23 años han pasado desde que el periodista y analista político, Jaime Garzón, se dirigía en su camioneta a su trabajo en Radionet, cuando en el barrio Quinta Paredes de Bogotá fue acribillado por sicarios en moto. Ese 13 de agosto de 1999 fue una noticia que sacudió al país entero, muchos llegaron al lugar de los hechos, lloraban, gritaban de la angustia que generaron los hechos.
La herida que ha dejado el asesinato de Garzón permanece como una herida abierta en los corazones de muchos y muchas colombianas, que aunque no lo conocieron, ahora lo recuerdan por medio de las memorias de quienes lo conocieron y estuvieron de cerca a su trabajo de comedia y crítica a la sociedad colombiana y sus personajes.
Son las 5:00pm de la tarde y Marisol Garzón se siente en una silla detrás de los cristales de la puerta del auditorio Generación de Paz del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, ubicado al lado del Cementerio Central de la ciudad. Con su cabello corto, tez blanca, una camiseta con la cara de su hermano y un gabán negro con pines del mismo rostro, se dispone a contar que el dolor por el asesinato de su hermano se siente como la canción vallenata: “Ay, compadre, si viera como lo recuerda ya no Rafa sino yo”. Sin embargo, señala que es algo que se ha transformado y que “se transforma en la medida en que uno ya no siente rabia”.
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Pero antes de continuar con su relato, Marisol admite que muchas veces sintió rabia, incluso hasta con su hermano mismo. “Rabia hasta con él: ‘usted por qué se dejó matar‘, pensaba. Porque uno veía que lo habían matado y toda esa gente ¿qué?”, dice con cara un gesto de extrañeza y desconsuelo, haciendo referencia a que a 23 años de su asesinato no han habido personas juzgadas por la autoría intelectual de su asesinato. Solo se sabe que ese día los sicarios que lo asesinaron fueron Freddy Rendón, alias ‘el alemán’ y su hermano Daniel, alias ‘el viejo’.
Una nueva exposición: con un toque diferente
En el recinto en el que se encuentra Marisol precisamente se inauguró, hace pocos días, otra de las exposiciones que se le han hecho en homenaje al también abogado, humorista y locutor, dentro de sus tantas caras que expuso en diferentes medios de comunicación a nivel nacional. Pero esta vez, la exposición tiene algo diferente, es la primera que accede a hacer Marisol en una entidad pública, pues considera que actualmente el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación tiene una buena administración, sobre todo porque la dirige José Antequera, hijo del amigo férreo de su hermano.
También es la primera vez que Marisol rompe las barreras de su intimidad y deja a miles de personas entrar a su casa, pues en la exposición están las sillas poltronas que también utilizó para sentarse a pasar tardes y noches con su hermano querido. “Jaime Garzón: mi hermano del alma, desde la intimidad de mi casa”, es el nombre de la nueva exposición, que pretende ofrecer una experiencia sensorial, para que quienes asistan puedan conocer la casa maternal de la familia Garzón, así como algunos objetos personales del periodista que han sido cuidados por más de dos décadas por Marisol.
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¿Hasta cuándo va la exposición de Jaime Garzón en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación?
Esta exposición fue inaugurada el pasado 10 de agosto y se extenderá para el público hasta el 31 de este mes, con el objetivo de que todos se acerquen a la memoria de Marisol, que cuenta su hermano desde su casa, desde los recuerdos que como dice ella, se almacenaban en los álbumes para la época de la muerte de su hermano, los que ahora compara y dice que eran el “Facebook de la época”. Tras más de dos décadas, Marisol acota que este exposición y todo el ejercicio de reconstrucción y memoria que ha hecho sobre su hermano han hecho que su recuerdo no se esfume, sino que se haga más nítido. “Creo que ha sido muy importante lo que hemos hecho para mantener la memoria, yo fui conociendo cosas que no sabía de él, porque uno a su hermano lo conoce como hermano. Ha sido muy interesante, me dicen que yo he hecho curso de Jaimología, sí, porque lo he ido conociendo”.
Por último, y a pesar de la poca justicia que ha recibido el asesinato de Jaime, su hermana se planta en la idea de que “sentir que está presente en la vida, que hay jóvenes y niños que no lo conocieron, sin embargo la admiran, lo quieren, es bonito. El dolor se transforma si uno busca otra maneras para que se prolongue esa memoria”. Sin duda, el legado de Garzón vive en los corazones de colombianos y colombianas que lo quisieron en sus diferentes etapas y su hermana considera que su más grande legado es que el sentir de que, como él mismo decía, es necesario “jugársela por este país”.