El Festival Estéreo Picnic se ha consolidado como uno de los escenarios más importantes para la música alternativa en Colombia, un espacio donde el pop, el rock y la electrónica han reinado históricamente. Sin embargo, cada año el festival también abre sus puertas a nuevas propuestas que expanden los horizontes sonoros y visibilizan las raíces musicales del país; en esta oportunidad el sonido viene adornado con la corriente del Atrato y el retumbar de los ancestros africanos del cununo.
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Este 2025, llega De Mar y Río, una agrupación que lleva el currulao y los ritmos afro del Pacífico colombiano a este gran escenario, demostrando que la música de vanguardia siempre tiene espacio en cualquier escenario del país. Hablamos con Felipe Amú, su manager, sobre lo que significa esta oportunidad no solo para la banda, sino para el reconocimiento de las músicas afrocolombianas en un festival de esta magnitud. Su presencia en el FEP es un hito que resalta la diversidad cultural del país y la importancia de seguir promoviendo sonidos que nacen de la tradición y que hacen parte de la identidad afro del país.
¿Qué significa para ustedes llevar la música del Pacífico tradicional al Estéreo Picnic?
Significa muchísimo porque no solo es un reconocimiento a nuestro esfuerzo y dedicación como agrupación, sino que también es un hito importante para el país. Esto demuestra que las músicas tradicionales del Pacífico pueden posicionarse en escenarios que antes parecían reservados para otros géneros. No estamos hablando de fusión ni de cambios drásticos en la esencia de nuestra música, sino de llevar el sonido en su estado más puro y mostrar que la música de raíz, la música del territorio, tiene un lugar en festivales como el Estéreo Picnic.
Además, este show es una manera de decirle al país y al mundo que esta música merece estar en cualquier festival, en cualquier plataforma. Yo siempre he dicho que no veo lejos que la música tradicional de marimba, o cualquier otra expresión del folclor colombiano, abra unos Grammy, unos Billboard o cualquier otro gran evento, porque es música con historia, con raíces, con una concepción de la naturaleza que nos inspira y nos lleva a hacer arte.
¿Cómo contribuye la presencia de músicas tradicionales en estos festivales a la visibilización de la diversidad cultural del país?
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Es un mapeo de lo que somos como país. Nosotros, con nuestro show en el Estéreo Picnic, haremos una radiografía de la música del Pacífico, porque llevamos diferentes aires como el bunde, la juga, el bambuco, la rumba. Esto es una manera de decir: “Miren, aquí en este rincón del país se están haciendo estas músicas tradicionales y están siendo creadas e interpretadas por jóvenes”.
También es una oportunidad para redescubrir los géneros. Yo creo que eso fue lo que les pareció atractivo a los curadores del festival: somos música tradicional, pero con un aire de vanguardia. ¿Y por qué de vanguardia? Porque no es solo tocar la música, sino cómo la presentamos, cómo la comercializamos, cómo la ejecutamos en escena. Es como un plato tradicional bien servido, bien presentado.
El Estéreo Picnic nos abre una ventana para decirle al país: “Aquí estamos y lo logramos”. Ayer en una entrevista me preguntaban: “¿Cómo es que una música como la suya está en un festival de rock y pop?” Y yo les respondí: “Es que el Estéreo Picnic ya no es solo un festival de rock y pop, es un festival de músicas del mundo”.
¿Cómo ha sido la transición de un festival más tradicional como el Petronio Álvarez a un festival como el Estéreo Picnic?
Los curadores de los festivales han cambiado su visión porque el mundo mismo se ha vuelto más diverso. Así como se han diversificado los movimientos sociales, la literatura, el cine, también la música ha encontrado nuevas formas de expresarse y de ser valorada. Antes, los festivales tenían una curaduría más cerrada, pero ahora la industria musical se ha abierto a nuevas propuestas.
Mira lo que ha pasado con la música norteña de México: siempre ha existido, pero no tenía promoción, no era visible en grandes escenarios fuera de su región. Ahora está en todas partes, en festivales internacionales, en listas de éxitos. Lo mismo queremos que pase con la música del Pacífico.
El Petronio Álvarez ha sido nuestra casa, el lugar donde esta música ha sido celebrada siempre. Pero la diferencia es que el Estéreo Picnic es un festival con una curaduría enfocada en ofrecerle al público una diversidad de sonidos. Es un espacio que reconoce que en Colombia y en el mundo hay una riqueza musical increíble, y que el público ya no solo quiere escuchar rock o pop, sino descubrir nuevas experiencias sonoras.
¿Cómo perciben el papel de la música tradicional en las nuevas generaciones? ¿Creen que hay un resurgimiento del interés por estos sonidos?
Nosotros, como De Mar y Río, hemos tenido una historia muy bonita porque ahora nos llaman “los guardianes de la música tradicional del Pacífico”. Y es porque hemos sabido hacer ese relevo generacional. Venimos de procesos de escuela de música en diferentes territorios, y cuando coincidimos en Cali y formamos la agrupación, nos convertimos en esos jóvenes que están abanderando la música del Pacífico.
Hoy nos ven como un referente del relevo generacional. Nos dicen: “Así es como se hace una transición respetuosa de la tradición”. Venimos de una dinastía de músicos que han conquistado escenarios como el Petronio Álvarez y hoy seguimos ese legado, pero con una visión más comercial, sin perder la esencia.
Si miras los últimos años del Petronio, te das cuenta de que el 70 u 80% de los grupos finalistas son jóvenes. Antes se creía que la música tradicional era cosa de adultos, de mayores sabedores, pero hoy la juventud está diciendo: “Esta es nuestra tradición y la estamos recuperando”.
Y esto ha sido posible gracias a los referentes. Así como una niña en el Pacífico puede verse reflejada en Linda Caicedo en el fútbol, muchos jóvenes ven en nosotros una forma de decir: “Sí, se puede vivir de la música tradicional sin necesidad de fusionarla ni adaptarla a otros géneros”. Hoy somos referentes en vestuario, performance, arreglos musicales, en la manera de hacer espectáculos. La juventud está tomando un rol clave en la conservación y evolución de nuestra música.
¿Qué pueden esperar de su performance quienes vayan a verlos en el Estéreo Picnic?
Si alguien piensa que la música del Pacífico es monótona o que no tiene show ni espectáculo, es momento de cambiar esa idea. Quienes lleguen temprano el sábado 29 de marzo al Estéreo Picnic se van a encontrar con una propuesta única.
Vamos a hacer música tradicional, sí, pero con una puesta en escena innovadora. No será solo un concierto donde tocamos una canción tras otra, sino una experiencia completa que conecta la música, la danza, el teatro y los relatos de nuestro territorio. Vamos a mostrar cómo los cuentos de las abuelas, las historias de nuestros mayores, pueden cobrar vida en un escenario.
Si alguien es fanático de los grandes espectáculos internacionales, de los performances impactantes, les aseguro que también se van a sorprender con lo que llevamos al Estéreo Picnic. Nuestra presentación se llama Cantare, y será la despedida de nuestra producción anterior, Bailen y gocen, y la bienvenida a lo nuevo que estamos creando.
Así que la invitación está abierta: vayan temprano, lleguen al escenario donde estaremos y déjense sorprender. Vamos a demostrar que la música tradicional del Pacífico no solo pertenece a los festivales folclóricos, sino que tiene un espacio en los grandes escenarios del mundo.
