Cuando Silvia Idalia Serrano, una joven profesora de inglés de 34 años, asistió a la clínica VOT de Madrid para que le practicaran una cirugía con fines estéticos, nunca imaginó que encontraría la muerte en ese lugar.
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En una sola cirugía, a Silvia le redujeron el busto, le aumentaron los glúteos y le hicieron una liposucción a finales de abril. Aparentemente todo había salido bien y a la joven le dieron de alta.
Sólo cuatro días después, Serrano regresó a la clínica con mucho malestar, tenía fiebre, vómitos y fuertes dolores. Fue atendida en la emergencia de la citada clínica y mandada a su casa por la Doctora Aniladiv Albo, quien le aseguró que no tenía nada de qué preocuparse.
Pero el malestar continuó y la profesora se vio en la necesidad de regresar a la emergencia de la clínica, donde de nuevo la enviaron para su casa.
Fue la tercera vez cuando se encendieron las alarmas
“La tercera vez que Silvia acudió al médico quejándose de malestares, le hicieron un electrocardiograma. A partir de este momento se encendieron las alarmas”, reseñó el portal Meganoticias.
Tras someterla a varios exámenes, detectaron una grave infección que se extendió a buena parte de su cuerpo. Los médicos tuvieron que inducir un coma para poder atenderla.
La paciente debió ser operada en varias oportunidades para retirar el tejido corporal muerto, producto de la infección. “Tenía la piel en carne viva”, describió el novio de Silvia, Daniel Poyato, al diario El Español.
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Luego de luchar por su vida durante tres meses con una fascitis necrotizante o infección generalizada, Silvia falleció el pasado 31 de julio.
Por el caso están imputados dos médicos españoles, además del centro de salud al que asistió en Madrid.