La boda real del duque y duquesa de Sussex fue uno de los eventos más vistos por millones de personas alrededor del mundo en el año 2018. Los días previos a las icónicas nupcias, seis años atrás, eran llenos de ansiedad y abundaban los rumores sobre que usaría Meghan Markle en su camino hacia el altar de la Capilla de San Jorge.
La reina Isabel II habría criticado el vestido de bodas de Meghan Markle
Finalmente, Meghan Markle escogió trabajar con la reconocida casa francesa Givenchy y Claire Waight, su primera directora artística. La duquesa de Sussex elogió la estética elegante, la confección implacable y el fino comportamiento de la diseñadora.
El vestido escogido llegaba hasta el suelo, con mangas largas, escote barco, lo que se traducía en el estilo personal de Meghan Markle. Con un costo alrededor de 100 mil libras esterlinas, la pieza en cuestión representaba perfectamente el “estilo americano sin esfuerzo”, reveló Waight Keller, quien también describió el vestido como “no demasiado femenino, pero tampoco minimalista”.
Ingrid Seward, experta en temas de la realeza, revela lo que realmente pensaba la reina Isabel II del vestido de Meghan Markle
Según revela el medio británico Daily Mail, la difunta reina Isabel II presuntamente creía que el vestido era “demasiado blanco” para que una divorciada lo usara en la iglesia. La experta en temas de la realeza británica, Ingrid Seward, reveló en su reciente libro My Mother and I: “En opinión del monarca, no era apropiado que una divorciada que se volviera a casar por la iglesia tuviera un aspecto tan extravagantemente virginal”.
El vestido de Meghan Markle, que logra personificar la elegancia minimalista y atemporal, hacía referencia a los códigos de la icónica Casa de Givenchy, mostrando el talento experto de su mundialmente famoso taller de alta costura parisino, fundado en 1952.
