El mandato de Gustavo Petro como presidente llegó a la mitad este miércoles 7 de agosto. Bajo las banderas del cambio y con una agenda de izquierda, él y la vicepresidenta Francia Márquez aterrizaron en la Casa de Nariño con más de 11 millones de votos.
Tras 24 meses de mandato, recordamos los aciertos, los escándalos y los chicharrones que ha dejado el paso de Gustavo Petro por la Presidencia.
Los aciertos y las victorias
En segundo lugar está el turismo. Si bien la idea del presidente Petro de que la industria turística pueda reemplazar a la industria petrolera no está cerca de materializarse en Colombia, lo cierto es que este renglón económico sí ha tenido un gran impulso. En junio el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo anunció que el valor agregado del turismo en 2023 fue de 33,2 billones de pesos, la cifra más alta desde que se creó la medición de este indicador en 2015.
En materia política, el Gobierno Nacional se anotó su principal victoria con la aprobación de la reforma pensional. Aunque la ley ha sido cuestionada por algunos sectores, haber logrado su aprobación fue una victoria del Ejecutivo en el Congreso. Una de sus principales banderas es la creación de un pilar solidario que les dará 225.000 pesos a 2 millones de adultos mayores que no resultaban cobijados por el sistema pensional actual.
Los escándalos
Todos los escándalos que han puesto a la Casa de Nariño en el ojo del huracán han tenido nombres propios.
El caso de corrupción más grande del Gobierno Petro tuvo que ver con la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD). El exdirector de esa entidad, Olmedo López, y su antiguo subalterno, Sneyder Pinilla, han confesado ser los protagonistas de actos de corrupción que habrían tenido como objetivo sobornar a congresistas para pasar proyectos de ley. Entre los salpicados están el actual ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, el exdirector del Dapre, Carlos Ramón González, y la consejera presidencial para las Regiones, Sandra Ortiz.
Por ahora, se espera que Olmedo y Pinilla revelen las pruebas de los supuestos hechos de corrupción.
En segundo lugar están los cuestionamientos a Laura Sarabia, actual directora del Dapre. Su exniñera, Marelbis Meza aseguró en entrevista con la Revista Semana que supuestamente fue conducida y sometida a una prueba de polígrafo de forma irregular debido a un bolso de dinero que se le perdió a Sarabia en su casa. Este testimonio generó un escándalo nacional. Más aún, porque el coronel Óscar Dávila, quien trabajaba en Inteligencia de la Presidencia y había sido citado por la justicia para hablar de este caso, se suicidó. Después de estos hechos, Laura Sarabia, quien entonces era jefe de gabinete, salió de su cargo. Sin embargo, más tarde volvió a la Casa de Nariño como directora del Dapre.
De otro lado, estuvieron los audios filtrados de Armando Benedetti, que dejaron claro el complejo ajedrez que se juega dentro de los muros de la Casa de Nariño. Benedetti se refirió a supuestos hechos irregulares que tenían que ver con la financiación de la campaña del presidente Petro. Además, insultó en múltiples ocasiones a Laura Sarabia, quien lo acabó denunciando ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Después del escándalo, Benedetti dejó de ser embajador de Colombia en Venezuela y pasó a representar al país ante la FAO. Vale decir que por nuevos señalamientos de presunta violencia de género en su contra, la Cancillería está adelantando una investigación en su contra.
Los chicharrones que le quedan
Quizás el más grande de todos es la paz total. El primer mandatario inició diálogos de paz a nivel nacional con el ELN, la Segunda Marquetalia y el Estado Mayor Central. Además, ha tenido acercamientos con el Clan del Golfo y ha logrado algunos avances con bandas locales de Buenaventura y Medellín. Sin embargo, las mesas de negociación han resultado inestables y hay demasiados frentes de diálogo abiertos difíciles de cerrar. La mesa con el ELN está en crisis y hubo una ruptura en el interior del Estado Mayor Central. Además, la implementación del Acuerdo de Paz firmado entre las Farc y el Gobierno del expresidente Juan Manuel Santos sigue cruda e incluso Petro le pidió a la ONU ampliar el plazo para cumplir con lo pactado.
Otro chicharrón enorme es la salud. La reforma que propuso el Gobierno se hundió en el Congreso durante el primer semestre de este año y, mientras tanto, el sistema ha demostrado su fragilidad. Algunas EPS han solicitado ser liquidadas y aún no es claro si se convertirán en gestoras tal y como lo ha propuesto el primer mandatario. Esto reduciría sus responsabilidades dentro del sistema, pero también les asignaría nuevas tareas a distintas entidades del Estado, lo cual ha generado críticas e inquietud en algunos sectores.
