En las principales ciudades del país, el común denominador es que la ciudadanía, sobretodo en horas pico, siempre vaya tarde a su lugar de destino y los transportes públicos se vuelven una especial travesía. Ya en varias ocasiones hemos visto diferentes casos de la insuficiencia de los sistemas de transporte público, pero esta vez una se hizo claramente evidente con una mujer en condición de discapacidad, en la estación Alpujarra del Metro de Medellín.
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Es natural que cuando una persona con discapacidad, o en silla de ruedas se sube a un transporte público, las personas dentro le den paso para que se ubique en su espacio preferencial. Sin embargo, el último video que se ha difundido en redes sociales muestra un caso en el que no fue así y la mujer tuvo que bajarse ante la mirada de decenas de personas, que también apretujadas al interior del vagón, no hicieron nada por abrirle paso.
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El caso fue denunciado un video en el que se muestra a la mujer en silla de ruedas con su acompañante, el cual intenta, en medio de la hora pico de la ciudad (6:30pm aproximadamente), empujar con todas sus fuerzas la silla de ruedas para que pueda entrar en medio de la multitud de personas. A pesar de sus varios intentos, el hombre no logró que las puertas del vagón del Metro pudieran cerrarse.
Luego de varios segundos intentándolo, desesperado, se ve que un operador del Metro se acerca a él y tras hablarle, el hombre procede a retirar la mujer en silla de ruedas del interior del vehículo y el video se corta. El periodista Hernán Muñoz denunció la situación y señaló que el Metro de Medellín no tiene un paln B para la población en situación de discapacidad.
Ante la grabación varias personas reaccionaron indignadas por ver que a pesar de que esto sucedió frente a decenas de personas, nadie tomó acciones al respecto y solo observaron cómo el hombre y la mujer en condición de discapacidad sufrían por poder subirse al vehículo. “El mínimo acto de consideración estando uno en ese vagón sería bajarse para que la señora y su acompañante pudieran entrar. Pero no, bajémoslos. Que esperen ellos el próximo tren. Qué trato tan miserable...”, fue el comentario de un ciudadano.
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Además, muchas personas reflexionaron que incluso personas que habían subido en esa estación pudieron esperar el siguiente vehículo, pero decidieron no hacerlo. “La inclusión de personas con discapacidad es paupérrima en Medellín. Y aún más en el metro. ¡A cuántos les toca esperar horas para encontrar un bus con plataforma o para que alguien los ayude en el metro cuando los ascensores están malos!”, comentó otra ciudadana indignada.
