Paola Turbay es una destacada actriz, presentadora y exreina de belleza colombo-estadounidense. Nació el 29 de noviembre de 1970 en Houston, Texas, Estados Unidos, mientras sus padres realizaban estudios de posgrado. Es conocida por haber sido Señorita Colombia 1991 y primera finalista en Miss Universo 1992.
Su carrera en el entretenimiento comenzó a temprana edad; a los 13 años ya hacía comerciales en inglés para cadenas estadounidenses. Representó a Bogotá en el Concurso Nacional de Belleza y su éxito en Miss Universo le otorgó gran popularidad nacional.
Después de completar sus estudios de Psicología en la Universidad de Los Andes, Paola se dedicó al modelaje y a la presentación de programas de televisión y eventos. Ha presentado el Concurso Nacional de Belleza en varias ocasiones y ha actuado en producciones tanto en Colombia como en Estados Unidos.
Entre sus trabajos más reconocidos en televisión se encuentran apariciones en series como “O todos en la cama”, “Ecomoda” y “Leche”. Además, fue protagonista de la comedia “Noticias Calientes” y de la telenovela “Las noches de Luciana”. También presentó la versión colombiana del reality show “Bailando por un sueño” y ha participado en exitosas producciones como “Mentiras perfectas”, “Mamá tómate la sopa” y “El amor en los tiempos del cólera”.
Ahora bien, en una reciente entrevista que concedió en el pódcast de la Agencia EFE ‘Sin Sostén’ que se encuentra disponible en todas las plataformas digitales, Paola Turbay contó detalles de inéditos de su paso por los reinados de belleza y la situación que vivió en la época de Pablo Escobar.
“En la época de Pablo Escobar, cuando él estaba en La Catedral (la lujosa cárcel que el narcotraficante construyó para estar preso y de la que después se fugó) muchas reinas y muchas actrices entraban y hacían fiestas y de todo”, dijo Turbay, quien confiesa que le ofrecieron participar en uno de estos eventos, pero que se negó a ir.
Sobre los concursos, la colombiana criticó que hoy en día “parecen hechos por hombres para hombres, pero es que no solo es eso, el mundo parece hecho por hombres para hombres”.
“Entonces sí siento que es interesante y es bueno acabar con todas aquellas cosas que cosifican a la mujer y que la convierten en un objeto”, propone Turbay, para quien este tipo de certámenes se han vuelto algo “netamente superficial”.