Aunque se especulaba que uno de los objetivos del presidente Gustavo Petro en su viaje a China era hablar con su homólogo sobre el futuro de la Primera Línea del Metro, esto no se habría dialogado entre ambos mandatarios o, al menos, no quedó consignado en los treinta y un puntos de la Declaración Conjunta sobre el Establecimiento de la Asociación Estratégica suscrito el pasado 25 de octubre tras la reunión que sostuvieron en el Gran Salón del Pueblo, Pekín.
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En el documento firmado, solo quedó registrado en el punto 20, el objetivo de ambas naciones de impulsar “proyectos de inversión en infraestructura de transporte a nivel nacional y regional, así como sistemas de movilidad urbana sostenible, priorizando modos que generen menores emisiones con especial énfasis en el sector ferroviario, mediante instrumentos que no aumenten la carga de la deuda, ni limiten el espacio fiscal de los dos países, sino que contribuyan a reducir el nivel de endeudamiento”.
Y es que el jefe de Estado colombiano ha insistido en que parte del primer tramo de este transporte eléctrico sea también subterráneo y no solo elevado, tal como ya está contratado y que tiene un avance del 18 %. Una iniciativa que ha sostenido desde su paso por la Alcaldía de Bogotá en 2014.
Por ello, aunque supuestamente no lo dialogó con el presidente de la Asamblea Popular de China, Zhao Leji, sí lo hizo con cuatro directivos de las empresas Xi’an Metro Company Limited y China Harbour Engineering Company Limited, encargados de la construcción, operación y mantenimiento de esta primera megaobra de transporte que estará a una altura de 13,5 metros (a nivel de riel) y constará de 23,9 km.
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Al término del encuentro, Petro señaló a los medios que “hay coincidencia en que técnicamente se pueden desarrollar en la primera línea del Metro de Bogotá dos fases: una elevada y otra subterránea, utilizando los estudios que en mi Alcaldía se hicieron y los estudios que se hicieron en las siguientes alcaldías”.
Y es que el presidente pretende que el tramo soterrado sea desde la carrera 50 con avenida 1 de Mayo hasta la calle 72 con carrera 11. “No implicaría mayores demoras. Técnicamente es posible. Jurídicamente también. La pregunta es si políticamente”.
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Fue a través de su cuenta en X, como es usual, donde dio más detalles de la conversación con los altos funcionarios de la sociedad Chec que agrupa a las dos empresas mencionadas anteriormente. “Si la administración distrital de Bogotá quiere, el gobierno nacional financiará el 100% de la primera línea. La firma contratista está dispuesta a allanarse a modificar de común acuerdo el contrato sin modificar su objeto, para que se pueda licitar una fase de metro subterráneo de Bogotá”.
Aunque la voluntad del Gobierno en términos de financiación es clara, cabe recordar que según la Ley 310 de 1996 o Ley de Metros, Artículo 2, estipula que la Nación y sus entidades descentralizadas podrán realizar inversiones dentro del Marco Fiscal de Mediano Plazo con un mínimo del 40 % y hasta por un 70 % en proyectos de sistemas de transporte público de pasajeros y el 30 % restante lo ponen las ciudades.
A pesar de ello, en el aprobado Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026, el Gobierno metió el Artículo 173 el cual determina que la Nación sí podrá cofinanciar a un monto superior del 70 %. “Jurídicamente también es viable porque se licita la fase subterránea de manera independiente”, agregó el presidente, a pesar de las dudas sobre si ese mismo consorcio u otro, construya ese tramo subterráneo.
Si bien la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, dijo que “el futuro del metro no depende en nada de la reunión que tenga el presidente en China. Depende de a quién se elija de alcalde”, el único que en sus propuestas estaba cambiar el trazado de la Primera Línea, era Gustavo Bolívar por el Partido del Pacto Histórico.
Sin embargo, recientemente se acercó a una Notaría de Bogotá para firmar y autenticar un compromiso con los bogotanos de no modificarla, tal como pretende su jefe de Partido, limitando así su anhelado objetivo.