Nunca antes los colombianos habían recordado tanto el nombre de un funcionario público como el del saliente director del DANE, Juan Daniel Oviedo, que desde el inicio de su gestión al frente de esta entidad llamó la atención. No fue fácil, de hecho fue por un error en el censo que su nombre empezó a sonar en los medios de comunicación, luego llegaron los comentarios por su forma de hablar “gomela”. Pero finalmente el reconocimiento entre los colombianos empezó a surgir gracias a su trabajo, que poco a poco lo hizo más cercano a la gente.
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Gracias a ese giro positivo que tuvo su imagen pudo salir del cargo, en uno de los gobiernos más criticados de la historia del país, con una sonrisa y la total tranquilidad del deber cumplido.
Y todo lo anterior lo llevó a estar sentado plácidamente en un balcón del hotel La Casona, en Mompox, hablando con total sinceridad sobre sus planes a futuro para Bogotá, pero siendo él la cabeza de la Alcaldía.
“Desde el primero de septiembre estoy en un retiro en Mompox y tengo que confesar que me he sentido supremamente bien. Creo que es un lugar mágico que ha ayudado muchísimo a contribuir que desde la perspectiva personal pueda cerrar ese ciclo de mi salida del DANE y que al mismo tiempo me pueda servir de oportunidad para aterrizar los principales puntos de los desafíos y los proyectos que se vienen a futuro, como el de aspirar a la Alcaldía de Bogotá en el año 2023″, dijo.
Esta semana en Twitter se hizo un sondeo sobre quién era el mejor funcionario del Gobierno de Iván Duque y el exministro de Salud y usted fueron los únicos mencionados. ¿Qué opinión le merece tanto halago?
Creo que eso ha sido lo que me llevó a cambiar un proyecto muy importante en mi vida. Yo creo que ese reconocimiento y, sobre todo, la valoración sincera de los colombianos por el trabajo hecho como funcionario público me hizo cambiar de parecer. Me iba a estudiar Historia del Arte a Florencia, en Italia, luego de no haber logrado consolidar una continuidad en el DANE, tal como lo había propuesto el presidente Gustavo Petro.
Entonces, tengo que confesar que ese reconocimiento es algo que me sorprendió y que me alegra muchísimo y que me recarga de energía. Es algo que sucede constantemente aquí en Mompox, que las personas me paran, me saludan mientras estoy trotando, se quieren tomar una foto conmigo mientras estoy en el río, porque están muy agradecidos por el trabajo que pudimos hacer durante cuatro años.
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Entonces, ¿en qué momento, desde su salida del DANE cambió el chip y la mirada se dirigió hacia la Alcaldía de Bogotá?
Siendo muy sincero, yo tenía claro que el DANE era una oportunidad para prestar un servicio, para demostrar algunas capacidades mías, sobre todo gerenciales y de honestidad, transparencia. Y yo tenía claro que eso era algo de cuatro años.
Tenemos que ser honestos y desde muchos años, recién iniciado el Gobierno de Iván Duque, se empezó a sentir como sociedad que Colombia quería tener un cambio. Entonces, para mí era claro que mi periodo iba a ser de cuatro años.
Mi idea de estudiar Historia del Arte es algo que no es nuevo, pero en las vacaciones de diciembre del 2020, haciendo como una evaluación de mitad de período con mis amigos y Sebastián (su pareja) conversamos sobre, más allá de Florencia, ¿qué otra cosa me gustaría desempeñar? Y en esa conversación surgió la idea de aspirar al cargo de alcalde de Bogotá, pero eso quedó en esa conversación.
Con la llegada del 2022 inicié un proceso para aterrizar lo que haría después del DANE. A finales de junio estuve aquí en Mompox buscando una casa donde pudiera vivir por un tiempo, porque tenía claro que quería hacer una desintoxicación, un retiro. La idea era, después de este respiro, iniciar los trámites para hacer mi maestría, pero en ese proceso se produjo esa ola exponencial de reconocimiento a mi labor. Entonces, me empezaron a parar más frecuentemente en la calle, aquí en Mompox, a decirme gracias. Y eso fue lo que me hizo cambiar.
Imagino que así como se le han acercado personas en la calle, también se habrán acercado partidos políticos o personajes a ofrecerle algún apoyo. ¿Hay algún acercamiento?
En este momento estoy muy, muy consistente con la génesis, llamémoslo así, el sueño de este proyecto, porque eso fue lo que yo le dije al país. Mi sueño es poder servir desde la Alcaldía de Bogotá y con unos principios y unos pilares muy importantes que son: una propuesta basada en trabajo, una propuesta independiente y en el proceso de recolección de firmas.
Vamos a seguir trabajando en la estructuración de esta iniciativa, pero sí he recibido llamadas, he tenido conversaciones a través de Whatsapp con diferentes vertientes, partidos políticos o personalidades políticas del país.
Pero en primer lugar me parece prematuro pensar en un apoyo, porque primero tenemos que ser consistentes con la promesa de que esto es una candidatura por firmas independientes. Sin embargo, creo que va a ser una oportunidad muy bonita para plantear una posibilidad de convergencia.
Las estadísticas mismas lo dicen, la percepción de los partidos políticos por parte de los colombianos mayores de edad está bastante deteriorada, es bastante negativa y por consiguiente, creo que es un momento de pensar más allá de partidos, de pensar en una convergencia sobre propuestas que busquen mejorar las condiciones de vida de la ciudad.
Entonces sí, y hay que reconocerlo públicamente, ha habido llamadas, habido correos, habido interés específico para tener conversaciones más detalladas, las cuales he postergado. Apenas estoy estructurando la plataforma que la norma indica para poder iniciar el proceso de recolección de firmas lo más pronto, ojalá desde las primeras semanas de octubre en Bogotá.
¿Cuáles son esas propuestas que ya ha pensado en proponerles a los bogotanos?
Esto es importante aclararlo, es un tema desde el 8 de agosto. Si bien el sueño surgió en diciembre de 2020, ni un segundo dedicado a pensar en eso. Es decir, este cuaderno que es el que me acompaña con este proyecto de Alcaldía se abrió el 8 de agosto y creo que desde ese día a la fecha he logrado aterrizar algunas cosas.
Hay 5 temas claves que, como parte de ese proceso de convergencia y de discusión con la ciudadanía, quisiera discutir desde las localidades cuando regrese a Bogotá.
El primer tema importante para los próximos cuatro años (2023, 2027) es el tema de movilidad. Un tema que se requiere que se piense no sólo desde la movilidad en Bogotá, sino la movilidad metropolitana con los municipios que conectan con Bogotá. Segundo, un concepto de seguridad ciudadana en donde es importante reconocer que la seguridad ciudadana es un catalizador o un facilitador de la confianza en las instituciones y en Bogotá, al igual que en muchas ciudades, hemos visto un deterioro muy importante en la percepción de inseguridad que se ha agudizado en los últimos meses.
Tercero, Bogotá es una de las cuatro ruedas del carro que mueve la economía colombiana, es la cuarta parte de la economía colombiana. Eso significa que Bogotá es determinante en la actividad económica que sucede en todo El País.
Y Bogotá como consecuencia de la pandemia estuvo muy afectada en términos de empleabilidad por la pandemia del COVID-19. Entonces, Bogotá está retrasada en el proceso de reactivación laboral y requiere que ese proceso de reactivación esté centrado en priorizar la formalidad laboral. Entonces el tercer tema es un tema de empleabilidad, con formalización.
El cuarto está asociado con el tema de la pobreza. En este tema, Bogotá estaba acostumbrada a ver un número limitado de personas en situación de pobreza monetaria o de pobreza extrema. Y la pandemia, que se unió con los procesos de gran entrada de migrantes a Bogotá, generó un empobrecimiento de la ciudad que en este momento la alcaldesa Claudia López está manejando con un programa muy importante de transferencias complementarias a las de El Gobierno Nacional, que es Bogotá Solidaria.
Pero creo que hay que seguir insistiendo en el tema de la pobreza en la ciudad, porque una vez las personas que ingresaron a la pobreza en la pandemia puedan salir, esto va a mejorar las condiciones de empleabilidad, de seguridad, y de movilidad en la ciudad. Y finalmente, como experiencia de lo que sucedió en el DANE, creo que Bogotá, así como es una de las cuatro ruedas que mueve la economía de Colombia, creo que Bogotá puede ser un jalonador para que el país entienda cómo promover el desarrollo con equidad en diferentes dimensiones. Es decir, cómo una política de gobierno local reconoce que hay que ser incluyente con los migrantes, con las personas con discapacidad, con los indígenas, con la población negra afrodescendiente, con la población LGTBIQ+ y que ese laboratorio de proyectos de inclusión que sucedan en Bogotá puedan servir para irradiar esas experiencias a otras ciudades capitales o a otros municipios del país.
Espero que la discusión de esos cinco puntos pueda estar lista de febrero a marzo y hacia mayo poder hacer algo, no creo que sea innovador, pero sí consistente con una realidad que estamos viendo en este momento, en el proceso de formación de Gobierno Nacional, y son los rezagos en la conformación del equipo.
Quisiera yo y mi sueño y mi proyecto es que hacía mayo nosotros podamos estar ofreciendo un equipo para que el proyecto de la alcaldía no sea lo que haga Oviedo, sino ‘Oviedo y un equipo están trabajando en la conformación de una estrategia programática’.
Ya había mencionado antes que ese deseo de llegar a la Alcaldía de Bogotá iba de la mano con la Presidencia. En Mompox usted ha sido un visitante muy activo y se ha involucrado en procesos de la comunidad.
Si uno manifiesta el sueño del servicio público a través de la Alcaldía de Bogotá, ojalá, no en un tiempo muy lejano, se pudiera dar la oportunidad también de prestar el servicio a todo el país. Algo de lo cual también estoy eternamente agradecido por lo que sucedió en el DANE es que ese interés de querer acercar la labor del DANE a los ciudadanos de todo el país me llevó a viajar por toda Colombia y de esa experiencia surgió una cosa que me parece crítica y que hoy, en esta conversación, reconozco que me ayudó a afianzar el interés de lanzarme a la Alcaldía.
Las diferencias en la capacidad institucional para administrar las ciudades y municipios del país son muy fuertes. Es decir, después de Bogotá y algunas grandes ciudades, la capacidad o la disponibilidad de tener el recurso humano, el interés y la vocación de planear, de servir, de reconocer que la pobreza es un problema, de pensar en cómo promover estrategias que favorezcan el empleo, es bastante limitada . Y eso, me parece, que es una deuda que tiene el país. Nosotros tenemos que buscar la forma de que los profesionales, formados tradicionalmente en Bogotá o las principales ciudades del país, en algún momento podamos tener la oportunidad de prestar un servicio a diferentes municipios, alcaldías, gobernaciones y fortalecer las capacidades de planeación a nivel territorial.
Y ese tema de fortalecimiento de las capacidades a nivel territorial, cuando llegué a Mompox se hizo evidente. ¿Qué conclusiones saco yo de mi estancia en Mompox? Primero, fallas en la planeación de la ejecución de las obras de pavimentación; segundo, cómo Mompox se va a pensar en la contingencia invernal que se avecina, que seguro vamos a tener inundaciones, y tercero, hay afectaciones en algunos desarrollos urbanos, algunos de ellos irregulares más no ilegales, como el barrio Siete de Septiembre, que tenemos que incluir en el desarrollo de las políticas públicas.
Es decir, tengo que reconocer que así como Mompox ha sido un territorio mágico para cumplir mi propósito de cerrar un ciclo y abrir otro, también ha sido un laboratorio muy importante para notar esas deficiencias en la capacidad de planeación institucional a nivel territorial y que me llevan a pensar en que ojalá pueda tener la oportunidad de contribuir en un futuro.