El aeropuerto El Dorado de Bogotá, reconocido como el mejor de Sudamérica por Skytrax, enfrenta una crisis que podría poner en riesgo la seguridad aérea de Colombia. Aunque la terminal recibe más de 32 millones de pasajeros anualmente y gestiona cerca del 80% del tráfico aéreo del país, la torre de control, crucial para el funcionamiento del aeropuerto, está en un estado alarmante de deterioro.
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Recientemente, una investigación de la revista SEMANA reveló que la torre de control, que se inauguró en 2015 con una inversión de aproximadamente 150.000 millones de pesos, presenta serias deficiencias. El estado de las instalaciones es tan grave que los trabajadores temen por su seguridad. La torre, que incluye áreas administrativas, de descanso y operativas, muestra signos evidentes de deterioro: desde baldosas desajustadas y puertas rotas hasta problemas graves de humedad que afectan tanto las áreas de trabajo como las zonas de descanso.
En el área administrativa, las oficinas y la sala de crisis están en un estado deplorable. La humedad ha provocado la caída de baldosas y la filtración de agua en varias áreas, incluyendo la cafetería y el comedor para el personal. Los trabajadores han reportado suelos inundados y cielorrasos dañados, obligándolos a utilizar baldes para contener el agua que gotea constantemente.
El deterioro también afecta a las áreas de descanso de los controladores, quienes deben lidiar con moho en las paredes y problemas respiratorios derivados de la exposición a la humedad. Los baños están en condiciones igualmente malas, con fallas en las tuberías y constantes filtraciones que han causado el colapso de baldosas y techos.
Uno de los problemas más críticos es la falta de mantenimiento en el ascensor de la torre de control, que se descompone con frecuencia. Los controladores aéreos se ven obligados a subir los 13 pisos de la torre por las escaleras, una tarea que se vuelve aún más peligrosa cuando el agua se acumula y crea condiciones resbaladizas. Este problema ha sido documentado con videos proporcionados por los propios trabajadores, quienes también han reportado caídas y accidentes debido a las malas condiciones.
El presidente del sindicato Aserpaci, Demetrio Capador, ha señalado que estos problemas no son nuevos. Desde 2017, se ha advertido sobre los riesgos operacionales derivados de la estructura deteriorada de la torre, y a pesar de un contrato de reparación de más de 3.300 millones de pesos firmado en mayo de 2023, las obras avanzan a un ritmo insuficiente. Según los informes, solo se ha ejecutado el 36,83% del contrato hasta diciembre de 2023, y las deficiencias continúan sin solución.
Capador también ha destacado que esta crisis no es exclusiva de El Dorado. Otros aeropuertos del país, como el de Providencia y Guaymaral, también enfrentan problemas similares que afectan la seguridad y eficiencia de las operaciones aéreas.
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A pesar de los esfuerzos por parte de SEMANA para obtener una respuesta de la Aeronáutica Civil sobre esta crisis, la entidad no ha proporcionado comentarios al cierre de esta edición. La falta de acción inmediata podría tener consecuencias graves para la seguridad aérea del país, destacando la necesidad urgente de abordar las deficiencias en la infraestructura del aeropuerto El Dorado y en otras terminales que enfrentan problemas similares.
La situación pone en evidencia una negligencia administrativa que podría poner en riesgo vidas, y es imperativo que se tomen medidas para asegurar que las instalaciones aéreas en Colombia cumplan con los estándares de seguridad necesarios para proteger tanto a los trabajadores como a los pasajeros.