Finalmente el Ministerio de Salud anunció que en los próximos días estará listo el decreto que permitirá de nuevo el funcionamiento de los centros para el sacrificio de ganado y comercialización de cárnicos, conocidos como mataderos municipales. Así se cumplirá una de las promesas de campaña del presidente Gustavo Petro con la que busca bajar el precio de la carne, aunque a los grandes comerciantes no les suene tanto la idea.
El ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, dijo esta semana durante un debate de control político desarrollado en la Comisión Séptima del Senado que este proyecto se hará como parte del plan de la ejecución presupuestal de las vigencias 2023 y 2024.
El ministro Jaramillo recordó que con la reapertura de los mataderos municipales los campesinos podrán volver a comercializar sus productos y acabar así con los monopolios de los frigoríficos, que han elevado el precio interno de la carne.
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Y justamente a esos monopolios se refirió Petro recién llegó a la Presidencia, cuando dijo: “Colombia no puede quedar en un monopolio de frigoríficos de carne de res, se ha llegado a ese punto porque el Invima acabó con la figura del matadero municipal, hay que dar vuelta atrás”.
En la actualidad, el presidente hace mención a su idea resaltando el beneficio que traerá a los colombianos: “el objetivo al recuperar la figura del matadero municipal al que hay que tecnificar, es bajar el precio de la carne”.
No obstante, el ministro de Salud advirtió que estos centros de sacrificio deberán cumplir con las condiciones de buena atención y salubridad, que serán exigidos en la resolución.
“Junto con el INVIMA vigilaremos y controlaremos estos centro de sacrificio para que funcionen con todos los reglamentos y condiciones sanitarias que exige la salud pública”, aclaró el ministro.
Jaramillo también manifestó que con la reapertura de los mataderos municipales se reducirán los costos de traslado del ganado, se mitigará el flagelo del abigeato y se evitará el sacrificio de animales en potreros que no tienen ningún control.
Pese a estas estimaciones, desde la Asociación de Frigoríficos de Colombia (Asofricol) no le tienen mucha fe al programa, ya que consideran que la apertura de un solo matadero implica una inversión de miles de millones de pesos que difícilmente se recuperarán solo con el consumo local. “Mínimo se necesitan $4.000 millones para uno pequeñito”, indicó Álvaro Urrea, presidente de Asofricol.
En 2016 entró en vigencia el Decreto 1500 de 2007 del Ministerio de Protección Social y con este se cerraron cientos de mataderos por no cumplir con las normas sanitarias y de inocuidad, entre otras.
Por eso, de las 1700 plantas que había en el país en 2007, hoy solo quedan 230.
