Monsieur Periné es uno de los grupos colombianos con más recorrido y más reconocimiento por su particular fusión de jazz, pop, swing y bolero, pero además de su música que le da a los oídos de mucha frescura, sus letras exploran con metáforas múltiples sentimientos y experiencias.
Sin duda alguna Monsieur Periné está viviendo uno de los momentos con mayor creatividad y exploración de su carrera artística, esto lo podemos ver en Jardín del Paraíso, su más reciente lanzamiento que le hace honor a la gran biodiversidad de Colombia que pretende ser uno de los himnos de la COP16 en el país; este lanzamiento llega en colaboración con Bejuco, un grupo de Tumaco que toca bambucos viejos, música del Pacífico.
En Publimetro Colombia hablamos con Santiago y Catalina, integrantes de la agrupación, sobre sus nuevos lanzamientos, el Grammy Latino que ganaron con Bolero Apocalíptico, además de la esperada gira de este trabajo discográfico por Colombia.
Monsieur Periné se caracteriza por esa especial fusión de géneros y en un momento en que los charts en su mayoría están ocupados por el pop latino, ¿qué aporta Monsieur Periné a la música con la gira de Bolero Apocalíptico?
Catalina: Una de las cosas que me ilusiona de hacer música y vivir en Colombia es la posibilidad de seguir sembrando en nuestra gente y en nuestras ciudades el amor propio, así como el amor por nuestra cultura. Esto no siempre es evidente. Muchas veces nos gusta hablar de lo grandes que somos en el extranjero, y celebramos cuando los artistas colombianos triunfan fuera del país. Sin embargo, vivir de la música y del arte aquí, en nuestra propia tierra, es complejo.
Como sociedad e industria, a menudo estamos acostumbrados a considerar que la cultura es gratuita, y tendemos a valorar menos a los artistas que tenemos cerca, comparados con los de afuera. Me parece importante cambiar esa perspectiva y motivar al público a querer asistir a un show, a ser parte de esa celebración, y a interesarse por la diversidad que tenemos en nuestro país.
Somos un país musical, un país artesano, un país diverso y hecho a mano. Por eso, también es una apuesta por lo local y por nuestra propia cultura. Es un esfuerzo gigante armar una gira aquí, generando empleo para tanta gente joven en las artes, en la escenografía, en la ingeniería de sonido, en el diseño de vestuario, en la iluminación, en las coreografías, y en tantas otras áreas que se reúnen en un espectáculo como este. Decir “somos orgullosamente colombianos” y hacerlo en nuestro país, aunque sea difícil y aunque a veces la gente piense que ya han visto todo, es clave.
Santiago: Una de las grandes alegrías con este álbum fue ganar un Grammy al Mejor Álbum de Música Alternativa. Nos emociona mucho ver cómo la gente ha recibido bien nuestra música, no solo en Colombia, sino también en otros lugares. Aunque a menudo los músicos colombianos necesitamos girar en el extranjero para vivir de nuestra música, estamos muy contentos de poder seguir haciendo lo que nos apasiona. Este álbum nos ha permitido conectar con la gente, contar historias y llevar algo bonito a quienes nos escuchan, lo que nos inspira a seguir creando. Este año hemos lanzado nuevas canciones en colaboración con artistas como Rawayana, Cimarrón, Bejuco y recientemente Jefe. Estamos muy inspirados en continuar haciendo música que conecte con Colombia y el mundo.
Somos un proyecto que se ha nutrido de tocar en vivo, y le damos mucha importancia a ese formato. Nos encanta hacer shows especiales y transformarnos, explorando diferentes formas de mostrar nuestra música. No nos da miedo experimentar con formatos sinfónicos, aventurarnos en escenarios de jazz, o incorporar elementos del pop. Traemos sonidos contemporáneos y populares, manteniéndonos frescos y relevantes para el público. Creo que esa capacidad de ser camaleónicos es lo que nos hace especiales y lo que ha sido tan gratificante en nuestro recorrido.
Hablando de Jardín del Paraíso, ¿cómo vivieron esta colaboración junto a Bejuco y como ven la importancia de resaltar la música del Pacífico Colombiano?
Catalina: Esta canción tiene varios aspectos importantes. Llevo años colaborando con WWF en proyectos de conservación de ecosistemas, y debido a mi vínculo con el Pacífico colombiano, me propusieron ser vocera de esta región. El Pacífico colombiano es una región poderosa, donde muchas personas con diversas identidades se conectan a través de la naturaleza y la cultura africana.
Me pidieron escribir una canción sobre el manglar y el océano, lo cual fue un gran reto, ya que quería evitar un enfoque complicado o distante. La música es un refugio para muchos, y quería crear algo que realmente tocara el corazón y el espíritu.
Esta canción también se conecta con la oportunidad de conocer Tumaco a través del colectivo Bejuco, un grupo musical poderoso cuyos miembros provienen de familias de manglar. Visitar esos ecosistemas con ellos, escuchar los cantos y comprender los desafíos que enfrentan fue una experiencia profunda. Además, con la COP16 a punto de celebrarse en Cali, quise escribir una canción que pudiera resonar y convertirse en parte de la conversación. Es un homenaje a Colombia, un paraíso que debemos honrar y proteger. Espero que esta canción llegue a la gente con nuestra energía y contribuya a crear conciencia sobre la importancia de cuidar nuestra tierra.
Santiago: Buscamos un punto en común entre nuestras raíces andinas y la música del Pacífico colombiano. Nuestra banda, que utiliza muchas guitarras y elementos andinos, quería fusionar estos estilos con el bambuco y otros ritmos de la región pacífica. Tomamos inspiración del bambuco viejo, una música nostálgica del Pacífico, que combina bien con el bambuco andino. En Tumaco, grabamos y mezclamos estos ritmos tradicionales, como el currulao, con toques modernos, incluyendo sonidos electrónicos y paisajes sonoros. El resultado fue ‘Jardín del Paraíso’, una canción que mezcla la tradición del bambuco con elementos contemporáneos y sonidos de la naturaleza.
Fue un abrazo de comunidad, sentirnos en casa, recibirnos y permitirnos ser parte de sus oficios. Nos sumergimos en el manglar, escuchamos sus cantos, compartimos risas y comidas, y nos llenamos de barro. Estuvimos allí, sintiendo el aroma del barro húmedo, rompiendo con ideas preconcebidas de no ensuciarnos, y experimentando todo lo que ese entorno tiene para ofrecer.
¿Creen que por medio de la música y las letras de las canciones se puede empezar a cambiar la percepción de país de los colombianos y de los extranjeros que miran hacia el Colombia?
Catalina: Somos testigos de esto a diario, llevamos más de 12 años girando por el mundo y presentando una visión diferente de nuestro país y nuestra historia. Nos enfrentamos a una narrativa hostil y empobrecida que a menudo predomina afuera, y buscamos cambiar esa percepción. Al hacerlo, nos convertimos en parte activa de esa transformación cultural, mostrando lo poderoso y enriquecedor que somos como nación.
Santiago: Sí, creo que en las letras y en la música, así como en las vibraciones que emitimos durante conciertos y creaciones, también hay un cambio. Hay una intención de sanar y reconstruir aspectos de nuestra sociedad y cultura, desafiando estereotipos y programaciones que hemos vivido como familia, comunidad y sociedad. La música tiene un poder transformador enorme, capaz de influir y mejorar nuestro entorno.
El 24 de agosto, Monsieur Periné empieza su gira por el país en el Royal Center de Bogotá con un concierto que promete conquistar los corazones bogotanos en medio del apocalipsis. El 6 de septiembre la banda estará en Bucaramanga, 4 de octubre en Medellín y el 12 en la ciudad de Cali.