En la audiencia de legalización de captura e imputación de cargos contra los cinco policías que están siendo investigados por el asesinato del llamado ‘abusador de Transmilenio’, la Fiscalía reveló cómo fueron los últimos momentos de vida de este hombre, que murió a manos de otros reclusos en la URI de Puente Aranda, en Bogotá.
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Juan Pablo González quedó capturado por haber abusado sexualmente a las afueras de una estación de Transmilenio a Hilay Castro, una joven de 17 años. Pero no duró mucho tiempo vivo en la celda que le asignaron la noche en la que fue detenido.
El fiscal del caso contó que los otros detenidos con los que González compartió celda lo golpearon durante 27 minutos “hasta que perdiera la vida”. El resultado de los estudios posteriores que le hicieron demostró que tenía casi 50 lesiones en todo su cuerpo, además de hematomas y fracturas que reflejaron “la brutalidad del castigo por ser un presunto violador”.
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“Le gritaron que eso le pasaba por haber violado una mujer, le decían que era un violador y que por eso merecía la muerte, quiere decir que los golpes se causaron por castigarlo”, dijo el fiscal, según El Espectador, quien agregó que estas personas en varias oportunidades orinaron sobre él y lo obligaron a tomar de esa orina.
Y agregó que “las lesiones halladas le generaron traumas. La muerte fue lograda porque los victimarios lo colocaron en situación de indefensión y en consecuencia lograron reducirlo físicamente para luego lesionarlo, teniendo en cuenta que la víctima no podía defenderse o evitar la agresión, solamente gritar”.
Pese a los gritos, al parecer, los cinco policías que se encontraban ese día en la URI no hicieron nada y permitieron que los reclusos hicieran justicia por mano propia. Por eso, la Fiscalía les imputará cargos por homicidio agravado en la modalidad dolosa de comisión por omisión, en concurso heterogéneo con la conducta de tortura.
Ninguno de los cinco policías aceptó los cargos.
