Kei Linch ha sido el claro ejemplo de que sí se pueden cumplir los sueños desde la rebeldía, y teniendo a la autenticidad como bandera. Dulcinea fue su carta de presentación oficial como artista, y firmada bajo uno de los sellos discográficos del mundo. Sí, puede parecer un poco aterrador que su sueño se convirtiera en realidad en el momento menos esperado, pero convencida de lo que quería, Kei Linch le demostró al mundo que lejos de las pretensiones, sigue con los pies en la tierra “Lo bonito de todo esto es que siempre intenté hacer Dulcinea sin pretensiones de nada. No me puse expectativas. Simplemente, era un ejercicio muy mío y probarme en un montón de cosas para soltarlo. Fue una etapa en la que cerré muchas cosas”, en palabras de la artista.
Como dicen por ahí “Cada cultivo tiene su cosecha”, y el cultivo de Dulcinea, le permitió a Kei Linch prontamente y de manera vigorosa, recoger los frutos de su trabajo siendo invitada a la Conferencia Internacional de Derechos Humanos en el Parlamento Europeo en Madrid a exponer ante el mundo muchas de las causas sociales que mueven el alma de la artista. De Madrid, Cundinamarca a Madrid , España, " Tenía que hacer un montón de cosas allí en España, y eso era lo que más nerviosa me ponía porque no es un espacio en el que estoy acostumbrada, es algo totalmente distinto. Una cosa es llegar a rapear y a cantar, y otra es llegar a hablar y a mostrar quién soy yo a través de mi discurso. Sabía que tenía esa responsabilidad de incluir absolutamente todo en mi discurso, y por todo lo que necesitaba luchar en ese momento. Tenía que enaltecer a Colombia como el país de la belleza y de la diversidad que somos, pero sin olvidar y recordarles que estamos es en el proceso de avanzar hacia el reconocimiento de nuestras diferencias”, mencionó.
La libertad y nuevas miradas del mundo
Y es que debido a la sensibilidad natural que tienen los artistas, el hecho de salir al mundo, explorar las diversas culturas, pensamientos distintos a los suyos, les permite ver el mapa completo de lo que podría ser el siguiente paso, y ese fue el caso en el que Kei Linch se subió con su rap en las tarimas del orgullo pride en Madrid “Fue muy bonito entender que afuera la música latina es muy bien recibida, y lo que intenté hacer fue llevar un pedacito de Colombia, un pedacito de Madrid, Cundinamarca ante 30.000 personas y para mí eso era muy grande, porque nunca había cantado ante esa cantidad de personas. Lo más bonito fue cuando me bajé de la tarima porque a mí me gusta compartir con la gente. Salí a hacia la puerta trasera, y había un montón de gente latina y de colombianos gritando como nunca me habían gritado. No lo podía creer. Vengo de un entorno muy rudo, violento y muy agresivo, entonces llegar allí y darme cuenta de que el mundo puede funcionar de otra forma, fue muy enriquecedor”.
El rap y los tacones sí es un mundo posible
Desde antes de salir este primer álbum, Kei Linch ya había empezado a romper las reglas en un género que es dominado por hombres, el defender su identidad sonora al fusionar en un mismo disco el rap con la cumbia, y su apariencia femenina en medio de un estilo tan marcado y rudo inclusive con las mujeres que están dentro del género, le permitió a Kei Linch arriesgarse a seguir su propio estilo; y de decir de alguna manera que también se puede usar tutú y cantar rap al mismo tiempo.
En medio de su paso por Berlín donde fue un poco más consciente de su estética, Kei pudo entender que el mundo era más grande de lo que ella creía, y de lo que le habían pintado durante toda su vida, ya que el estar sometida a un estilo masculino, la llevó a esa rebeldía; a hacerle caso a su instinto y darle la otra cara visual al género, y sí que lo está logrando. El aspecto estético ha sido una de las cosas más destacadas de Kei Linch, ya que no solamente lo hace para marcar su propio sello, sino para demostrar que los estándares están para romperse, e ir deconstruyendo ese concepto de que el rap tiene que ser rudo y agresivo en todos los aspectos.
Sin bien la carrera de Kei Linch está empezando con esa primera semilla que es Dulcinea, si sigue con los pies en la tierra y con esa identidad clara a medida que se vaya descubriendo en el camino de la vida, seguramente la colombiana tenga no solo una cosecha, sino varios cultivos por cosechar en esta voraz en la industria, y con muchos mensajes por dejar a la sociedad.