Medellin

Rescatan a una lora frentiamarilla que estuvo más de 60 años en cautiverio y utilizaba su pico como apoyo para moverse

Tras realizar varios exámenes, las autoridades ambientales de Antioquia informaron que el ave sufre de cataratas, deformidades en las patas y dificultades.

Rescatan a una lora frentiamarilla que estuvo más de 60 años en cautiverio y utilizaba su pico como apoyo para moverse.
AMVA Rescatan a una lora frentiamarilla que estuvo más de 60 años en cautiverio y utilizaba su pico como apoyo para moverse.

En un impactante caso de tráfico de fauna silvestre, una lora frentiamarilla fue rescatada tras pasar más de 60 años en cautiverio, según informó el Área Metropolitana, la autoridad ambiental que integra a nueve municipios y el distrito de Medellín, en el departamento de Antioquia.

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La operación de rescate fue llevada a cabo por la Policía Nacional, que entregó al ave al Centro de Atención y Valoración (CAV) de Fauna Silvestre para su evaluación. Los exámenes realizados revelaron las severas condiciones a las que fue sometida durante su largo encierro. El equipo de veterinarios del Área Metropolitana encontró que el ave, perteneciente a la especie Amazona ochrocephala, presentaba patas deformadas e inflamadas por una infección (pododermatitis) debido a la falta de ramas para posarse, le faltaba un dedo, y dos de sus garras habían sido removidas.

Rescatan a una lora frentiamarilla tras más de 60 años en cautiverio, donde usaba su pico para desplazarse

Además, la lora utilizaba su pico como apoyo para desplazarse, lo que indicaba una movilidad extremadamente limitada. Durante la revisión, también se detectó una masa que podría ser un lipoma, resultado de una dieta inadecuada rica en grasas, lo cual se reflejaba en su sobrepeso y en el estado opaco y grasoso de sus plumas. Adicionalmente, el ejemplar tenía cataratas en sus ojos, por su avanzada edad, lo que le impedía ver con claridad.

La lora, que nunca tuvo la oportunidad de volar ni de interactuar con otras aves de su especie, dejó de cumplir funciones ecológicas esenciales como la dispersión de semillas o aparearse “y todo por el egocentrismo del ser humano que le causa estos dolores a los animales silvestres”, señaló textualmente la entidad ambiental a través de un comunicado.

En la misiva agregaron: “Su cuerpo fue el testimonio de una vida llena de sufrimiento, causada por el egoísmo de quien decidió privarla de su libertad para tenerla como una ‘mascota’”. Este caso pone de manifiesto el impacto negativo del tráfico de fauna silvestre, un delito que puede acarrear penas de prisión de dos a ocho años, según advirtió el Área Metropolitana.

Las autoridades hicieron un llamado a la ciudadanía para denunciar de manera anónima la tenencia ilegal de fauna silvestre a través de la línea de emergencias 123. Este caso resalta la importancia de proteger a las especies en peligro de extinción y de combatir el tráfico ilegal que amenaza su supervivencia.

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En el CAV de la Corporación de Defensa de la Meseta de Bucaramanga (Cdmb), dos loras frentiamarillas iniciaron un proceso de rehabilitación tras pasar más de cuatro décadas en cautiverio. Estas aves, de las especies Amazona ochrocephala y Amazona amazónica, fueron entregadas al centro para recibir tratamiento, que incluye una dieta adecuada y readaptación a su entorno natural, con el objetivo de liberarlas eventualmente en su hábitat, según informó la Cdmb.

Las loras, que vivieron como mascotas en la misma casa durante más de 40 años, sufrieron las consecuencias de la humanización, lo que afectó su comportamiento y desarrollo biológico. El veterinario Vladimir Quintero Sánchez, coordinador del CAV, explicó que una de las aves presenta complicaciones físicas debido a una dieta inadecuada, como el crecimiento excesivo de uñas y pico, y un plumaje con coloración anormal. La segunda lora, que vivió más de 15 años en estas condiciones, enfrenta problemas severos de estrés y desnutrición, además de autolesionarse arrancándose sus propias plumas.

El contacto prolongado con humanos llevó a ambas loras a adoptar comportamientos no naturales para su especie, como la imitación de palabras, lo que podría complicar su reintegración a la naturaleza. Quintero destacó que, aunque esta conducta puede parecer entretenida, no es adecuada para su vida en libertad.

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