El olfato es uno de los sentidos más misteriosos, pese a que es uno de los más olvidados, este sentido nos permite captar olores los cuales arrojan señales sobre el entorno que nos rodea. Sin lugar a dudas, uno de los aromas que las personas usualmente suelen disfrutar es el de la lluvia.
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Este olor, que emana la tierra luego de mojarse, es uno de los favoritos por muchas personas alrededor del mundo y es que de forma extraña este aroma se asocia a la vida misma y a la idea de que vendrán mejores días. Esto parte de que el olfato nos permite experimentar diversas sensaciones a partir de los olores que percibimos, así como hay olores putrefactos que nos pueden causar náuseas, como por ejemplo las comidas dañadas, hay otros aromas que pueden hacer que nos embriague un deleite irracional, como por ejemplo el pan recién sacado del horno que hace que se nos abra el apetito.
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Sin embargo, la sensación del olor a lluvia es de completa calma y relajación, pero muchos no entendemos bien a qué se debe, es por ello que recurrimos a la ciencia para averiguarlo.
A qué huele la lluvia y porque disfrutamos ese aroma
El olor a lluvia es en realidad conocido como petricor, pues es una de las principales sustancias que lleva el aroma, pero junto a esta otros compuestos ayudan a formar esta característica fragancia. El olor a lluvia se produce principalmente por la combinación del petricor y la geosmina. Estas dos sustancias se encuentran en los suelos y en las plantas.
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Por un lado, el petricor es un aceite que está en las plantas y ayuda a su proceso metabólico, este suele caer de las hojas y quedarse en los suelos, pero durante la lluvia esta sustancia se desprende junto con las gotas de agua y quedan atrapadas en forma de burbujas, las cuales posteriormente se explotan en el aire, liberando su aroma. Por el lado de la geosmina es una sustancia que producen las cianobacterias que hay en el suelo, las cuales solo se perciben cuando la tierra se humedece.
Pero lo que en realidad hace que este olor nos guste tanto fuera de las sustancias que lo componen, es su valor evolutivo. Los olores son capaces de activar las conexiones neuronales que corresponden a diferentes sensaciones y algunas de ellas son heredadas de nuestros antepasados. La lluvia era entendida como un indicativo de que el tiempo de sequía iba a terminar y que con ello vendrían la maduración de las cosechas, es por esa razón que asociamos el olor a lluvia como algo bueno.
