Guadalajara, la Perla Tapatía, es una ciudad donde la tradición y la modernidad se entrelazan en cada rincón, donde el sonido del mariachi y el aroma del tequila auténtico está presente en cada lugar, y donde cada oportunidad para comer es una invitación para descubrir sabores únicos de su poderosa gastronomía.
PUBLICIDAD
Sus calles vibrantes, su gente amable y enorme legado cultural es incomparable. Desde la majestuosidad de su centro histórico hasta los campos de agave que rodean cada uno de sus paisajes, esta ciudad mexicana ofrece una experiencia que logra la combinación perfecta: historia, arte y gastronomía.
El corazón palpitante de la ciudad
El centro histórico de Guadalajara cautiva con cada una de sus calles y en donde sus edificios cuentan su historia, “es considerado el más bonito de México”, dice orgulloso Ricardo Izaguirre, guía certificado por la Secretaría de Turismo de Jalisco.
Su joya más preciada es la Catedral de Guadalajara, una majestuosa construcción que combina estilos como el gótico, el neoclásico y el barroco, con sus icónicas torres que dominan el horizonte. Al interior hay una réplica de la Virgen de Guadalupe, que es visitada frecuentemente por los fieles. Allí se encuentran también las reliquias de importantes personajes para el país.
Caminando por sus calles adoquinadas, se pueden encontrar maravillas arquitectónicas como el Teatro Degollado, un imponente edificio neoclásico que ha sido el escenario de importantes eventos culturales y artísticos. Sin duda, el centro histórico de Guadalajara es un viaje en el tiempo, donde el pasado y el presente se fusionan para dar vida a la esencia de la ciudad.
Al entrar al Palacio Municipal de Guadalajara se pueden apreciar hermosos salones decorados con frescos y murales que ilustran la historia de la ciudad y en los que se desatacan sus líderes más significativos. Este edificio no solo alberga la alcaldía y oficinas gubernamentales, sino que también es un punto de encuentro para eventos culturales.
Charros de corazón
La charrería y el mariachi están directamente vinculados como representaciones emblemáticas de la cultura mexicana, especialmente en Jalisco. La charrería es una celebración de las habilidades ecuestres y el manejo del ganado, mientras que el mariachi usa su traje de gala como representación ante el mundo de su música tradicional. En Guadalajara existe la posibilidad de convertirse en un charro de corazón, luego de vivir la experiencia en Campo Charros de Jalisco.
PUBLICIDAD
“El tour entre charros consta de tres partes: una es aprender la historia del caballo hasta llegar a nuestro deporte nacional, que es la charrería; luego, es cómo manejar un lazo y aprender los pasos básicos. La tercera parte es crear el vínculo con el caballo. Ser charro es el símbolo de mexicanidad ante el mundo, y vestirse de charro es vestirse de México”, dijo Jorge Torres, charro cantor de Campo Charros de Jalisco.
Una vez se vive la experiencia con los caballos, el paladar se convierte en el protagonista y llega la hora de probar la torta ahogada, que es uno de los platos más emblemáticos de Guadalajara y famosa por su sabor, que puede ser picante e intenso de acuerdo a las salsas que se le quieran agregar. El birote o pan salado de consistencia dura, se rellena, tradicionalmente, con carnitas de cerdo y se sumerge o “ahoga” en una salsa hecha a base de jitomate y chiles, que no pica.
“El birote, que es de Guadalajara, es salado, tiene una consistencia mucho más dura y por eso aguanta el baño de la salsa, así que se sirve con tantita cebollita, limón y obviamente picante al gusto”, explicó Rosy Rodríguez, de Campo Charros de Jalisco.
La tierra del Tequila
A solo 56 kilómetro de Guadalajara está Tequila, un encantador pueblo de Jalisco, que es famoso por ser la cuna de la bebida nacional: el tequila. Está rodeado de hermosos paisajes agaveros, la planta de la que es extraído el licor.
Allí está ubicada Casa Sauza, en pleno corazón del pueblo, en donde se hace un viaje fascinante a través de la tradición y la producción del tequila. Durante el recorrido, se aprende sobre el proceso de cultivo, su cosecha, la producción desde la selección del agave hasta la destilación y el envejecimiento en barricas.
La clave para aprender a tomar tequila es: olerlo profundamente, tomar un pequeño sorbo para que se cubra toda la boca de manera que se activen todas las papilas gustativas y así continuar con otro sorbo, para que poco a poco el paladar se acostumbre a su intenso sabor.
“El tequila no es solo tomar y enfiestarse, es también conocer de todo el proceso de la elaboración, de dónde viene, su proceso en el campo, su producción en la fábrica. El agave tiene un proceso de 7 años de crecimiento para después poderlo jimar y pasarlo al proceso de producción, donde se le extraen los azúcares, luego se fermenta y después se destila. El líquido que se extrae inicialmente pasa por una segunda destilación y así queda el tequila blanco”, explicó Andrés Córdova, maestro tequilero de Casa Sauza.
Gustavo Ibarra de la Oficina de Visitantes y Convenciones de Guadalajara, dijo que: “Guadalajara los espera los 365 días del año, para que disfruten de Tlaquepaque, Zapopan, Tonalá y Tequila, para disfrutar de los pueblos mágicos”.
Las claves
- Hospedaje: El recomendado es el hotel The Westin Guadalajara está cerca del centro de la ciudad, frente a la Expo Guadalajara. Las habitaciones brindan el máximo confort, con un diseño de lujo y comodidad. Excelente conexión de wifi.
- Restaurante: No puede dejar de ir al restaurante en servir más rápido del mundo se trata Karne Garibaldi, que es capaz de servir los platos en 13,5 segundos y venden una agua de horchata deliciosa.
- Pueblos: Chapala y Tlaquepaque son visitas obligadas, en donde podrá disfrutar del arte, la cultura y las tradiciones.
- Vuelos: Viaje en los modernos aviones de Viva Aerobus, que tiene dos frecuencias semanales de vuelo directo de Bogotá a Guadalajara: los jueves y domingos, y de Guadalajara a Bogotá: los miércoles y sábados.
La frase
“Guadalajara los espera los 365 días del año, para que disfruten de Tlaquepaque, Zapopan, Tonalá y Tequila, para disfrutar de los pueblos mágicos”, Gustavo Ibarra de la Oficina de Visitantes y Convenciones de Guadalajara.