“Los hombres no lloran”, es una frase típica con la que muchos crecieron. Culturalmente, es tabú que el “sexo fuerte” llore y por eso muchos evitan que sus lágrimas se asomen por sus mejillas en público, pero cuando se trata de su deporte favorito, todo cambia, y más cuando con el futbol. Lloran, gritan y hasta patalean como bebés.
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Por algún motivo, el deporte permite a los hombres aflorar esos sentimientos que en otros momentos les cuesta expresar, y es que estudios comprueban que ellos lloran más por deporte, que por el amor de una mujer o el nacimiento de un hijo.
Salud180 reseñó que 15 por ciento de los aficionados del futbol se ven afectados emocionalmente por el triunfo o la derrota de su equipo favorito. Además, hizo referencia a un estudio del National Library of Medicine que revela que el llanto de los hombres es aceptado en los deportes competitivos, pero les cuesta expresarlos en otros momentos de la vida.
No lloran, sino que son más afectuosos entre ellos. Más de una vez, el público ha visto a jugadores abrazándose y hasta tocándose los glúteos. La euforia por la alegría y también por la tristeza surgen con sus picos más altos como muy pocas veces se les ve. Todo es más fuerte cuando se pelea por la Copa del Mundo.
La importancia de la meta
Marcos Alvarado, licenciado en Psicología con formación en Psicología del Deporte, explicó a Cadena 3, que el pico en la emoción compartida entre el deportistas y los jugadores es porque se comparten objetivos.
“Si uno quisiera encontrar una explicación podría ser por lo contextual, la experiencia que se vive siendo deportista y aficionado porque se comparten objetivos que se anhelan. Llorar facilita expresarlo”, señala.
El fútbol habla de sueños, de metas. Cada gol es un paso a tu victoria. Por eso, al sufrir una derrota, los ánimos caen por el suelo.
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“Desde el punto de vista psicológico, este patrón se relaciona también con el aspecto productivo y promotor del deporte en todas sus expresiones, habilitando espacios en los que uno se conecta con sentimientos y hasta con la identidad. Porque hay una meta a alcanzar y para eso hay un esfuerzo por hacer, vinculado a los valores y a la capacidad de cada uno, reconociendo límites e involucrándose desde otro lado”, expresó Alvarado.
Llorar es antiestrés
Expertos destacan que culturalmente, los hombres frenan el llanto ante los demás porque consideran que socialmente es un símbolo de debilidad, que solo hacen las mujeres.
Salud Terapia resaltó que independientemente si se es hombre o mujer, hay que llorar si tienes ganas, porque solo esto dejará salir las emociones.
El referido medio especializado detalla que llorar es antiestrés, y por tanto, saludable, ya que al hacerlo, se segregan las hormonas que tienen efectos calmantes ante cualquier situación tensa o de tristeza.
“No hay nada más tóxico que reprimir las emociones, taparlas y hacer como si no estuvieran”, dice el mencionado portal.