Ana Cristina González es una de las pioneras del movimiento Causa Justa por la Eliminación del Delito de Aborto, desde el cual se radicó la demanda en la Corte Constitucional que concluyó en la sentencia que hizo batir los pañuelos verdes a muchas mujeres el pasado 21 de febrero de 2022. A un año de la sentencia, PUBLIMETRO COLOMBIA conoció de primera mano el balance que hace el movimiento sobre esta decisión y su implementación.
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¿Qué estaba ocurriendo hace un año en Causa Justa?
Realmente no estábamos esperando la sentencia, estábamos absolutamente en la incertidumbre por la salida del magistrado Linares y los plazos nuevamente quedaron indeterminados, no teníamos fecha concreta. Fueron semanas y días de incertidumbre. Yo vivo en Bogotá y Montevideo, entre noviembre y febrero fui unas cuatro veces a Bogotá, cada que llegaba a Montevideo decían que ahora sí iban a decir y yo me devolvía. La Ley de Murphy es experta en eso y el día que realmente decidieron no estaba en Bogotá, pero me sentía allí y estaba conectada con las chicas.
¿Cuál es el balance general que hace a un año de la sentencia, qué avances hay y qué falta?
En términos generales el balance es positivo. Nosotras estábamos pidiendo un cambio de paradigma y una regulación sobre aborto que no incorporara el derecho penal y se regulara desde al ámbito de la salud. La decisión de la Corte Constitucional ha permitido que se abra la conversación en el país en otros niveles, como en los ámbitos más cotidianos, como las amigas, las familias, muchas más personas hablan de una forma más legítima.
Aunque ha sido muy difícil el tema del plazo de 24 semanas, ese modelo también ha permitido que como las mujeres no tienen que justificar por qué van a interrumpir su embarazo, se animen más a buscar los servicios. Por el lado de los profesionales de la salud ese plazo amplio también empieza a debilitar la imagen de que el aborto es un delito.
A nivel político sabemos que estos temas son utilizados siempre por los políticos. En febrero del año pasado todos salieron a hablar de esto porque estábamos en campaña y luego se les olvidó para bien y para mal. Seguramente ahora que empieza nuevamente la campaña agarrarán nuevamente el tema para erosionar. Me parece importante mencionarlo porque es hora de que las mujeres y la sociedad hagamos quedar mal a los políticos y digamos que dejen de utilizar los temas que son vitales para más de la mitad de la población como si fueran un comodín para los momentos cruciales.
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Además, pasa que las mujeres en general interrumpen los embarazos cuando encuentran condiciones para hacerlo de una forma temprana. Cuando no lo hacen, esa responsabilidad no recae sobre ellas, sino sobre los prestadores, que crean barreras y dilatan la prestación. Esto es importante para mostrarle al país que esto es un plazo necesario y que las mujeres lo utilizan de una forma coherente y responsable.
Pero se siguen presentando barreras, hicimos con la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres un balance de los 100 días con datos de mujeres que han tenido barreras ya no por problemas de interpretación sino de desconocimiento de la norma.
También el Gobierno prometió y cumplió, tenemos un marco regulatorio y sanitario que da lineamientos para los actores del sistema de salud para prestar los servicios en coherencia con la sentencia.
El desafío sigue siendo el acceso más igualitario a los servicios porque no es lo mismo cualquier región del país y el otro la despenalización social, que es construir la legitimidad y creo que el año de la sentencia es un buen momento para insistir en esto.
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¿En qué podemos contribuir los medios de comunicación en la despenalización social?
Hay que denunciar las barreras, hay que hacerlo desde distintas orillas del país. En estos momentos emblemáticos, cuando haya un caso, una barrera o alguna situación extrema, frenar y reflexionar para decir: ¿Cómo lo mostramos?.
Nosotros dejamos de ver en gran medida en la prensa, aunque no 100%, que las noticias de aborto esté la foto de una mujer embarazada de 9 meses o una mujer con un bebé en brazos. Las imágenes dicen mucho sobre de qué estamos hablando aquí. Hay que orientar las conversaciones y las noticias para construir un clima en donde este sea un tema del que finalmente dejemos de hablar porque es decisión personal de las mujeres. Y finalmente saber que ese delito tiene que desaparecer materialmente del código, porque siempre estaremos en la discusión si se sigue hablando de que es un delito después de la semana 24 por fuera de las tres causales.
Tenemos que explicarle a la sociedad que los derechos de las mujeres no se ferian ni se plebiscitan. Es como ir a preguntarle a alguien si está de acuerdo con la esclavitud, capaz que habrá gente que le parecerá fenomenal la esclavitud o que las mujeres no estudien, pero esas cosas ya no se preguntan porque se transformaron.
¿Cuáles han sido las principales barreras que se han presentado para quienes van a abortar?
En el universo de las barreras de acceso hay muchas de las que veíamos anteriormente. No se cambia tan fácil en la práctica, a pesar de la norma que salió. Están relacionadas con el desconocimiento del marco legal: por no conocer o ignorar.
Otro elemento son las fallas en la prestación del servicio, porque alegan no tener lineamientos, y ahora se puede responder con más claridad en estos casos. Las otras barreras están en el plano individual, de que digan “estoy en contra o no me parece que esta mujer tan joven o por esa razón vaya a abortar”, se traduce en la violencia, la objeción de conciencia, la dilación de los servicios.
Tuvimos el caso de una mujer a la que argumentaron que no iban a hacer el procedimiento porque “esa Ley la van a tumbar”, porque estaban hablando políticamente sobre el tema los sectores antiderechos. También sucede que les envían a las mujeres una ecografía o les piden requisitos no necesarios. Hay que dejar claro que este marco legal no tiene requisitos, es decir no pueden pedir nada, ni siquiera un examen que les parezca importante.
¿Cómo esta la posición de Colombia en materia de aborto a nivel regional?
En términos legales Colombia es el que está más a la vanguardia de todo el Caribe. Tenemos el modelo más garantista, porque le permite a la mayoría de las mujeres en las primeras semanas de gestación abortar pero también a las más vulnerables que no logran acceder al servicio en las primeras semanas.
Nos ubicamos también como uno de los más progresistas del mundo porque muchos países han determinado plazos de 20, 22 y 24 semanas y algunos pocos están yendo en la dirección que no se use el derecho penal para regular los servicios de aborto.
Pero vivimos en un país desigual y en el aborto, como en muchas otras cosas, el acceso es desigual. No es lo mismo interrumpir un embarazo en Bogotá, que tenerlo que hacer en una zona rural, porque hay menos profesionales, es más difícil la conversación y es más difícil tomar una decisión.
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“Conmemorar es resistir y recordar que protegeremos la sentencia”: Ana Cristina González
¿Por qué conmemorar un año de la sentencia?
Supongamos que hubiese sido otra ley importante y seguramente no estaríamos conmemorando. De alguna manera la conmemoración refleja de entrada lo difícil que es cambiar en esta naturaleza, en el sentido en que la sociedad todavía no está preparada para respetar las decisiones de las mujeres y para tratarnos como sujetos morales plenos.
Es un poco triste sentir que estas conquistas se reciben con mucha fuerza y alegría al saber que muchas mujeres pueden evitar la muerte, el sufrimiento, el dolor, los embarazos no deseados, que no se cambie su proyecto de vida, pero al mismo tiempo está esa sensación de fragilidad, que alguien puede llegar a atacarlo y uno se preocupa por proteger lo que se logró, porque mucha gente utiliza esto para réditos políticos.
Conmemorar es una forma de resistir y enviar el mensaje de que lo vamos a cuidar para que menos mujeres tengan que sufrir, morir, llorar. Hace un año me impresioné mucho de la cantidad de mujeres se me acercaron y lloraba dándome las gracias y yo les preguntaba por qué y me respondían: “por mi abuela, por mi tía, por mi hija que ojalá no le toque lo que me tocó a mí”. Es algo íntimo y desgarrador en la vida de las mujeres que la sociedad no ha entendido. Entonces seguiremos enviando el mensaje de aquí estamos y seguiremos protegiendo esa libre decisión.