Hasta el final de sus días, el maestro Fernando Botero, pintó. Así lo dijo su hija Lina Botero, en medio de la lamentable noticia por su muerte a sus 91 años. “Hasta el sábado pasado estuvo pintando. Ya no al óleo porque le costaba mucho trabajo. Se cansaba mucho estar de pie. Pero si estaba trabajando en acuarela. Todos los días venía al estudio y trabajaba 4 horas”.
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Y es que este pintor y escultor paisa, fue “rebelde” en no seguir los pasos de torero que su padre le había guiado y desde su adolescencia, los pinceles y materiales fueron su gran aliado.
Durante su carrera artística, Botero pinto más de 8.000 obras, de las cuales, 189 están en el Museo de Antioquia entre pinturas y dibujos; 23 esculturas de bronce también donadas en este departamento; un Museo que lleva su nombre y está ubicado en Bogotá; y demás obras en el Museo Nacional.
¿Por qué las pinturas de Fernando Botero son personas gordas?
Una característica inigualable de Fernando Botero, que traspasó fronteras y rompió barreras del lenguaje, fue pintar personas y personajes gordos.
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Desde La Monalisa, la Virgen María, Pablo Escobar, monjas, sacerdotes, niños, caballos, toreros, prostitutas y hasta desnudos, fueron fuente de inspiración para dibujarlos con un cuerpo no hegemónico.
Fue por esto que en varias ocasiones le preguntaron al maestro por qué este estilo de arte, a lo que él respondió que “así se crean campos de color”, durante una entrevista a El País de España en 1992.
Por su parte, su hijo Juan Carlos Botero, señaló que decir que su padre pintaba gordos “es una afirmación un tanto simplista. Para crear en elementos gordos en sus cuadros tendría que haber también elementos delgados para resaltar la gordura, pero no los hay, por una cosa es la gordura y otra lo es el volumen. El estilo de Botero gira precisamente en torno a esa propuesta, exaltar el volumen de las cosas para darles grandeza”.
