PUBLIMETRO habló en entrevista con el precandidato a la presidencia por el Centro Democrático, Rafael Nieto Loaiza, quien se definió como un abogado, empresario, consultor y político no convencional, al no estar ligado por grandes periodos de tiempo a cargos del estado. Afirmó también que no tiene “esqueletos en el closet ni cola que le puedan pisar” y tampoco le da miedo “arrimarse a la candela” a la hora de aspirar a la presidencia del país. Habló del programa de gobierno que ha diseñado para el país y de lo que opina sobre la encuesta interna que está desarrollando su partido para elegir a un único candidato.
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¿Nos puede hablar de su trayectoria para aquellos que no conocen la hoja de vida de Rafael Nieto Loaiza como aspirante a candidato presidencial por el Centro Democrático?
No soy un político de oficio. No soy un político tradicional. He vivido de mi oficio como abogado y como empresario por eso sé dónde le duele al ciudadano y entiendo lo difícil que es pagar la nómina cada quincena y ser productivos. He identificado los cambios que hay que hacer para que Colombia sea un país que supere la pobreza y donde todos seamos propietarios. Soy abogado y socioeconomista de la Universidad Javeriana y uno de los más reconocidos expertos en derecho constitucional, en derecho internacional público y en derechos humanos. Fui viceministro de justicia en el primer gobierno del presidente Uribe y conozco muy bien las necesidades de una reforma urgente al sistema judicial. Tengo un prestigio ganado como consultor internacional en materia de seguridad ciudadana y justicia y he dirigido procesos de reformas a los cuerpos de policía y ejércitos en distintos países del continente. Quizás no hay un colombiano que conozca más a fondo nuestra policía, nuestra fuerza pública y los desafíos que tenemos en materia de seguridad y lucha contra el narcotráfico. Fui profesor de la Universidad de los Andes, CESA, de la Javeriana, de la Sabana y de la Sergio Arboleda. He sido conferencista invitado en un par de docenas de universidades del mundo. Fui uno de los líderes del “no” al plebiscito y conozco como pocos el contenido y el alcance del pacto de Santos con las Farc. He recorrido el país de extremo a extremo. Desde Puerto Nariño y Leticia hasta el Cabo de la Vela. Desde Puerto Carreño en el Vichada hasta el Chocó. Desde Nariño en frontera con Ecuador hasta San Andrés Islas. Conozco las regiones y voy donde nadie va. A los municipios más alejados y a los barrios más marginales, porque creo que la política no se puede hacer desde Bogotá. Es allí donde se notan las necesidades más profundas de un número muy importante de colombianos. Tengo el país, sus problemas y necesidades en la cabeza. No echo carreta y planteo soluciones concretas y posibles que son resultados de las conversaciones con los ciudadanos. Fui candidato por el Centro Democrático en 2018 y de nuevo aspiro a ser el candidato por el partido en el 2022 y espero lograr una gran alianza por la libertad.
¿Cuáles son las propuestas que plantea a los electores en su programa de gobierno?
Debemos superar de manera definitiva el Covid-19 y creo que este aspecto el gobierno lo ha hecho bastante bien, pero está pendiente un esfuerzo de pedagogía para convencer de la importancia de las vacunas a ese sector de la población que tiene gran resistencia a ellas. Yo no creo que la gente se tenga que obligar a vacunarse, sería una violación a sus libertades, pero sí creo que es indispensable, que se haga un esfuerzo pedagógico para mostrar que los riesgos que tantos ven en las vacunas no tienen fundamento y que en cambio hay unos beneficios en vacunarse. Esto es importante porque si vuelven a confinarnos, como resultado de un crecimiento en el número de infectados y de personas que acudan a las unidades de cuidados intensivos en el sistema hospitalario, tendríamos un salto para atrás muy grave y de terribles consecuencias. Para evitarlo es indispensable que podamos superar el Covid-19. El segundo punto es la recuperación económica. El año pasado fue el peor de la economía colombiana desde que tenemos estadísticas. Perdimos el 6.8 por ciento de nuestra riqueza en apenas ocho meses. Además eso se ha traducido en un aumento sustantivo en el desempleo. Colombia inició en 2020 con 10.5 por ciento de desempleo y terminamos ese año con 15.9 por ciento, más de un 50 por ciento de aumento en el desempleo, en apenas pocos meses y ese aumento se tradujo en un salto a la pobreza que pasó de 37.7 a 42.5. Para empezar este 2021 teníamos a cuatro de cada diez colombianos en pobreza. Esos niveles de desempleo y de pobreza harían de Colombia un país en permanente convulsión política y social. El esfuerzo tiene que ser en recuperar el empleo y por esa vía superar la pobreza. La mejor política social en un país como Colombia es la generación de empleo y eso es lo que permite la superación estructural de la pobreza. No critico directamente la red de asistencia social del Estado, me parece que en países como Colombia es indispensable. Hay unos colombianos que si no se les da la mano a través de esa red de asistencia, simplemente se descuelgan a la miseria, pero cuando un gobierno se vanagloria y saca pecho por haber aumentado la cobertura de la red de asistencia social, en el fondo, está reconociendo el fracaso de la solución estructural a la pobreza. Los gobiernos tienen que sentirse orgullosos de sacar a los colombianos de la pobreza y por lo tanto menos ciudadanos que necesiten de la red de asistencia social y no al revés. Ese problema hay que resolverlo sobre todo a través del empleo. La mejor política social es crear empleo de la manera más rápida de cómo sea posible. Ese es el gran desafío, la recuperación de la economía para generar mucho empleo y por esa vía disminuir de manera estructural la pobreza. El tercero de mis planteamientos es la autoridad, el orden y la seguridad. El ciudadano tiene que tener la certeza que si sale en la mañana a ejercer su oficio, a buscar el pan para su hogar, al final de la jornada va a llegar sano y salvo y con el fruto de su trabajo en el bolsillo y no que pierda la vida, o quede herido, o que le roben lo que tanto esfuerzo ha producido. No hay convivencia civilizada ni vida tranquila sin autoridad, orden y seguridad como lo planteo en mis propuestas. Lo cierto es que ha habido un deterioro muy profundo de la seguridad en estos últimos años. Hoy tenemos tres veces más coca, que antes de la firma del pacto de Santos con las Farc. Producimos 4.2 veces más cocaína y vamos a terminar el año con 12.450 a 12.500 homicidios, muchos más que los 11.880 homicidios del 2019. El deterioro de la seguridad no es un problema de percepción es una realidad. Hay por tanto que apostarle a la autoridad, al orden y a la seguridad para darle esa garantía indispensable y una vida tranquila a la sociedad civilizada.
¿Cómo piensa enfrentar la problemática de la corrupción en el país?
No hay esfuerzo que podamos hacer para generar más riqueza, pagar más impuestos, generar más empleo, superar la pobreza, que funcione, si seguimos teniendo los altísimos niveles de corrupción que tenemos hoy en Colombia y el próximo gobierno tiene que comprometerse a muerte en la lucha contra los corruptos y usar toda clase de instrumentos normativos, institucionales, legales y pedagógicos para conseguir la reducción de esas cifras de corrupción que hoy son escandalosas. Tengo una ventaja enorme por no ser un político de oficio ni de haber sido un burócrata, que no vive del estado sino de mi trabajo como abogado, como consultor, como empresario: no tengo esqueletos en el closet. No tengo cola que me puedan pisar. No me da miedo arrimarme a la candela y estoy convencido de que uno tiene que ser más exigente con los propios que con los ajenos.
También se ha referido a la importancia de la protección ambiental en el país ¿Cómo lo aplicará en sus propuestas?
Todo este crecimiento que pensamos para el país tenemos que hacerlo con el criterio de la sostenibilidad medio ambiental, con responsabilidad hacia las nuevas generaciones, que les tenemos que entregar un país y un mundo que sea sostenible, porque de otra forma, si no atajamos ese deterioro medio ambiental vamos a dejar un desierto lleno de fenómenos naturales inclementes que van a causar mucho daño a las personas y a la economía y vamos hipotecar el futuro a las próximas generaciones.
Esta semana es decisiva para la elección del candidato único a la presidencia por el Centro Democrático ¿Qué opina de la encuesta interna que propone su partido?
No me gusta mucho la idea de las encuestas. Me parece que las encuestas premian el reconocimiento por encima de las propuestas. Finalmente a las personas encuestadas lo que les viene a la memoria es el nombre del que más se acuerdan o el más reconocido. En ese sentido, yo hubiera preferido un método distinto, pero no había tiempo para otra cosa y yo no podía quedar atravesado como una mula en el camino, como una vaca muerta impidiendo la posibilidad de que el partido tuviera un candidato en forma oportuna y de manera que terminé en las encuestas de nuevo. Vamos a tener unas que serán telefónicas y que van a representar el 25 por ciento de los encuestados entre aquellos que están en la base de datos de militantes del Centro Democrático y unas que serán presenciales a los ciudadanos en la calle después de un conjunto de filtros y que representan el 75 por ciento de la muestra. El compromiso de nosotros es apoyar al ganador y esa es mi disposición.
¿En un futuro estaría dispuesto a sellar alianzas y coaliciones en su carrera política?
Eso será indispensable. Las elecciones del 2022 serán de grandes coaliciones, son unas elecciones de alianzas. Ningún partido o candidato tiene la posibilidad de ganar sin esas alianzas y así viene siendo desde la segunda vuelta del 2014, no va a ser distinto en 2022. Yo me atrevo a pensar incluso que esas alianzas serán aún más necesarias. Estoy convencido hacia el futuro que el país tiene que ir construyendo movimientos que identifiquen claramente las posiciones ideológicas de los ciudadanos en bloques más consolidados y por eso venimos construyendo desde 2015 una gran alianza por la libertad por la defensa de la democracia clásica y no esas democracias autoritarias y populistas que se disfrazan de democracias.