¿Cómo llegó Jack Daniel’s a convertirse en esta marca mítica?
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Orlando: Jasper Newton Daniel, que es el fundador de Jack Daniel’s, arranca muy joven con un pastor que se llamaba Dan Call, y antiguamente en Estados Unidos ellos hacían su propio whisky, así que Dan le enseña a hacerlo. En inglés le llaman a las bebidas espirituosas “spirits” y le dijeron al reverendo: ¿usted se encarga de los spirits humanos o se va a encargar de los spirits de licor? Y él dijo: “no, yo me dedico a los spirits humanos”, y le deja su destilería a Jasper Newton Daniel quien funda la primera destilería registrada en Estados Unidos, Jack Daniel’s, en un pueblo llamado Lynchburg, Tennessee. Las condiciones eran perfectas: el agua libre de hierro, que es importantísimo para la suavidad, maíz para hacer el whisky americano, y con un ayudante que se llama Nathan ‘Nearest’ Green, que era un esclavo que él libera y lo pone como gerente de planta, arrancan y en la primera vez que participan en un campeonato mundial de whisky, en San Luis, se lo ganan. Ese es el Jack Daniel’s Número 7 y desde ese día es la misma receta: de la misma forma que se hacía en 1866, hoy en día se hace exactamente igual.
En Colombia ya conocíamos bien el Número 7 y el Honey, ha entrado el Apple y ahora tenemos el Fire, ¿cuáles son las diferencias?
Alexandra: Jack Daniel’s una de las cosas que ha hecho es ver cómo mantenerse vigente y cómo capitalizar oportunidades con estos nuevos consumidores que también están entrando a la categoría, entonces ofrecemos toda esta innovación alrededor de sabores con Jack Daniel’s: Apple es efectivamente nuestro Jack con sabor a manzana, absolutamente delicioso. Luego tenemos Honey, que es también uno de nuestros productos más icónicos, que efectivamente tiene sabor a miel, y estos SKUs nos permiten también entrar en una nueva variedad, no solamente atacar oportunidad con nuevos consumidores que quieren probar diferentes formas de tomar whisky, sino también en diferentes ocasiones de consumo. Entonces una tardeada es deliciosa con un cóctel rico con Honey o con Apple y así podemos también capitalizar nuevas oportunidades. Y tenemos a Fire que es una joya, es absolutamente espectacular, que tiene sabor a canela y nuestro servicio perfecto es un shot helado.
Whisky en coctelería… los mayores dirían: ¡pecado mortal! Pero resulta que es delicioso…
Es delicioso y yo creo que una de las cosas interesantes de la industria es el arte de disfrutar los licores, que los podemos disfrutar como a cada quien le gusta. La idea es que también podamos disfrutar de los licores que tenemos, y en ese sentido, creo que una de las cosas chéveres que ofrece Jack con un portafolio tan amplio es eso: disfrutemos como nos gusta, si hay una opción de coctelería, ¿por qué no?
Orlando, ¿cuál es su favorito?
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El 7 normal de noche. El Apple cuando estoy en mi casa en una tardeada. El Fire cuando quiero algo refrescante.
La industria de licores se ha transformado, es decir, estamos ante una oferta amplísima que antes no existía…
Totalmente. Parte de la innovación que ha tenido Jack Daniel’s y Brown-Forman es traer nuevas perspectivas de mercado, ampliar las ocasiones de consumo y al final es también una respuesta a un consumidor mucho más abierto para probar nuevas marcas, nuevos sabores, nuevas categorías y disfrutarlas. Antes era difícil porque le daba miedo probar; hoy en día las nuevas generaciones lo aceptan, son mucho más abiertas. Y nosotros decimos cómo tomarlo, pero también las personas van experimentando, y de eso se trata.
Alexandra, ¿cuál es la diferencia entre un bourbon y un Tennessee whisky?
Cuando hablamos de whiskeys americanos, una de las cosas de las que hablamos es denominación de origen: el bourbon es en Kentucky y Jack Daniel’s se hace en Tennessee, su denominación de origen es Tennessee Whiskey. Por otro lado, lo que tiene Jack Daniel’s es un proceso de filtración en carbón que tampoco tiene un bourbon, entonces eso hace que las características organolépticas y de producto efectivamente sean diferentes. Luego hay otras diferenciaciones que hay con whisky escocés, que empiezan por la materia prima, para Jack su materia principal es maíz; en el escocés es cebada.
Orlando: Se hace con lo que da la tierra. En Estados Unidos se da el maíz, ellos arrancan a hacer, con los mismos procesos del whisky del viejo mundo, su whisky americano.
¿Cómo les ha ido con el ingreso de este portafolio en el mercado colombiano?
Orlando: Ha sido espectacular. Yo pensaría que es una de las grandes apuestas que nosotros tenemos como compañía, que es Colombia, primero por la apertura del consumidor y segundo por la relevancia que tiene la categoría de whisky premium en el país. ¿Por qué no habíamos entrado antes? Es una respuesta generalizada en todo el mundo: porque básicamente la producción que se hacía en este pueblo de Lynchburg, Tennessee, porque no hay otra planta, pues no tenían más y entonces se estaba abasteciendo el mercado estadounidense, el mercado del Reino Unido y el mercado de Australia. Esto ha avanzado, en los últimos 15 años hemos podido incrementar la planta y hemos tenido más acceso a poder tener producto y por eso empezamos a entrar a Latinoamérica desde hace unos diez años y desde hace cinco años con mucha más fuerza en Colombia.
La industria del licor le apuesta a la sostenibilidad porque su base es el agua, ¿con este aumento de producción siguen siendo sostenibles para la comunidad?
Orlando: Totalmente. Hay un compromiso total, el agua es importantísima, pero no solamente el agua: la madera. Una de las diferencias importantísimas que tiene el whisky americano es que por legislación la barrica solo se puede usar una sola vez. ¿Eso qué quiere decir? Si usted huele un Jack, huele a madera. El número 7 es madera, entonces esa característica que le dan las barricas más las condiciones climáticas de veranos calientes, de fríos muy intensos, hacen que esa madera se expanda y se contraiga muchas veces y eso hace que el proceso sea súper eficiente. Eso que le está dando la madera se llama maduración, lo que hace que una de las materias primas importantísimas sea la barrica, la madera. Y nosotros en Brown-Forman somos la única compañía grande en el mundo que hace sus propias barricas: las usamos, ponemos nuestro licor, lo volvemos whisky y después las podemos vender a otras categorías como whisky escocés, tequilas, rones también. Incluso la salsa tabasco la hacen con Jack Daniel’s, porque compran las barricas, meten la salsa y la madura, y por eso sabe tan bien: tiene Jack.
El whisky siempre se vinculó con hombres mayores, pero Jack rompe con eso, ¿podemos hablar de una apuesta de inclusión con Jack Daniel’s?
Alexandra: Yo creo que esa es una de las cosas que está trayendo Jack. No somos ese whisky que tiene ese imaginario tan marcado, sino que nuestras características nos dan ese beneficio de hablar a un espectro más amplio. Además, es una marca que nos invita en su propio espíritu a ser más libres y dentro de su historia ha sido muy consistente en hacerlo y vivirlo. Por eso es tan fácil que la gente se acerque a Jack Daniel’s, porque es una marca que nos recibe a todos.