Este 16 de octubre de 2024, la lamentable e inesperada noticia del fallecimiento de Liam Payne, exintegrante de One Direction, al caer del tercer piso de su habitación en el hotel Casasur Palermo de Buenos Aires. La noticia no solo conmovió a las seguidoras de Liam, sino a todas aquellas mujeres que en su momento llegaron a ser fans de One Direction.
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Sí, se habla en artículo femenino, porque si bien pueden existir hombres seguidores de la agrupación, en la mayoría son mujeres que para infortunio en una sociedad que se supone está en camino a la constante evolución, con el fallecimiento de Liam, queda demostrado que aún falta mucho culturalmente para que eso suceda.
Una sociedad con mucho por aprender
Para no ir tan lejos en la historia, One Direction se convirtió en lo que podría ser ese legado de las boy bands en la industria de la música como en su momento lo fueron los Backstreet Boys y NSYNC. Una de las particularidades, es que las boy bands siempre le han apuntado a un público femenino juvenil, pero abriendo su espectro a un gran rango de edades. Sin embargo, las mujeres seguidoras de dichas agrupaciones (incluyendo de manera más contemporánea a las fans de BTS) siempre se les ha encasillado y puesto una etiqueta pública de ‘paranoicas’, ‘obsesivas’, y hasta de ‘exageradas’ por hombres que no aceptan la libertad de gustos y de emoción por ello. Esto, sumado a la constante estigmatización de ‘afeminados’ y ‘poco talentosos’ a los miembros de las agrupaciones ya mencionadas.
Cuando se gira la cabeza hacia el otro lado, y se mira a los hombres y su apasionante gusto por el fútbol, o su euforia por otras agrupaciones que van en contra corriente a las boy bands, culturalmente está perfecto, son apasionados por la camiseta y emocionarse no está mal. Cuando alguna figura que ellos consideran como referente fallece, no pasa nada, se vuelve tendencia en redes sociales, y todos se lamentan y recuerdan su indiscutible legado en cada una de sus áreas; pero cuando una mujer es seguidora de una boy band y sucede algo inesperado como la muerte de Liam Payne, se genera una repulsión casi sin sentido, por eso.
Se tuvieron que leer en redes sociales a hombres comentando “¿Por esa bobada lloran?”, “Hay cosas más importantes a las que hay que lamentarse”, “Lloran por un tipo que no sacó nada interesante”, o peor aún, “Las minas lloran por un tipo que ni conocían, y Argentina con problemas más relevantes”. Pero lo que ellos (por alguna razón) desconocen o minimizan que en su momento Oner Direction llegó a ser parte de la identidad de toda una generación que encontró en su música un refugio donde se pudieran calmar, donde pudieron conocer personas con sus mismos gustos, y encontrar en ellas, una red de apoyo para que en pleno 2024 y siendo adultas, puedan recordar la música y los miembros de One Direction, como parte importante de su identidad en la etapa fundamental de sus vidas.
Así que no, no está bien seguir invalidando y minimizando las emociones. Es válido llorar por la partida de un integrante que formó parte importante, porque los comentarios negativos que siguen inundando las redes sociales, solo es el reflejo de una sociedad que sigue siendo misógina, rota y carente de empatía. Una sociedad cada vez más inhumana.
