Esta semana hubo gran tensión en el Congreso de la República por cuenta de un debate de control político que se llevó a cabo para escuchar al ministro de Defensa, Iván Velásquez. Uno de los citantes fue el senador de Alianza Verde Jotape Hernández, quien tuvo fuertes discusiones con otros congresistas de la bancada de Gobierno.
Entre otras cosas, hubo un intenso intercambio de opiniones entre Hernández y la senadora del Pacto Histórico, María José Pizarro. En varios videos que fueron compartidos masivamente en redes sociales se observa cómo el senador interrumpe a Pizarro mientras está interviniendo en el Congreso. La senadora se exaspera tanto, que acaba por llamar a Hernández “perro rabioso”.
El comportamiento del senador fue duramente cuestionado por mujeres de distintos sectores políticos que pidieron su expulsión del partido Alianza Verde. Tanto así, que la colectividad está analizando la continuidad de Hernandez. Según el propio senador, le notificaron que le abrieron una investigación disciplinaria con la cual se evaluará su posible destitución.
“Me permito informarle al país que durante varios meses, he sido atacado por mujeres senadoras del Pacto Histórico, las cuales con montajes, como el realizado desde la oficina de la Senadora Isabel Zuleta, quien pretendió destruir mi trabajo legislativo; insultos como los lanzados constantemente por la ex senadora Piedad Córdoba, quien no paraba de tratarme como HP, e insultos como los recibidos por parte de La Señora Maria José Pizarro, quien me ha tratado de perro, animal, aliado del narcotráfico”, sostuvo Jotape Hernández en un comunicado público.
Agregó que han intentado dañar su buen nombre, la honra y la imagen que tiene como congresista. Y advirtió que ha respondido a esos señalamientos con “contundencia”.
“Mis respuestas han sido razón para que desde el Partido Alianza Verde se me ataque y constantemente sea perseguido por un sector petrista y aliado del Gobierno al que en varias ocasiones he denunciado”, indicó Jotape.
Y concluyó señalando que se defenderá y que las pretensiones que tendría un sector de la colectividad no solo apuntarían a expulsarlo del partido, sino también a “arrebatarle” su curul en el Senado.