A la Catedral Metropolitana de Medellín se la están fumando los adictos que la rodean. La emblemática iglesia está rodeada del habitantes de calle que además de tener sus paredes hediondas a orines, ahora los adictos al bazuco están raspando los ladrillos para rendir las dosis con el polvo que les queda.
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Francisco Rodríguez le contó a El Colombiano, que como trabajador de la Basílica cada día limpia los desechos que dejan los habitantes de calle y revisa los daños en los muros y robos que se hayan podido presentar durante la noche.
“Yo no sé cómo hacen pero se suben a alturas que uno no llega sin escalera y se ‘comen’ estos ladrillos. Prefieren estos porque como son de barro cocido se desprenden más fácil que los de los edificios vecinos que son de ladrillo quemado, o sea más sólidos”, contó Rodríguez.
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Adictos están raspando los ladrillos de la Catedral Metropolitana
El presbítero Leonardo Martínez, párroco de la iglesia, asegura que vive un “el viacrucis por dentro” al ver cada día a la iglesia más grande del mundo en barro cocido víctima de los adictos y el abandono en el que está el centro de la capital antioqueña.
El párroco propone que ante la situación se debe considerar un cerramiento, una opción que sabe que es polémica, pero que sería la alternativa para evitar más daños.
“El espacio antes era cerrado en rejas, era un cerco muy bello que hasta daba cierta solemnidad al espacio. Ahora, hace tres años se hizo otro cerramiento con vallas de la Policía, pero era muy antiestético y tenía que tener vigilancia porque los vándalos lo movían”, le dijo Martínez al mismo medio.
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La alternativa del párroco es un cerramiento en hierro forjado con barras de ¾ de pulgada, que sea de por lo menos tres metros de alto, para que tenga armonía con la arquitectura.
“La idea es que quien la vea piense que siempre ha estado ahí. Ya tenemos planos y diseños y estamos haciendo el proceso de presentar la solicitud de permisos nuevamente ante la EDU en las próximas semanas, porque hace 9 años se hizo la propuesta pero nunca se materializó aunque era la misma Alcaldía la que lo iba a hacer. Ahora nos toca a nosotros y puede que nos valga más $1.000 millones pues irá desde las escalas hasta la parte de atrás del templo. Ante la magnitud del problema actual, le confiamos a Dios que se apruebe la propuesta”, explicó.