antinarcóticos de Policía Nacional, fueron incautados cuatro kilogramos de cocaína. El material probatorio recolectado evidencia que estas personas se habrían coordinado para dinamizar la producción y comercio de las sustancias ilegales. Para este fin contarían con sus propios cultivos y un laboratorio en zona rural de Florencia para el procesamiento de narcóticos.
Las investigaciones adelantadas por la Fiscalía determinaron que los estupefacientes iban camuflados en electrodomésticos y encomiendas que eran enviados a través de una empresa de mensajería en Caquetá con destino a Bogotá. Finalmente, en los lugares de destino distribuían a otras bandas ilegales las sustancias que eran comercializadas al menudeo
Para este fin, Álzate Duque se aprovecharía de su condición de trabajadores de esa empresa de mensajería, su rol era recoger los estupefacientes y aforarlos mediante encomiendas con el fin de evadir los controles de las autoridades. Además, sería el químico de la estructura, en su poder estaba el definir las sustancias controladas que debían ser adquiridas para el procesamiento de estupefacientes.
Información en poder del ente acusador evidenciaría que Cerquera Reyes sería el cabecilla de la red; además de ser quien velaba por las finanzas de la estructura, supervisaba el cultivo, la producción, y transporte de los alijos.
Por su parte, Carlos Scalante y las hermanas Cerquera Claros estarían encargadas de recibir los cargamentos en la capital del país, así como de entregarlos a los compradores habituales.
La Fiscalía imputó a los procesados, según su posible grado de responsabilidad, los delitos de concierto para delinquir y tráfico, fabricación o porte de estupefacientes agravado, cargos que no fueron aceptados.