Leidy Cuestas es Diseñadora Industrial. Su pasión por ayudar a los demás inició a sus cinco años de edad, luego de que su padre perdiera la vida en un hecho violento, y a consecuencia de ello perdieron todo.
“Esto realmente hace que uno como persona aprenda a valorar cada cosa que tiene, y desde ese momento aprendimos a ayudar a los demás y solucionarles problemas a otros”, dice Cuestas.
Cuando Leidy estaba pensando en su trabajo de grado, quería hacer un vehículo que ayudara a las personas a transportarse para acceder a servicios de salud, pues el pueblo del que era su familia (Maya, Cundinamarca) no contaba ni con una pequeña clínica.
Peo visitando a su familia una Navidad, antes de iniciar la tesis, conoció a una niña llamada Laura, quien tenía parálisis cerebral y vivía en muy malas condiciones, pues además tenía escaras en la espalda y displasia de cadera. Lo peor era que su mamá ni siquiera tenía claro su diagnóstico, pues nunca había podido llevarla al médico. El puesto de salud más cercano quedaba en Villavicencio (Meta), a dos horas de camino, y lo que ganaba ayudando en un cultivo de Piña no le alcanzaba para cubrir los pasajes, teniendo en cuenta que era una madre soltera con dos hijos más.
“Me puse a investigar sobre parálisis cerebral y me encontré con muchas limitaciones, sobre todo en Colombia. En nuestro país, según el DANE 2015, hay 300.000 niños con parálisis cerebral, de los cuales el 70% son de muy bajos recursos. Además, los centros especializados solo se encuentran en ciudades principales. Y tercero, no hay conocimiento respecto al tema. Muchas veces los médicos solo indican que los niños tienen un retraso en el cerebro y le dicen a los padres que les compren una pelota para que la muevan”, explica Cuestas.
Tras su búsqueda, Leidy se enfocó en crear un producto que pudiera ayudar a estos niños en su rehabilitación y no solo en el transporte. Entonces, se topó con el método de Bobath, implementado en España por más de 50 años.
“El método indica que si se cambia a los niños de posición en diferentes puntos de control pueden mejorar su condición física y cognitiva. Y eso era lo que yo quería. Entonces tomé este método y lo volví producto, y así creé el GymSmile, que es un gimnasio en casa para que los niños tengan apoyo en su rehabilitación”, afirma Cuestas.
De hecho, las telas del producto, que permiten poner a los niños en diferentes posiciones, tuvieron un año y medio de trabajo de creación. Son antimicrobianas, anti fluidos, se auto extinguen en caso de entrar en contacto con fuego y no generan escalas en la espalda.
Gracias a este producto, a sus 23 años, Leidy Cuestas fue la mujer más joven en Colombia en tener una patente de invención en salud, lo cual ocurrió en el 2016, lo que la ha llevado a ganar múltiples premios por generar impacto social.
Desde su creación en el 2014, la Fundación KitSmile atiente a población de estrato cero a dos, y se financian a través de estrategias de crowdfunding, eventos y donaciones. De hecho, el chef italiano Simone Mua, del restaurante Storia D’amore, ha hecho cenas benéficas para apoyar a la fundación en las últimas semanas.
“Antes de la pandemia recibíamos de 10 a 12 llamadas al mes, ahora estamos recibiendo casi 30 llamadas al mes de personas que necesitan ayuda. Ha sido una locura. Crecimos de ser cuatro personas trabajando a ser 22 en este proyecto”, cuenta Cuestas.
La producción de un GymSmile tiene un costo de $4′350.000, incluyendo capacitación y toma de medidas, pues cada producto es diseñado para cada niño, para que no se quede obsoleto tan rápidamente.
KitSmile ha ayudado a 256 bebés en casi todos los departamentos de Colombia. Varios de ellos han logrado sentarse solos, ponerse de pie e incluso caminar, esto a debido a que todos los días tienen terapia.
Según su creadora, del 100% de los bebés que usan el GymSmile, el 80% ha mejorado su control cefálico, el 92% ha mejorado la nutrición porque hay un correcto control postural y el 75% se adapta a las tres posiciones terapéuticas.
“Así mismo, en calidad de vida todos los niños han mejorado, pues ya tienen un producto de calidad en el que pueden pasar todo el día, en vez de estar en un colchón o en una silla Rimax”, dice la inventora del artefacto.
“Queremos que las personas vean la cantidad de niños que hay en el país con parálisis cerebral, que son alrededor de 300.000 con un incremento anual del 1%, y realmente a veces no nos ponemos en los zapatos de ellos o de sus familias. En la mayoría de los casos las cuidadoras son madres cabezas de hogar que renuncian a sus trabajos para cuidar a sus hijos. Queremos que la gente se una y haga un aporte de cualquier valor, gracias a eso podemos ayudar a muchos niños”, concluye cuestas.
Cabe resaltar que en este momento la fundación tiene en lista de espera a 120 familias que están necesitando el gimnasio en casa.
