Los casos de trata de persona y explotación sexual abundan en Cartagena, donde cada tanto hacen operativos para rescatar a mujeres y niñas de redes criminales que las obligan a prostituirse. Ese es el caso de una mujer a la que vendieron cuando tenía 12 años, en la Torre del Reloj.
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Ella contó que su propia madre vendió su virginidad y desde entonces pasaron seis años hasta que pudo ser rescatada. La periodista Jineth Bedoya reveló en El Tiempo la historia de esta mujer que ha sido víctima de todos los tipos de violencia que una persona pueda padecer.
La mujer contó a esta periodista que su madre llegó a Cartagena víctima del conflicto armado en los Montes de María. Tras muchos años de pobreza extrema, su mamá acudió a un préstamo con los ‘gota a gota’ para poder apaciguar el hambre de su familia.
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Pero un día el cáncer de mama la atacó y no pudo seguir trabajando en la venta de fritos que tenía en Bazurto. Las deudas con los ‘gota a gota’ fueron aumentando y los ‘cobra diario’ se aprovecharon de eso para plantearle un negocio que terminaría destruyendo la vida de la pequeña.
“Aún hoy, después de todos estos años, no tengo claro cuánto le pagaron a mi mamá por mí, cuánto ganó el prestamista, cuánto más la proxeneta que me captó y cuánto pagó el gringo que me compró. Lo cierto es que mi virginidad y el resto de mi vida la vendieron, en una transacción comercial, como quien vende fritos. Me vendieron en la Torre del Reloj. Ahí me recogió Charlie. Tampoco supe, nunca, si ese era su nombre...”, le dijo a El Tiempo.
Tras ser vendida, esta mujer quedó capturada por la red de trata de personas a la corta edad de 12 años. La mantuvieron encerrada en el bar ‘Chica Linda’, que hace poco fue cerrado, y a los 14 años empezaron a sacarla a la Torre del Reloj para que ofreciera sus servicios sexuales a los extranjeros.
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Fue hasta el 2020, en plena pandemia, cuando gracias a un operativo de las autoridades lograron rescatarla de ese bar y ella pudo retomar su vida.
“Yo no oigo noticias, pero cada vez que me dicen que hubo algún operativo en Cartagena, leo y escucho las entrevistas de las autoridades. Quiero saber qué tanto de verdad y de mentira dicen los medios, porque nuestra vida, a quienes nos explotan sexualmente, parece irreal, no le importa a nadie y queda claro para la sociedad que nosotras nos lo buscamos”, contó.