La hoja de coca pareciera no tener límites en el territorio nacional. Con 230.000 hectáreas, Colombia registró un récord histórico en cifras relacionadas con la producción de la planta base para la realización de coca, según el más reciente informe del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de Naciones Unidas (Simci). A pesar de la alarmante cifra, el Gobierno del presidente Gustavo Petro advirtió que este proceso se encuentra en desaceleración, por lo que abogarán por implementar una Política de Drogas que sea condescendiente y poco agresiva con el medioambiente.
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Según cifras reportadas por Simic, en 2022 el país continuó con una tendencia al alza tras presentar un incremento del 13% del total de narcocultivos a nivel nacional, alcanzando nuevamente un máximo histórico (230.000 hectáreas) sobre las 204.000 registras en 2021 (26.000 más). Además, la producción de clorhidrato de cocaína también se disparó en un 24%, lo que se traduciría en 1.738 toneladas.
Tres departamentos concentran el 65% de toda la coca en Colombia
Según la Oficina de las Naciones Unidas para las Drogas y el Delito (Unodc, de sus siglas en inglés), tres departamentos con posiciones fronterizas estratégicas para las rutas del narcotráfico, concentran una elevada proporción de la planta. Nariño, Putumayo y Norte de Santander tienen el 65% de la coca que se cultiva en el país. Estos departamentos son claves, no solo por poseer terrenos de características especiales para la producción, sino porque allí convergen rutas del narcotráfico controladas por grupos al margen de la ley, que manejan el negocio criminal a su antojo.
La región del Catatumbo, Norte de Santander, se catalogó como el territorio cocalero con mayor productividad en Colombia. Desde ese punto nororiental se colinda con Venezuela, mientras Nariño y Putumayo se encuentran en límites con Ecuador, el primero con salida al océano pacífico (Nariño).
“Los grupos ilegales prefieren generar dinero en lugar de mantener el control territorial. Esto contribuye a que las zonas estratégicas donde los cultivos de coca se ubican sean donde se facilita la producción y tráfico, como las fronteras terrestres y marítimas de Nariño, Catatumbo y Putumayo”, explicó Candice Welsch, representante regional de Unodc para la región andina y el cono sur.
Aunque el Catatumbo se ha caracterizado por el ser el territorio con mayor producción a nivel global, fue un repunte significativo de 20.000 hectáreas en el Putumayo el que marcó este nuevo incremento que posicionó a Colombia como el máximo exponente mundial en producción de coca.
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Ante esto, el ministro de Justicia, Néstor Osuna, resaltó que “casi todo el incremento (cultivos) tuvo lugar en el departamento de Putumayo”, por lo que procedió a argumentar que el cultivo del ilícito está focalizado en ciertas regiones del país. Aseguró que la “idea del país inundado de coca no es cierta”, en un intento por defender que la concentración de los cultivos está centrada unos cuantos departamentos fronterizos.
El Gobierno presentó su nueva política contra las drogas, ¿funcionará?
El presidente Gustavo Petro presentó junto a su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, la que será su política de drogas. Lo hizo durante la Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas, que se realizó el fin de semana pasado en Cali, frente a delegados de 19 países y observadores.
1) Asfixiar las mafias alrededor del narcotráfico.
De la mano del Ministerio de Justicia, el Gobierno definió este nuevo proyecto como un esfuerzo por “asfixiar” las mafias relacionadas con el negocio criminal del narcotráfico. Esa postura no es nueva. Desde un principio, el presidente Petro ha venido insistiendo en la necesidad de cambiar el paradigma de la política de lucha contra las drogas, “lucha” que calificó como un “fracaso”.
A través de esta nueva política, el Gobierno busca centrar sus esfuerzos en golpear a las organizaciones criminales que se lucran del narcotráfico, y no a los pequeños productores campesinos. Petro pidió dejar de criminalizar a los eslabones más débiles, como lo son campesinos cultivadores. Por el contrario, pidió luchar contra los ‘peces gordos’ que se lucran ‘a costillas’ de los más pobres.
2) Oxigenar y establecer cercanía con las comunidades en los territorios.
Algo que llamó la atención, es que a través de esta política prometieron darle “oxígeno” a los campesinos. Es decir, no se concentrarán en atacar a los pequeños productores que poco se benefician del negocio. Por el contrario, atacarán a los grandes eslabones y llevarán la presencia del Estado colombiano a los territorios más afectados para establecer diálogos con las comunidades.
Esta es una estrategia ambiciosa. Aunque su diseño está pensado para operar durante los próximos 10 años, busca reducir cerca del 40% la producción de cocaína en los tres años que le quedan de gobierno a Gustavo Petro. Según el ministro Osuna, de las 90.000 hectáreas que plantean reducir, 69.000 se erradicarían de manera voluntaria. Las 23.000 restantes son casos puntuales en los que se hará de manera forzosa.
La erradicación será una alternativa que propone el Gobierno para evitar a toda costa la aspersión de glifosato, sustancia efectiva para destruir los cultivos, pero letal para el medio ambiente y la salud humana.
Además, apoyarán 50.000 de las aproximadamente 115.000 familias que sobreviven produciendo hoja coca en Colombia. El Gobierno establecerá mecanismos de negociación para hacer una transición a la economía legal.
Con esta nueva política, el Gobierno Nacional se la ‘jugará’ por hacer frente las drogas, que históricamente, han sido el combustible que mantiene con vida el conflicto armado en Colombia. Será un desafío para el presidente Gustavo Petro reducir la batida de un propio récord en el país, sumado a los múltiples procesos de paz simultáneos que se adelantan con diversos grupos ilegales, que tradicionalmente se han beneficiado de la coca.
Finalmente, del resultado de este proyecto se sabrá el futuro de las relaciones entre Bogotá y Washington.