Es bien sabido que la moda para cualquier corriente ideológica es algo superficial algunas veces. Pero tras una larga historia de desaires, el Ministerio de Culturas y Saberes al mando del gobierno Petro viró esta vez, con largo esfuerzo de agentes de moda conscientes del país, a una región que no se le debía ver con condescendencia, sino más bien con un potencial futuro: a 60 estudiantes de la Escuela Taller se les capacitó en Imagen Editorial, Joyería y en Diseño de Modas, entre otras disciplinas, para crear una industria desde el Pacífico Sur que sea un referente a nivel latinoamericano. Esto, con su exhibición ‘Aires de Moda: entre raíces y saberes del Pacífico’ parte del programa Raíz, que es el que abarca todo este proceso.
Así, hombres y mujeres fueron capacitados en la Escuela Taller de Tumaco con maestros de la talla de Mercedes Salazar, entre otros.
En este mismo lugar exhibieron sus prendas y desarrollos, que van desde fotos tomadas en el móvil como editoriales de moda, piezas inspiradas en sus historias de identidad, y joyería que se transforma como pieza de lujo combinándose con madera y metal. Esto fue llevado a Expoartesanías y también se materializó en una revista con alto contenido editorial.
El proyecto, impulsado por varios agentes de moda y cultura, entre ellos Ana María Londoño (productora y gestora conocida en el mundo de la moda y quien ya estuvo con Diego Guarnizo en Buenaventura en la colección Feliza), fue desarrollado por cuatro meses, y en donde se les dio herramientas a los graduandos - como máquinas de coser- para seguir generando un negocio sostenible a través de la moda. Esto, también, con la resignificación de su origen en términos empoderantes.
“Esto fue un sueño que empezó a principios de este año con el Ministro de Culturas y Saberes, pensando en que la moda es una manifestación cultural tan importante como la gastronomía o como la música y que hace parte de la historia del mundo y de la humanidad. Además, yo digo que es un vehículo light para transmitir mensajes profundos. Igualmente, dentro de toda esta filosofía incluyente de la visión de este gobierno y con todo el pacto por la vida y por la paz del Pacífico Nariñense propuse que desarrolláramos un proyecto de moda: así, lo construimos de la mano de la Escuela Taller de Tumaco, de la mano de Marcela. También queríamos una formación de muy alto nivel, por lo que que pusimos maestros de LCI y Universidad del Rosario y constituimos la Escuela Taller de Tumaco como un taller de costura”, le explicó Londoño a NUEVA MUJER.
Esta continuidad es la que también quiere consolidar Marcela Aragón Valencia, directora de la Escuela Taller de Tumaco. Y la moda es un elemento transformador: “Efectivamente, la moda no tiene que verse solamente desde lo estético, sino también desde la esencia, desde lo que se genera detrás. Lo que estamos viendo es que hay un ecosistema, varios actores involucrados en la moda, pero más que la vestimenta, es eso, es venderte también una esencia del territorio y creo que deberíamos seguirle apostando a esto, que creamos en el talento local”, expresa.
Todo, con la idea de seguir hacia adelante: “Queremos que Tumaco sea un centro de moda y lo que estamos esperando una vez finalizado el proyecto es poder darle continuidad a los diferentes programas de formación que estuvieron relacionados con el proyecto RAÍZ. Además, las cosas que queremos seguir dinamizando en el territorio es mostrar el potencial creativo, ese potencial innovador que tenemos desde acá. Asimismo,buscamos que se cambie de alguna manera la perspectiva que se tiene del territorio, que no nos vean como esos sujetos de acción, sino que nos vean como esos actores que están cambiando sus vidas de manera propia. Nosotros buscamos las formas de construir, de hacer, de crear de manera proactiva, nuestro desarrollo es autónomo. Por otro lado, darle sostenibilidad en el tiempo no es la sostenibilidad a la Escuela Taller de Tumaco, sino a todas esas personas que hacen parte de, porque permite incubar emprendimientos, dinamizar empresas que a su vez generan ingresos para el sostenimiento de las familias”, enfatiza.
Esta continuidad de Tumaco como centro de moda y transformación social sería el primer proyecto a nivel gubernamental donde la moda cambia vidas. Ya marcas de excombatientes, por ejemplo, han transformado la sociedad de esta forma. Y los graduandos y participantes, a su vez, del proyecto RAÍZ también desean este cambio como un punto de partida.
Transformándose desde la moda e identidad
El talento en el Proyecto RAÍZ se refuerza con la honra propia de la raza, la cultura y cómo se muestra al mundo. De hecho, el grupo Plu con Pla incluso creó una canción sobre todo el proceso, mostrando cómo la moda incluye a todos los grupos sociales en el país. Y cómo se pueden reevaluar imaginarios de la moda afro, para comenzar.
“Con este proyecto quisimos desaprender la costumbre de sentirnos disfrazados de africanos: nosotros usamos nuestros atuendos todos los días del año. Y en esta convocatoria donde aprendí a ser Diseñadora de Modas es donde entendimos que la cultura tiene que ver la industria de la moda. Y que nuestras telas no son un disfraz. Son un símbolo, identidad de los pueblos afros. Por eso quiero fortalecer mi emprendimiento”, le explica Dalila Sevillano a Nueva Mujer, creadora de la marca Bendita Melanina.
Por su parte, María Catalina Cuero Angulo, quien tiene una peluquería que quiere especializarse en peinados afro, vio en todo el curso de Imagen Editorial una forma de fortalecer su negocio. “En mi caso, lo que más me gustó aprender fueron las distintas técnicas de iluminación y cómo la luz puede cambiar el contexto de la fotografía. Además, cómo una sonrisa en una foto también puede cambiar todo el panorama. Y no solamente en retratos sino también cuando hacemos paisajismo o cuando tomamos naturaleza muerta, entonces encontrar ese punto perfecto de equilibrio en una foto. Y como estamos especializados en peinados afro, entonces lo voy a aplicar en mostrar de una manera diferente esos peinados: cómo representan a las mujeres, cómo representan su feminidad “, le explicó a Nueva Mujer.
Pero las graduandas también quieren ir más lejos. Y construir sueños que se vean en su cotidianidad. Y que esto permita abrir puertas, como lo explica Darly Yanesco Barlandaza, una patronista excepcional, así como tejedora. “Quiero enseñar a personas fuera de aqui, que a veces no pueden acceder a todo esto, por no saber leer ni escribir. Por eso me gustaría que el Ministerio de Cultura siguiera más y explorara más. Que nos dieran un refuerzo y seguir, para que cuando nos den encargos y cosas más grandes vayamos más allá de lo elemental”, expresó con esperanza.
Por ahora, desde el Pacífico se está gestando un cambio cultural y social a través de la moda. Uno que espera transformar una ciudad que está creando desde sus relatos sus propias oportunidades y sueños.