En el corazón de Latinoamérica, entre montañas que susurran historias que llevan memorias de generaciones, la música tradicional es más que un arte: es la voz de un pueblo, el hilo invisible que une a los países de la cordillera en un mismo latido. Casi Te Creo nace de esa necesidad de reconectar, con lo esencial, de rendir homenaje a los sonidos que han dado identidad a nuestra tierra.
Este álbum, tejido con la delicadeza de las rancheras, la melancolía de los valses y la pasión de los boleros, no es solo una colección de canciones, sino un puente que enlaza culturas, recuerdos y emociones. En un tiempo donde las fronteras parecen marcar diferencias, estas melodías nos recuerdan que compartimos una misma raíz, una historia común que se canta con la misma voz a lo largo de la cordillera. Casi Te Creo es un viaje al alma de Latinoamérica, una invitación a sentir en cada nota el eco de quienes fuimos, somos y seremos. En Publimetro hablamos con María Cristina Plata sobre el lanzamiento de su nuevo álbum y esta ola de música que conecta con la raíz de la cordillera.
¿Qué te inspiró a crear un álbum que rescate la tradición musical de América Latina?
Siento que hay una conexión nostálgica con los sonidos acústicos, con la idea de un disco que podría escucharse en una vereda colombiana, en lo alto de una montaña en Perú o incluso en un escenario moderno, mientras se disfruta de un buen ron y se deja llevar por la música. Es un álbum atemporal, capaz de habitar múltiples espacios, pero sobre todo, de conectar a las personas con lo que verdaderamente somos.
Todos estos sonidos se condensan en un disco muy minimalista, pero profundamente emotivo. Cada arreglo y cada canción han sido elegidos con sumo cuidado. Algunas composiciones son mías, otras son clásicos de la música latinoamericana, porque para mí siempre ha sido fundamental regresar a esos repertorios que han enriquecido y marcado la historia de nuestra música. Además, el disco incluye temas inéditos compuestos por otras artistas, con una gran presencia femenina.
Desde tu crianza y vivencias en Colombia, ¿qué te acercó a la música andina y por qué decidiste replicarlo en tu carrera?
Desde pequeña, siempre estuve rodeada de música colombiana y folclórica. En mis conciertos, siempre le digo a la gente que tenemos la responsabilidad de conectar a los jóvenes con esta música, especialmente ahora que el acceso a diferentes géneros a través del celular puede alejarlos de nuestras raíces.
Yo realmente accedí a esta música porque estaba a mi alrededor en muchos lugares. Nunca nadie me dijo: ‘Mira, esta es nuestra música y es importante que la valores’. Fue algo que simplemente se fue filtrando en mi vida, a través de mi familia. En nuestras celebraciones siempre había música en vivo, con grupos de música colombiana, con el típico dueto y esos grupos de abuelitos que se reunían a tocar.
Para mí, la conexión con este sonido fue muy natural, y con el tiempo fui comprendiendo su importancia. Pienso que si nosotros, a quienes nos pertenece, no la defendemos y promovemos en los escenarios y otros espacios, nadie más lo hará. Siempre pongo como ejemplo a los mexicanos, que aprecian tanto su cultura que han logrado que el mundo entero la valore.
¿Por qué para Maria Cristina Plata es importante colaborar con mujeres desde la composición?
Primero que todo, amo trabajar con mujeres. Para mí, la presencia femenina en este tipo de música ha sido un proceso paulatino. Recuerdo que cuando comencé a hacer música colombiana, con apenas 14 o 15 años, si te subías a un escenario, antes de ti ya habían pasado 20 grupos masculinos. Eran muy pocos los que incluían mujeres, y esa falta de representación siempre me llamó la atención.
Por eso, ha sido muy importante para mí ver cómo esto ha cambiado con el tiempo. Desde mi infancia me he inspirado en mujeres que han marcado la historia de la música, como Violeta Parra, Chavela Vargas, María Dolores Pradera, Chabuca Granda y Rocío Dúrcal. Todas ellas han sido ejemplos de tenacidad absoluta y me han motivado a seguir conectando con la presencia de las mujeres en este género.
Es hermoso pensar en una ranchera escrita por una mujer, con toda la fuerza y el carácter que conlleva. Eso es lo que ocurre en Casi Te Creo: hay rancheras, valses y una expresión de amor propio a través del desamor, en canciones compuestas por mujeres que han vivido mucho y que tienen una presencia invaluable en la música folclórica.
¿Cómo has logrado crear una conexión emocional con quienes escuchan tus canciones?
Este álbum es muy real porque parte de vivencias auténticas. Todas las historias que hay en él las he experimentado de una u otra manera, y creo que muchos pueden identificarse con ellas. Algunas las hemos vivido con mayor intensidad, otras de forma más ligera, pero al final todas transitan por emociones universales.
En este momento de mi vida, siento que el desamor se cura con amor propio, y creo que muchos compartimos esa necesidad. Ese proceso de sanar implica cruzar un puente que va desde el dolor hasta la catarsis, y la música se convierte en una vía para expresarlo. A veces, en la cotidianidad, no tenemos las herramientas para verbalizar lo que nos provoca un desamor, ya sea en el ámbito amoroso, en una amistad o en cualquier situación personal compleja.
Lo digo por experiencia: la música y el arte en general son de los canales de expresión más poderosos que tiene el ser humano. Prueba de ello fue lo que vivimos durante la pandemia, cuando, en medio de la incertidumbre, nos aferramos al arte. No podíamos estar sin música, sin cine, sin libros, sin pintura, porque el arte es un vínculo profundo con nuestro espíritu.
En mi caso, a veces en la vida cotidiana me cuesta expresar mis emociones de forma directa, porque soy tímida y me genera cierta inquietud exponer mis sentimientos en su estado más puro. Pero la música me permite hacerlo con total libertad, y por eso es tan sanadora para mí.
¿Por qué es importante seguir apostándole a esta música que está fuera del main stream?
Los hits son globales, las canciones famosas son las mismas en todos los países. Incluso la moda, la decoración y el arte tienden a volverse masivos. Por eso, creo que es fundamental valorar nuestra identidad. Siempre agradezco profundamente a mis seguidores, porque han sido increíblemente fieles y me han acompañado en este camino. A quienes llegan nuevos, los invito a conectarse con lo que realmente somos.
En un mundo donde los medios y las redes sociales constantemente nos imponen tendencias y gustos estandarizados, creo que tenemos una gran responsabilidad: elegir con qué nos conectamos. Abrimos el celular y, sin siquiera buscarlo, nos llega una avalancha de información que no controlamos. Pero sí podemos decidir qué recibimos y qué nos define.
Por eso, es esencial no olvidar nuestras raíces. Esta música nos recuerda quiénes somos, nos reconecta con nuestra esencia. Porque, al final del día, cada país tiene su sonido propio, su alma en la música: Brasil, Perú, Argentina, Colombia, México. Todos tienen una identidad sonora que los distingue. Explorarla es un acto de reafirmación, de reconocernos en medio del ruido del mundo.
¿Qué se viene para tu carrera? ¿Cuándo tocarás en vivo tu álbum Casi Te Creo?
Vamos a estar en Medellín el 23 de mayo, en Bucaramanga el 31 de mayo y en Pereira el 6 de junio. La idea es seguir llevando nuestra música a más ciudades de Colombia y también visitar otros países. La invitación, por supuesto, es a que la gente se conecte, que escuche el disco para que podamos cantarlo juntos y vivir la música en vivo, que es lo real, lo que de verdad nos nutre.
Estoy en un momento en el que disfruto profundamente hacer música con honestidad, creando lo que realmente quiero y siento. Es un privilegio poder hacerlo, un lujo que valoro muchísimo. Espero seguir en este camino por muchos años más, conectando con más personas y llevando este mensaje de identidad cultural lo más lejos posible.