El miércoles 24 de noviembre de 2021, 48 niños y niñas, entre los 2 y los 17 años, se presentaron en la Plaza de Bolívar, durante la conmemoración de los cinco años del Acuerdo de Paz, pactado entre el entonces gobierno de Juan Manuel Santos y la exguerrilla de las farc.
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Al unísono, estos hijos e hijas firmantes del proceso en La Habana, interpretaron las canciones Palomita de la Paz, compuesta por Jairo Andrés Sáchica, artista formador del proyecto; y otros temas como Te llevo Aquí, de Charito Acuña; y Toy Contento, de Luis María ‘Billo’ Frometa.
Sin embargo, no fue sino hasta el 18 de agosto de este año, que oficialmente se lanzó el “Coro Hijas e Hijos de la Paz”, en Fragmentos. Un espacio de arte y memoria que creó la artista colombiana Doris Salcedo en 2017, a partir de los fusiles fundidos que dejó la guerra.
Es así, como este coro infantil, apoyado por la ONU y la Fundación FORD, hace parte del programa de Formación Musical de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, formándose en el Centro Filarmónico de la Paz.
Su objetivo es poder consolidar un símbolo de futuro ligado a la implementación del Acuerdo de Paz; avanzar en un proceso formativo de los niños como símbolo de la firma; reiterar el compromiso de la sociedad civil; y, además, ratificar el vínculo que existe entre la paz y la cultura.
Los niños y jóvenes, ensayan los días jueves y sábado, en el Colegio Mayor San Bartolomé, por cerca de 3 horas. Divididos por edades, practican de acuerdo a la tonalidad de cada voz. Y su director, David García, busca que en algún momento pase de un coro a ser la Orquesta Filarmónica de la Paz.
“Esto ha sido muy conmovedor. Detrás de cada firmante hay una historia muy fuerte, donde han sufrido. Y ahora que muchos se encuentran en Bogotá, ha sido muy importante para ellos, porque esto les muestra que sus hijos tienen un lugar en la sociedad. Que no van a ser rechazados. Que son vistos positivamente”.
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“Decir (con orgullo), que soy una hija de los firmantes de paz”
PUBLIMETRO COLOMBIA habló con dos mamás firmantes del acuerdo y sus hijos, para conocer que ha significado este proceso para ellos y que esperan en un futuro de las herramientas que la música les ha dado.
En primer lugar, está Deny Collazos, que trabaja como escolta en Bogotá. Su hija, Marlly Villarraga, tiene 12 años. “La primera vez que la vi montada en un escenario, sentí algo muy lindo y maravilloso. Cada vez que la veo es algo que no puedo explicar. Es una alegría ver a los hijos de uno como pueden progresar. Que tienen talentos que ni siquiera uno conoce”.
Mientras que Marlly, comenta que se siente orgullosa cada vez que pisa un escenario. “Sí, hay personas que lloran y esos nos hace muy felices”. Además, agradece poder interpretar canciones con compañeros que son iguales a ella. “Cada uno tiene su historia”, dice.
Dice que le gusta la música y que cuando grande quiere seguir llevando un mensaje de que la paz sí se puede conseguir. “Decir (con orgullo), que soy una hija de los firmantes de paz”, relata.
Por otra parte, está Marcela* y David*. Ella, es oriunda del Tolima y pertenece a la comunidad indígena Pijao. Trabaja con artesanías y al tiempo estudia Administración Pública Territorial. Mientras que su hijo, está cursando último grado de bachillerato y tras presentarse a los exámenes, pasó a una Universidad Pública, para lograr ser profesional en Ciencias Políticas.
Llegó a la capital desplazada hace cuatro años y ocho meses, luego de que a su hijo lo fueran a reclutar forzosamente las disidencias de las farc. “No quiero que repita los errores que cometí. Quiero que tenga un mejor futuro que el mío: estudiando, aprendiendo más cosas”.
A pesar de viajar varios kilómetros para encontrar un mejor futuro, denuncia que en los últimos años, ella y David*, han sido víctimas de amenazas y persecuciones que ya fueron denunciadas ante la Fiscalía y la Unidad de Protección, pero que no han sido atendidas con celeridad, para garantizarles su seguridad.
Esto, de hecho, ha impedido en que David*, por miedo a cualquier represalia en su camino, vaya a algunos ensayos del Coro de la Paz. “A él le da miedo irse junto con su hermano, solos. A veces los acompaño y me regreso. Pero le digo que no se preocupe. Que tenemos la protección de Dios”.
A pesar de ello, y ante la falta de respuesta de las autoridades, Marcela*, aseguró que el Coro de la Paz, ha significado mucho. Y relata, con orgullo, que junto a otros chicos, fueron los pioneros del grupo.
“Este coro para mí es esperanza. De que yo no parí hijos para generar más guerra, sino para que le traigan paz a Colombia que lo necesita, a través de sus voces”, dice de manera contundente, Marcela*.
Finalmente, David*, narra que “yo siempre he sido de esas personas que quieren llevar un mensaje y por medio de la música lo hago”.
*Los nombres, fueron cambiados por seguridad
Chapó: Su objetivo es poder reiterar el compromiso de la sociedad civil, y ratificar el vínculo que existe entre la paz y la cultura.
Cita destacada: “Ha habido una acogida enorme por parte de las familias que hacen parte de todos los procesos de la Filarmónica. En cualquier lugar que se presentan es un éxitazo”, David García, director de la Orquesta Filarmónica.
Dato: Desde el acuerdo de paz, 342 firmantes del acuerdo han sido asesinados. Solo en lo corrido del 2022, a 36 les arrebataron la vida. (Indepaz)
