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La marca de moda femenina que busca contratar a mujeres en las cárceles

Se trata de West Kat Rose, un negocio de tradición familiar que le apuesta al trabajo con causa social.

Catalina Castro, West Kat Rose

Se trata de una empresa mayorista 100% colombiana que nació hace 15 años vendiendo jeans, cuya directora creativa es Catalina Castro, quien, con tan solo 23 años de edad, ha logrado darle un vuelco a la marca desde hace seis años, y abrir nuevos caminos para generar empleo y generar mayor impacto social.

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Debido a su gusto y estudios en diseño de moda hoy la línea de producción de West Kat Rose está dedicada a la pronta moda teniendo en cuenta las tendencias en vestidos, blusas, faldas, pantalones y chaquetas. Su fuerte es la estampación y se han caracterizado por crear prendas maleables que sirven para toda ocasión.

Sin embargo, en este momento, los esfuerzos de Catalina están enfocados en cumplir el sueño de trabajar directamente con las mujeres en prisión, esto de la mano de Tatiana Ocampo, quien salió hace tres años de la cárcel El Buen Pastor y ya lleva un buen tiempo trabajando con la marca.

“De la mano de Tatiana queremos trabajar y estructurar un proyecto en el que las mujeres de las cárceles se puedan sentir tranquilas y felices trabajando como satélites, y que esto también sea un escape de lo que están viviendo. Además, queremos capacitarlas para que más mujeres se puedan unir al proyecto, para que en el momento en el que salgan a la sociedad puedan continuar trabajando con nosotros, o que puedan conseguir otros empleos gracias a tener las bases de un trabajo solido”, afirma Castro.

Por su parte, Tatiana Ocampo se siente muy feliz de ser la vocera y el eslabón que está uniendo a mujeres, que, como ella, tuvieron que pagar en un centro reclusión por sus malas decisiones, donde entonces encontró un apoyo en la Fundación Acción Interna, de Johanna Bahamón.

Tatiana Ocampo, West Kat Rose

“Ellas necesitan oportunidades de empleo y apoyo en todo sentido para comenzar una vida digna y lograr sus sueños. Yo me encargo de hacer ese filtro con el departamento de recursos humanos y el equipo de apoyo para que quienes comiencen a trabajar en West Kat Rose sean personas de verdad resocializadas y con ganas de salir adelante. Y también estoy el proceso de creación de los talleres de confección que se le van a dictar a las mujeres”, dice Ocampo.

“Para mí esto ha sido más que una segunda oportunidad, ha sido una nueva vida, es un renacer, es un sentimiento indescriptible, ver el amor con el que me tratan, su voto de confianza, el tiempo en asesorarme, la voz de aliento para emprender este camino con ellos. Es sentir que un mundo nuevo se abre ante mis ojos y hay momentos en que no puedo evitar llorar de emoción porque esto es algo que yo le pedía mucho a mi Dios y por fin me llego el momento”, afirma Tatiana sobre trabajar en este nuevo proyecto.

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La idea surgió luego de que la marca implementara otras acciones de responsabilidad social con mujeres y niños que fueron muy satisfactorias. Sin embargo, a esta iniciativa se sumó el hecho de que en este momento no es fácil contratar mano de obra, como lo indica Catalina Castro, así que quisieron extender esta oportunidad laboral a mujeres que están en toda la capacidad de trabajar y quieren hacerlo, pero no pueden.

Catalina espera iniciar con un grupo de mujeres que sea significativo, teniendo en cuenta que la empresa tiene 40 empleados directos. Desde hace un año están adelantando el proceso para que este sueño se haga realidad, y esperan que esto ocurra durante este primer trimestre del 2022.

“Para todos hay segundas oportunidades, y así como Tatiana lo logró, muchas otras lo van a lograr. Hay que dejar de lado los prejuicios y ser conscientes de que las personas en las cárceles tienen todas las capacidades para trabajar dignamente en la industria de la moda y la confección y las ganas de trabajar no se le deben negar a nadie. No debe haber temor frente a realizar este tipo de contrataciones, es cuestión de querer salir todos adelante”, dice Catalina.

Por último, Tatiana Ocampo indica que lo importante es “servir, porque a eso vinimos, a servir. Y eso es lo que me hace feliz. El ver la transformación de mi hogar, el ver a mis dos hijas ser buenos seres humanos y cómo al sentir que su mamá verdaderamente cambió me han dado tanto amor y apoyo. Sueño con disfrutar a los míos, el tener mi propia casa, mi taller de confección y rodearme solo de personas buenas que me aporten felicidad y tranquilidad”.

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