De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas y la Cruz Roja, regiones enteras del mundo se volverán inhabitables en las próximas décadas a causa de las olas de calor, que serán cada vez más frecuentes e intensas.
En un informe conjunto entre la ONU y la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR), instaron a la población a prepararse para las olas de calor futuras y evitar así un importante número de muertos, a menos de un mes de la COP27, que se celebrará en noviembre en Egipto.
El reporte indica regiones como el Sahel y partes de Asia
En el documento que entra en detalle sobre los fenómenos de calor extremo, ambas organizaciones indicaron que, habida cuenta de la evolución actual del clima, “las olas de calor podrían alcanzar y superar [los] límites fisiológicos y sociales” de los humanos en las próximas décadas, sobre todo en regiones como el Sahel y el sur y el suroeste de Asia.
Esto conllevará a “sufrimientos y pérdidas de vidas humanas a gran escala, movimientos de población y una agravación de las desigualdades”, advirtieron las organizaciones.
Según el reporte, casi en todos los territorios en los que existen estadísticas disponibles, las olas de calor constituyen el peligro meteorológico más mortífero.
Las olas de calor son unas de las causas más mortíferas en la historia humana
Cada año, miles de personas mueren a causa de las olas de calor, lo que se volverá cada vez más letal a medida que se acentúe el cambio climático, indicaron en el informe Martin Griffiths, jefe de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), y Jagan Chapagain, secretario general de la FICR.
El documento cita a expertos que prevén que las tasas de mortalidad vinculadas con el calor extremo sean muy altas, siendo “comparables, en magnitud, con todos los cánceres para finales de siglo”.
El informe además recuenta hechos del pasado, como que la ola de calor que azotó Europa en 2003 dejó más de 70.000 muertos, y que la canícula que vivió Rusia en 2010 mató a más de 55.000 personas.