Un hecho sin precedentes se está viviendo en Buenaventura, donde por fin se está haciendo realidad el clamor de miles de jóvenes y madres, quienes deseaban que la guerra entre bandas criminales llegara a su fin.
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Esta semana se cumplen los 90 días desde el inicio de un proceso de paz que empezó la Diócesis de Buenaventura, con ayuda del obispo, monseñor Rubén Darío Jaramillo, y que continuó con la política de ‘Paz total’ que anunció el Gobierno de Gustavo Petro.
Ahora, esta etapa que han llamado “fase exploratoria de diálogos entre las bandas ‘Los Espartanos’ y ‘Los Shottas’” se convirtió en “un modelo, un laboratorio de paz para todo el país; no para replicar el mismo proceso, pero sí para generar confianza en otras organizaciones a nivel nacional”, dijo monseñor.
Un partido de fútbol para sellar un acuerdo
“Nosotros estamos acompañándolos a ellos en la decisión autónoma que las dos bandas tomaron a principio del mes de septiembre”, manifestó el Obispo.
Días después, la comunidad organizó un partido de fútbol para sellar la tregua y que los miembros de estos dos grupos tuvieran la oportunidad de socializar, esta vez en un espacio y contextos diferentes.
Monseñor Jaramillo, quien ha sido un representante clave para el acercamiento entre los dos grupos ilegales, manifestó que ellos “quieren acogerse a esta propuesta de país, porque están cansados de la guerra; están pensando en sus hijos, en sus esposas, en su familia. No quieren más sangre, no quieren más muerte y no quieren que los niños terminen en el lugar donde ellos están”.
El siguiente paso, según el alto comisionado para la Paz de Colombia, Danilo Rueda, será “iniciar un escenario de conversaciones para lograr generar garantías y condiciones para que dejen las armas y puedan transitar a un Estado de derecho con todos sus derechos y haciendo procesos de transformación en los barrios”.
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En el mismo contexto, agregó que con el Gobierno del Presidente Petro “ha llegado una esperanza y eso es muy importante, y creemos que la paz comienza con esto, generando confianza y esperanza en estos jóvenes que no la han tenido”.
Reducción histórica en homicidios
La tregua entre estas bandas permitió que este puerto en el Pacífico complete casi 90 días sin muertes violentas entre estos dos grupos.
“En Buenaventura llevábamos más de 2 años tratando de hacer un acercamiento con las bandas y no era posible, porque no había un marco jurídico ni una intención del Estado de acogerlos, pero con la propuesta de ‘Paz total’ se abrió una puerta de esperanza”, indicó el obispo.
“Hoy la gente puede ya desplazarse, el comercio se ha reactivado, el turismo, la ocupación hotelera ha mejorado, y también algunas empresas ya están viendo con optimismo la posibilidad de venir a establecerse en Buenaventura generando empleo y desarrollo”, afirmó.
Además de ponerle fin a los asesinatos, esta tregua permitió la eliminación de las fronteras invisibles en los barrios y la libre circulación de los habitantes del municipio de un lado a otro, sin temor a que una bala los impacte. Por esto, hoy Buenaventura es ejemplo a seguir en otras ciudades donde se viven conflictos internos.