En las últimas horas, los cielos de la ciudad de Nueva York se han oscurecido. Un tono rojizo se posó sobre los rascacielos, haciendo que los residentes entraran en pánico. Incluso, muchos de ellos decidieron usar mascarillas para evitar cualquier tipo de daño a la salud. Sin embargo, autoridades anunciaron que se trata de los efectos que han dejado una serie de incendios forestales en Canadá, país vecino.
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Las autoridades de la capital del mundo recomendaron a los habitantes de la metrópoli limitar sus actividades al aire libre. Esa indicación la reciben porque varias ciudades de la costa este de los Estados Unidos han emitido alertas por la calidad del aire, como consecuencia de las conflagraciones.
Una espesa niebla envolvió la icónica Estatua de la Libertad y el horizonte de la isla de Manhattan, que normalmente brilla bajo el cielo azul de principios del verano boreal. Ante las impactantes imágenes que se viralizaron en redes sociales, las especulaciones no se hicieron esperar. Muchos aseguraron que se trató de una señal “apocalíptica” para la humanidad. Es decir, un indicio para llegar a pensar que ‘el fin del mundo’ estaría cerca. Lo cierto, es que se trata de un problema ambiental grave.
Eric Adams, alcalde de Nueva York, pidió a los ciudadanos evitar pasar tiempo al aire libre: “este no es el día para entrenar para una maratón”, puntualizó en rueda de prensa.
En las últimas horas, medidoras de la calidad del aire en la ciudad reportaron que Nueva York está presentando niveles en la calidad del aire “poco favorables” para la salud humana. Incluso, hace unas horas, Nueva York registró la peor calidad del aire de todas las grandes ciudades.
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¿Por qué el cielo de Nueva York está rojo?
El cielo rojizo y anaranjado de Nueva York se ha viralizado y le ha dado la vuelta al mundo. Según expertos, este fenómeno se llama “dispersión de Rayleigh” y se da por una alta concentración de partículas en el aire.
Según expertos, la luz viaja en ondas con diferentes colores por sus propiedades físicas.
Se dice que la luz azul tiene una longitud de onda corta y se dispersa rápidamente en partículas en la atmósfera. Por el contrario, la luz roja tiene una distancia de onda larga. Es decir, cuando se atraviesa una capa gruesa de humo (por incendios) la luz azul se diluye, pero la luz roja, puede atravesar la atmósfera, pintando el cielo de un rojizo infernal.
