El pueblo indígena Awá se considera una comunidad binacional que comparte su territorio con el Ecuador, aunque principalmente están ubicados en Nariño. Son más de 25 mil personas que han crecido en 32 comunidades, entre los municipios de Tumaco, Ricaurte, Roberto Payán, Barbacoas y Samaniego, zonas ricas en biodiversidad, gracias a que el bosque se une con el Pacífico.
Esto hace que dicha tierra sea atractiva para otras personas con distintos intereses, todos diferentes al propósito único de esta comunidad: preservar su territorio ancestral.
En los últimos tiempos ellos han vivido el recrudecimiento de agresiones contra autoridades, líderes, lideresas, y comuneros; muestra de eso fue el la reciente masacre perpetrada el pasado 3 de julio, en la que murió el líder y autoridad Juan Orlando Moriano, Gobernador suplente del Resguardo Inda Sabaleta y ex consejero de la Guardia Indígena, además de los jóvenes Faver Nastacuas y Carlos José García, integrantes activos de la Guardia Indígena Awá, quienes en el momento del ataque se desempeñaban como escoltas por enfoque diferencial.
También le puede interesar: La dirigencia de fútbol colombiano viola la Constitución y los derechos de los niños
Y es que, según cifras recolectadas por la Unidad Indígena del pueblo Awá -UNIPA-, han podido registrar que desde la firma del Acuerdo de Paz a la fecha han ocurrido más de 350 hechos victimizantes, entre ellos 95 asesinatos de indígenas Awá, que eran parte activa de las comunidades de los resguardos indígenas Awá de UNIPA.
“Es importante resaltar que las vulneraciones a los derechos fundamentales del pueblo Awá se profundizaron durante y posterior a la pandemia; hechos que se mantienen en total impunidad debido a la falta de avance en investigaciones por parte de las entidades competentes”, indicó la UNIPA en una rueda de prensa realizada ayer en Bogotá, donde alertaron el exterminio que están viviendo.
Un genocidio
Esta comunidad no es la única que ha alertado sobre el recrudecimiento de la violencia en sus territorios sagrados. Indepaz también informó esta semana que en lo que va del 2022 ya son 100 los líderes sociales asesinados, pero llama la atención que más de la mitad de estos eran indígenas.
En palabras del vocero de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), Óscar Montero, se está dando un “genocidio físico y cultural”.
Al tiempo, la Asociación Minga denunció una “total sinrazón” porque este pueblo indígena es reconocido por la Corte Constitucional en riesgo inminente de extinción y cuenta con medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
En lo que va de año, según la ONIC, han sido asesinados al menos 85 indígenas en el país, y más de 30 de ellos pertenecían al pueblo awá.
“No se asesina a cualquier miembro de las comunidades”, indicó Montero, señalando que se asesina “de manera selectiva a las voces visibles de los pueblos indígenas en los territorios, es decir, autoridades indígenas, gobernadores, guardias...”.
Así se está atacando a quienes “le están poniendo el pecho y la frente a todo el tema de violencia estructural que hay en los territorios, es decir al narcotráfico, al rearmamiento de las disidencias de las Farc y al paramilitarismo”, agregó Montero.
Por eso, desde el SOS que mandan, piden acciones que ayuden a mitigar las agresiones contra sus líderes y comuneros, “cuya pervivencia esta en riesgo debido a la alta presencia de actores armados así como de intereses de explotación de los recursos de la naturaleza, promovidos por políticas de los gobiernos de turno, lo que genera, además, gran impacto ambiental y desequilibrio, desde la cosmogonía de nuestro pueblo”.
Ellos insisten en que “la paz nunca llegó a sus territorios”.