La pandemia más grande de nuestra historia reciente arrancó a finales del 2019. En los meses de noviembre y diciembre se daban a conocer brotes en China, lo que lo hacía ver como una noticia lejana. Semanas después el Covid-19 iba ganando terreno, y fue a fines de marzo que en América Latina nos volcábamos al teletrabajo, medidas de salud y nos sumábamos a este desastre global.
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Una cifra cercana a los 7 millones de víctimas fatales tiñó de rojo al mundo entero. Vacunas se desarrollaron en tiempo récord y todo el mundo luchó en la búsqueda de soluciones, pero también de respuestas, que hasta ahora, tenía respuestas vagas.
Hoy se dio a conocer un artículo de investigación periodística escrito por el equipo de The Sunday Times, donde se revela que el Covid-19 si habría sido creado en un laboratorio de Wuhan, y no respondería a supuestas mutaciones por consumo de animales como se creyó en un comienzo.
Hace un par de meses, información similar venía de parte del FBI de Estados Unidos. “El FBI ha evaluado desde hace tiempo que el origen de la pandemia fue seguramente un posible incidente en un laboratorio en Wuhan”, dijo su director, Christopher Wray, en una entrevista para Fox News. Según publicó en esa oportunidad CNN Internacional, China habría pedido a EE.UU. “que deje de politizar el origen del virus”. Pero tras la nueva información, esto iría más allá. ¿Cuál es la historia detrás del “escape” del Covid-19 desde Wuhan? El reportaje de The Sunday Times, da varias respuestas.
Los hitos que marcaron el escape inicial del coronavirus
El primer hito descubierto por los periodistas Jonathan Calvert y George Arbuthnott, apunta a que en el año 2016, un grupo de investigadores que estaban analizando los distintos tipos de coronavirus descubrieron un nuevo tipo de coronavirus en un pozo minero de Mojiang (con murciélagos), en la provincia de Yunnan.
En esa localidad, “habían muerto personas con síntomas similares a los del Sars”. “En lugar de advertir al mundo, las autoridades chinas no informaron de las víctimas mortales. Los virus encontrados allí se reconocen ahora como los únicos miembros de la familia inmediata del Covid-19 de los que se sabe que existían antes de la pandemia”, señalan en la investigación.
“Crear un virus aún más contagioso para los humanos”
A medida que avanza el relato, más oscura es la realidad expuesta: Fueron transportados al instituto de Wuhan y el trabajo de sus científicos pasó a ser clasificado. “El rastro de papeles empieza a oscurecerse”, dijo un investigador estadounidense.
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“Fue exactamente entonces cuando se puso en marcha el programa clasificado. Mi opinión es que la razón por la que se encubrió Mojiang se debió al secreto militar relacionado con la búsqueda [por parte del ejército] de capacidades de doble uso en armas biológicas virológicas y vacunas”, se señala en el artículo de The Sunday Times. “Según los investigadores estadounidenses, el programa clasificado consistía en hacer que los virus de la mina fueran más infecciosos para los humanos”, añaden.
Una vacuna contra el COVID-19: se empezó a crear antes del 2020
Un hito curioso que se menciona en el artículo es que “investigadores estadounidenses también revelaron que habían recibido pruebas que indicaban que el instituto había estado trabajando en una vacuna antes de la pandemia (en el Instituto de Virología de Wuhan)”.
La fuente señalada por el medio británico dice: “entrevisté a científicos de Asia que mantienen estrechas relaciones con el Instituto de Virología de Wuhan” (...} “Me dijeron que es su creencia que había investigación de vacunas en curso en el otoño de 2019, pertinente a la vacunación Covid-19″.
Ratones humanos: para probar que tan “fatal” podía ser el Covid
Un relato que llama la atención dentro de la investigación periodística, guarda relación con las pruebas “previas” que se estaban realizando en China respecto al coronavirus. Que datan incluso de hace 20 años e involucran a científicos de Estados Unidos también.
El texto señala que el virólogo Ralph Baric, de la Universidad de Carolina del Norte, utilizaba una técnica para fusionar diferentes patógenos mezclando sus genes. Para probar el efecto de estos virus mutantes creados en laboratorio en las personas, creó ratones “humanizados” inyectándoles genes que les permitían desarrollar pulmones y sistemas vasculares similares a los nuestros.
Su objetivo final era crear una vacuna universal contra los virus de tipo Sars, objetivo que aún no se ha alcanzado. Baric era consciente de que este tipo de trabajo de “ganancia de función”, llamado así porque puede aumentar la potencia del virus, era controvertido y podía tener una aplicación siniestra. “Ominosamente, existen herramientas para modificar simultáneamente los genomas para aumentar la virulencia [y] la transmisibilidad”, había escrito en un artículo de 2006. “Estas armas biológicas podrían dirigirse a humanos, animales domesticados o cultivos, causando un impacto devastador en la civilización humana”, advirtió el científico.
Estados Unidos sabía que esto era un peligro
En otra parte del relato de The Sunday Times se señala que “la embajada estadounidense se enteró de los experimentos en Wuhan y envió diplomáticos con experiencia científica a inspeccionar el instituto en enero de 2018, según cables diplomático filtrados a The Washington Post”.
Según se relata, los diplomáticos observaron “una grave escasez de técnicos e investigadores debidamente capacitados, necesarios para operar con seguridad este laboratorio de alta contención”.
La cueva de murciélagos: una investigación previa
Wuhan estaba llevando a cabo experimentos con RaTG13 procedente de una mina de Moijang: que estaba repleta de murciélagos. Tres años antes, habían tomado muestras estudiando a esos murciélagos, e incluso ya habían personas fallecidas. El texto de The Sunday Times agrega que “en el instituto (de Wuhan) se estaban realizando investigaciones militares encubiertas, incluidos experimentos con animales de laboratorio, antes de la pandemia”.
“El Sunday Times ha hablado con tres miembros del equipo. La información que vieron sugiere que los tipos de experimentos arriesgados realizados con los virus Sars de la cueva de Shitou también se llevaron a cabo en secreto con RaTG13 y los otros virus similares al Covid-19 de la mina. “Estaban trabajando con las nueve variantes diferentes de Covid”, declaró uno de los investigadores. Creen que un virus del instituto de Wuhan era incluso más parecido al Covid-19 que el RaTG13. “Estamos seguros de que trabajaban con una variante inédita más cercana, posiblemente recogida en Mojiang”, añadió la fuente”, publican.
En simple: así habría nacido el Covid-19
El Dr. Steven Quay, científico estadounidense que asesoró al Departamento de Estado en su investigación, cree que el secretismo del instituto de Wuhan sobre el virus de la mina nunca tuvo sentido. “Nunca ha habido un ejemplo de un virus de murciélago que infectara directamente a humanos y matara”, dijo. El Sars era un virus de murciélago que infectaba a las personas a través de un animal intermediario. “Si esos mineros murieron por un virus de murciélago, fue la primera vez en la historia de la ciencia humana que eso ocurrió. Y los chinos no lo publicaron”, añadió.
Quay cree que Covid-19 se creó insertando un sitio de escisión de furina en uno de los virus de la mina y haciéndolo pasar en serie por ratones humanizados. Presentó una declaración ante el Senado estadounidense en la que explicaba el proceso. “Infectas a los ratones, esperas una semana más o menos y luego recuperas el virus de los ratones más enfermos. Luego se repite. En cuestión de semanas, esta evolución dirigida producirá un virus capaz de matar a todos los ratones humanizados”. Esto explica por qué desde el principio del brote, dice, el virus pandémico estaba tan notablemente bien adaptado para infectar a los humanos.
“Una nueva era de armas genéticas”
Hay literatura que advertía que esto podía ocurrir: desde antes. En un libro publicado en 2015 por la academia militar de Estados Unidos se analiza cómo los virus Sars representan una “nueva era de armas genéticas” que pueden ser “manipuladas artificialmente en un virus de enfermedad humana emergente, luego convertidas en armas y desatadas”. Los autores son investigadores de la APA, y uno de los editores del libro ha colaborado en numerosos artículos científicos con científicos de Wuhan.
“Hablan de cómo el SARS puede convertirse en un arma fusionándolo con otros virus y “pasando en serie” el mutante resultante para hacerlo más peligroso”, señala el artículo de The Sunday Times.
El momento clave: noviembre de 2019
Tres investigadores del instituto de Wuhan que trabajaban en su laboratorio de nivel 3 en el trabajo de ganancia de función del coronavirus habían enfermado con síntomas de coronavirus en la segunda semana de noviembre de 2019, cuando muchos expertos creen que comenzó la pandemia. Uno de los familiares de los investigadores falleció posteriormente.
Un investigador dijo: “Estábamos seguros como una roca de que probablemente se trataba de Covid-19 porque estaban trabajando en la investigación avanzada de coronavirus en el laboratorio del Dr. Shi. Son biólogos formados de entre treinta y cuarenta años. Los científicos de treinta y cinco años no enferman mucho de gripe”. Ciertamente, hubo mucha actividad en el instituto. El 15 de noviembre expidió una patente para un torniquete destinado a tratar a los investigadores “expuestos accidentalmente, especialmente cuando se producen heridas como pinchazos con agujas y cortes con cuchillas”. Unos días más tarde, solicitó la adquisición de un incinerador para desinfectar el aire que sale de su complejo de laboratorios. El 19 de noviembre, el director de seguridad de la Academia China de Ciencias realizó una visita, según el sitio web del instituto. Se dirigió a una reunión de la dirección del instituto con importantes instrucciones “orales y escritas” del presidente chino, Xi Jinping, en relación con “una situación compleja y grave”, señala el medio británico.
Dan a entender que se solicitaron medidas (como los nuevos elementos de desinfección), de manera tardía, por lo que el laboratorio en cuestión tenía pocas medidas de seguridad.
China no quería apuntar a Wuhan
“Un estudio posterior realizado por académicos de la Universidad de Wuhan localizó los puntos conflictivos de Wuhan donde la gente informaba en las redes sociales de que necesitaba tratamiento para el Covid. En aquel momento, las autoridades se esforzaron por restar importancia a la sugerencia de que el mercado de marisco de Huanan fuera la fuente del brote; el estudio se utilizó para demostrar que los focos iniciales de diciembre y enero se encontraban a varios kilómetros de distancia. Cuando se publicó por primera vez el estudio, el instituto de Wuhan no aparecía marcado en el mapa que proporcionaba”, dice el medio británico.
“Así que un informe del Senado de EE.UU. hizo precisamente eso - y encontró el instituto justo al lado del mayor punto caliente en el mes antes de que la provincia fuera bloqueada el 23 de enero. El primer caso en Gran Bretaña se registró una semana después. Incluso antes de que se informara a Occidente de que un misterioso virus estaba matando gente en Wuhan, las autoridades chinas estaban iniciando una campaña informativa”, señalan, agregando ese curioso dato final.
Hubo un “Covid” aún más terrible que el COVID-19, pero lo contuvieron
Da terror ver que en la investigación se señala que “hubo un coronavirus aún más peligroso”, pero se contuvo. Un reconocido científico, el profesor Richard Ebright describe como “el experimento con coronavirus más peligroso jamás realizado”.
Según se detalla, “los científicos seleccionaron tres virus mutantes cultivados en laboratorio, creados mezclando virus similares al Sars con el WIV1, que habían demostrado infectar células humanas. Estos mutantes se inyectaron en la nariz de ratones albinos con pulmones humanos”.
“El objetivo era ver si los virus podían desencadenar una pandemia si se fusionaban, como podría ocurrir de forma natural en una colonia de murciélagos. El virus WIV1 original se inyectó en otro grupo de ratones a modo de comparación. Se observó a los ratones en sus jaulas durante dos semanas. Los resultados fueron sorprendentes. El virus mutante que fusionaba el WIV1 con el SHC014 mató al 75% de los roedores y fue tres veces más letal que el WIV1 original. En los primeros días de la infección, se descubrió que los pulmones de los ratones, similares a los humanos, contenían una carga víric hasta 10.000 veces superior a la del virus WIV1 original”.
Con esto, los científicos habían creado un supercoronavirus altamente infeccioso con una aterradora tasa de mortalidad que, con toda probabilidad, nunca habría surgido en la naturaleza. El nuevo virus modificado genéticamente no era Covid-19, pero podría haber sido aún más mortífero si se hubiera filtrado. ¿Se seguirán realizando estos experimentos? Una duda que queda presente.