Amor eterno: fueron novios en la adolescencia y lo esperó durante 40 años

Sucedió en Argentina. “Le pedía a Dios que Kike siempre estuviera conmigo”, recuerda Silvia.

Hay amores que trascienden la distancia y el tiempo. Este fue el caso de Silvia y Kike, pero más por Silvia, ya que la joven de apenas 14 años quedó tan enamorada de su primera ilusión adolescente, que jamás lo olvidó.

Aunque Kike hizo su vida y tuvo diferentes relaciones, Silvia sostenía la certeza de que algún día estarían juntos bajo el mismo techo, lo que sucedió 40 años después.

Esta increíble historia nació en el poblado de Aristóbulo del Valle, en Misiones, Argentina. Ella tenía 14 años y él 19. Cuando fueron novios, por algunas semanas, todo era perfecto para Silvia, quien se veía vestida de novia llegando con su enamorado hasta el altar. Sin embargo eso no sucedió porque Kike la dejó sin ninguna explicación.

Ella sufrió aquel abandono, no entendía las razones pero Kike luego tuvo una, y otra, y otra novia. Silvia lloraba, su familia sabía que su corazón estaba roto. “Mis tíos me llevaron a vivir con ellos a otra ciudad, Leandro N. Alem, para que me pudiera olvidar de él”, citó El Universal.

Esperando en un banco

Dos años después de aquel abandono Kike apareció en la nueva dirección de Silvia. Sentados en un banco de plaza hablaron por horas. Él le explicó que le habían dicho algunas cosas sobre ella y él las creyó, pero prefirió irse en silencio.

Después de besarla nuevamente le prometió volver a buscarla el próximo domingo con la idea de casarse. Pero Kike nunca volvió. Aun así, Silvia lo esperaba todos los domingos en aquel banco de plaza y siempre le preguntaba por él a una vecina que viajaba periódicamente al otro pueblo. “Se quebró la pierna en el aserradero, tiene para ocho meses”, le dijo cierta vez. “Ah, por eso no puede venir...”, pensaba ella, agregó el medio.

Como aquella clásica historia de Penélope, Silvia se aferró a su ilusión por Kike y esperó por él los ocho meses que escuchó tendría de reposo médico, pero no pasó nada.

Vidas destinadas a unirse

El tiempo pasó y ella supo luego que él se había casado. “Conservé nuestra única fotografía juntos como un tesoro, la miraba siempre, la pegué en mi álbum familiar, recordaba mucho nuestro noviazgo, sus ojos, su voz, su risa, sus fuertes brazos y sus manos rústicas y callosas por el trabajo que realizaba”, cuenta conmovida. “En el silencio de la noche y en los amaneceres, lo recordaba, lo amaba, lo esperaba, lo imaginaba. Fantaseaba mucho con la idea de encontrarme con él”, recuerda la mujer.

Ver el reporte aquí:

Ella también se casó con un buen hombre, el padre de sus hijos, aunque esa nueva ilusión no podía borrar su amor adolescente. En 2021 coincidieron en un cumpleaños en el pueblo de su infancia. Hablaron de sus vidas, del tiempo transcurrido. Luego se llamaron por teléfono.

Ambos ya estaban libres sentimentalmente, con 40 años más sobre los hombros, con hijos, con nietos. “Volví a ser feliz gracias a él. Fui a visitarlo, hablamos, aclaramos muchas cosas, seguí viéndolo los fines de semana y los feriados. Tomé una licencia de diez días en el mes de junio y los pasé con él, fueron días maravillosos, conocí a sus hijos y nietos, y nuevamente en julio pasamos dos hermosas semanas juntos, donde fue aún más difícil despedirse”.

Desde agosto, Silvia y Kike viven juntos en el pueblo de su infancia, donde surgió un amor que no borró ni el tiempo ni la distancia.

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