La ciudad de Bogotá, como todas en el país, alberga historias de terror que probablemente usted ya ha escuchado, pero hay otras que definitivamente pueden dejarlo sorprendido. Pues se desarrollan en lugares que perfectamente podrían quedar a pocas cuadras de su casa. Esta vez, en el mes de octubre le traemos cinco historias paranormales o de terror que probablemente no ha escuchado sobre la capital.
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1. El TransMilenio Fantasma
Este es un mito que ha crecido con los años y que parte de la historia de dos jóvenes que se habrían separado para ir hacia sus casas, pero al parecer uno de ellos no llegó. La historia fue contada por un locutor en La Mega, que contó que la ruta es la G66, que realmente no existe en el sistema, y que quien se monta, no vuelve a ser visto.
“Dicen que los que se han montado no vuelven a aparecer, se desconoce su paradero. La leyenda nace de quienes han tomado el TransMilenio en la Jiménez. Dicen que una pareja de compañeros estaba en el centro. Uno decide irse en taxi, el otro en el TransMilenio. Tomó el G66 y nunca más se supo de él. De ahí nace la historia de un TransMilenio Fantasma”, narra la anécdota.
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2. El fantasma de El Candelario
Esta historia se desarrolla en el conocido bar y restaurante El Candelario, un lugar que tiene más de 17 años de estar funcionando y en el que los meseros narraron un suceso paranormal. Se presentó cuando aún no tenían en funcionamiento el segundo piso del lugar y una trabajadora de logística trabajaba por primera vez allí.
La mujer preguntó al final del turno que quién era el señor de edad muy abrigado que asomaba su cabeza desde el segundo piso para ver cómo hacían su trabajo. “Describió al señor perfectamente y dijo que estaba con traje, corbata, sombrero y que incluso tenía un bastón en la mano, que estaba muy bien abrigado porque es un señor de edad, pero no había nadie en la casa, presumimos que vio seguramente algo que tiene que ver con actividad paranormal”, contó el gerente del restaurante, Hernán Jiménez.
3. El restaurante caníbal
El restaurante L´Angolo de Gigi fue un lugar de mucho renombre durante los años 80 en el municipio de La Calera, conectado a pocos minutos de la ciudad de Bogotá. Su fama se construyó porque su fiel clientela hablaba muy bien de sus platillos y de la atención en el lugar. Sin embargo, se formó la creencia de que en este lugar servían carne humana.
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El escándalo se habría desatado porque supuestamente la hermana del dueño del restaurante habría comprado algunos cuerpos de las víctimas de la Toma del Palacio de la Justicia para comercializarlos. Estas acusaciones crecieron y el dueño del restaurante cerró el establecimiento y huyó, nunca volvió a ser visto.
4. El fantasma del Jorge Eliécer Gaitán
El teatro Jorge Eliécer Gaitán tiene una historia que comenzó desde al año 1938 y en los años 70′s adquirió el nombre homenajeando al abogado asesinado en la capital. Su historia también alberga la creencia de que allí habita un fantasma, pues una de sus trabajadoras contó que vivió una experiencia paranormal. Se trata de Sandra Vega, encargada del área de camerinos, que ha escuchado cómo que se han movido cosas y escuchado acciones inexplicables en este lugar.
“Empezó a sentirse en la platea como cavaban. Se escuchaba como a eso de las 10:30 p.m. Toda la vida la presencia ha estado acá. Es un señor muy grande, que murió cuando el teatro se estaba construyendo, hacia el año 1942. Cae de un andamio y efectivamente se queda ahí”, explicó la mujer.
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4. La monja pasajera fantasma
Esta historia ha sido narrada por un taxista, que contó cuando recogió a una pasajera en la Calle 100 con Carrera 7, con un hábito negro. Ella le pidió que la llevara a una funeraria y al arribar le solicitó que la esperara, pues iba a recoger dinero. Tras demorarse mucho, el taxista decidió bajarse a preguntar por ella y el vigilante le respondió que nunca había entrado la mujer a ese lugar. Tras percatarse de los ataúdes que había en el lugar, el hombre se dio cuenta de que allí estaba la pasajera que había recogido.
5. El fantasma del abogado Raimundo Russi
Raimundo Russi fue un abogado que vivió en el siglo XIX y habitaba en la carrera 2 con calle 10, frente a la actual Universidad de La Salle. El hombre fue ampliamente recordado por ser el ‘abogado de los pobres’. La Secretaría de Cultura Distrital señaló que protegía a las prostitutas, voceadores, lustrabotas, obreros y otras personas de escasos recursos.
En 1851 el abogado habría sido fusilado en la Plaza de Bolívar acusado presuntamente de manera falsa por un robo y un homicidio. Al parecer, en los costados de la plaza el espíritu de Russi sigue paseándose con su figura delgada, estatura media y traje de paño. Un comerciante de la zona incluso cuenta que le ha dejado vasos de agua para que lo acompañe.