Muy pocas ciudades en el mundo podrían ofrecer tanta variedad como lo hace Buenos Aires, la capital de Argentina; un lugar que desde el mismo momento en el que el turista pone un pie por fuera del avión se sorprende de todo lo que le rodea: su clima algunas veces muy frío y otras veces tan cálido, ver un río del color de la plata tan inmenso que parece un mar, una arquitectura que en cada ladrillo refleja el estilo europeo y una comida que delata su histórica migración.
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Muchos podrán coincidir en que Buenos Aires encanta por su vida nocturna y sus parrillas, pero lo cierto es que esconde mágicos rincones que no son tan perceptibles a simple vista, pero que una vez se descubren –junto a su historia– se devela ante la mirada del extranjero la verdadera ciudad, esa que se pobló con familias que llegaron desde el otro lado del mundo, la de sangre inmigrante y pulso apasionado, la de tradiciones y vanguardia, de cultura y sofisticación. Una urbe llena de vida, de mitos que se entrelazan entre cafés y vinos, entre tangos y fútbol.
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Gracias a Inprotur, Visit Buenos Aires y Aerolíneas argentinas, será más fácil hacer este recorrido con las siguientes recomendaciones:
Los bares notables
Empecemos este viaje con los recuerdos de épocas pasadas que evocan los bares notables de la ciudad, unos espacios elegidos por su tradición y por haber sido el punto de encuentro de grandes músicos, el espacio de debate de importantes escritores o lugares de tertulia de actores y políticos.
Muchos de ellos, por antigüedad, arquitectura o relevancia local, son considerados “notables” y forman parte oficial del patrimonio cultural de la ciudad. Conocerlos y compartir la atmósfera amable de las charlas de café, disfrutando de un clásico “cortado”, es ritual obligado para los habitantes de la ciudad y una experiencia imperdible para los viajeros.
Mercados y patios gastronómicos
Al igual que pasó con el mercado de La Perseverancia, en Bogotá, tras la pandemia en Buenos Aires decidieron crear espacios más funcionales para los porteños y visitantes, de ahí surgió la idea de abrir otros espacios en los mercados tradicionales para que la experiencia de mercar se combinara con la de probar la gastronomía propia.
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En el caso del mercado de San Nicolás, abrió sus puertas en 1905 y se reinauguró en abril de 2019, quedando en pausa debido a las cuarentenas por el covid-19. Pero una vez acabadas las restricciones, se incluyó una extraordinaria oferta de puestos de venta de productos frescos, carnes y panadería, además de una tienda saludable y un patio gastronómico con diferentes tipos de comidas.
Colón Fábrica
La fábrica del Teatro Colón es un espacio único en el mundo, es el lugar que guarda los secretos del teatro pues ahí se conservan y exponen las escenografías y vestuarios de las obras más destacadas que han pasado por las tablas del gran Teatro Colón.
Es una experiencia en la que se podrán descubrir las grandes producciones surgidas de los talleres de uno de los pocos Teatros Fábrica del mundo, en el que se puede crear y realizar todo lo que necesita una programación de excelencia: escenografías, trajes, pelucas, zapatos, efectos especiales y más.
Una noche de tango
En Buenos Aires se respira tango. Es un ritmo sensual que seduce al turista desde el primer momento en el que tiene un acercamiento con esta música que nació en el Río de la Plata en el siglo XIX. El tango es un estilo musical que resulta de la fusión entre la cultura africana y las culturas locales de los gauchos y los pueblos originarios, además del aporte de los inmigrantes europeos –principalmente, españoles e italianos– y de Medio Oriente.
Para disfrutar de un gran show de tango basta con ir a Michelangelo y, después de una cena, pasar al teatro del lugar para ver en escenario a excelentes músicos y bailarines. ¡Es toda una experiencia!
Zanjón de Granados
Finalizaré mi recorrido con la pieza arquitectónica que a cualquiera le podría volar la cabeza: el Zanjón de Granados, la obra de recuperación arqueológica más importante de la ciudad.
Por fuera, su fachada es característica de una casa tradicional de San Telmo y no tendría nada más representativo que su ubicación, pues está en lo que fue la séptima y última manzana sur de la ciudad fundada en 1580.
En la década de los años 1980, el actual propietario del lugar hizo un involuntario hallazgo arqueológico: mientras intentaba recuperar esta casa de estilo italiano, en medio de las excavaciones descubrieron bajo la casona restos de los túneles que alguna vez encauzaron el arroyo llamado ‘Zanjón de Granados’, en los que había cisternas, aljibes, utensilios, recipientes y restos de construcciones del 1700, 1740 y 1830.
