Rodeado de frailejones, musgos, árboles y cascadas, vive una de las especies emblemáticas más importantes de sur América. Su nombre científico es Tremarctos ornatus, más conocido como Oso de Anteojos o de los Andes. Esta especie atraviesa fronteras y puede llegar a caminar hasta 15 km por día y habita en países como Venezuela, Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia.
Considerado por expertos como jardinero, desempeña papeles ecológicos muy importantes en el ecosistema, gracias a que se alimenta de frutas y vegetales, lo que le permite transportar semillas dentro de su sistema digestivo, que al defecar, germinan para regenerar la vegetación para que los bosques y páramos sigan con vida.
Asimismo funciona como especie sombrilla, es decir su conservación beneficia la protección del páramo, de los bosques de niebla y decenas de especies que habitan en el. De estos espacios proviene gran parte del agua que consumen los colombianos.
Desafortunadamente y con el pasar de los años, se viene presentando distintos eventos entre los osos y los campesinos, que tienen sus semovientes en sectores como los páramos, terrenos que pertenecen al hábitat del oso.
‘Chato’, el perrito que era maltratado por su cuidador y fue rescatado
Iván Mauricio Vela Vargas, investigador asociado de la fundación ProCAT Colombia, señala cuáles han sido estos factores: “En la actualidad, debido a la transformación que los humanos han hecho sobre su ecosistema de páramo, ampliando la frontera agrícola, talando indiscriminadamente la flora nativa y la consecuente degradación del suelo con malas prácticas agrícolas y ganaderas, han generado que se altere su hábitat disminuyendo la oferta de su alimento y el espacio necesario para su normal desarrollo”.
Según la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), el oso de anteojos está en peligro de extinción, en la categoría “vulnerable”. Pues la ampliación de la frontera agrícola y la deforestación son una de las principales amenazas que enfrenta, como también ser asesinados a manos de cazadores, los cuales comercializan con sus garras, pelaje, grasa o simplemente por diversión.
Corpochivor publicó el magnífico hallazgo
La Corporación Autónoma Regional de Chivor (Corpochivor) logró registrar, por medio de la técnica de fototrampeo, la presencia de un ejemplar macho adulto de cinco años de edad, en el área declarada Distrito Regional de Manejo Integrado (DRMI) en el Páramo Mamapacha y Bijagual, ubicado entre los municipios de Garagoa y Chinavita, en Boyacá.
“Es una prueba sólida del buen estado de conservación y preservación del área boscosa y de páramo, así como el resultado de la sensibilización de las comunidades y de actores estratégicos para la generación de conciencia a favor de la especie, en el suroriente de Boyacá”, aseguró el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés).
“Esto nos anima y nos motiva a seguir trabajando por la conservación de los ecosistemas estratégicos por la conversación de la fauna silvestre y debemos respetarla, conservarla y no traficar con ellos”, indicó Plinio Rolando Forero Dueñas, director General de Corpochivor.
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